La sequ¨ªa que abrasa M¨¦xico, una tragedia predecible y devastadora
La falta de lluvias, la transformaci¨®n del suelo y la mala gesti¨®n del agua condenan al pa¨ªs a repetir la agon¨ªa de temporadas extremadamente secas cada d¨¦cada con sus consecuencias sociales y econ¨®micas
La sequ¨ªa que azota M¨¦xico es un fen¨®meno recurrente que con cada visita deja una estela de emergencias y da?os. El 84% del territorio sufre sequ¨ªa en diferentes intensidades, agravada por la falta de lluvias de los ¨²ltimos meses, seg¨²n se desprende del Monitor, el organismo de Conagua que la vigila. Pese a que estaba previsto y la evoluci¨®n hist¨®rica del clima en el pa¨ªs lo contemplaba, la sequ¨ªa sorprendi¨® a Ermenegildo Mart¨ªnez, un pescador de Veracruz que ha visto como en los ¨²ltimos ocho meses la laguna donde pescaba se ha secado. ¡°Med¨ªa 13 metros de profundidad y ahora apenas le quedan 10 cent¨ªmetros, en menos de una semana la habremos perdido del todo¡±, describe. A 1.300 kil¨®metros de all¨ª, en Sinaloa, el agricultor Gumaro L¨®pez se contagia del pesar del pescador. Al igual que Mart¨ªnez tendr¨¢ p¨¦rdidas en su producci¨®n y alerta de que subir¨¢n los precios. Ya pas¨® en 2011 y 1996, los otros dos episodios de sequ¨ªa extrema que golpearon a M¨¦xico y de los que, ha quedado claro, no se ha aprendido lo suficiente.
La localizaci¨®n y su clima hacen a M¨¦xico especialmente vulnerable de tener ¨¦pocas de escasez de lluvias y ¨¦pocas h¨²medas. Sobrevivir a la temporada seca depende de la cantidad de agua que consiga acumular los meses que llueve. Durante 2020, las precipitaciones no consiguieron abastecer del todo al conjunto de presas del sistema y ahora, en consecuencia, de las 210 presas m¨¢s importantes de M¨¦xico, m¨¢s de la mitad est¨¢n por debajo del 50% de su capacidad. Adem¨¢s, 61 de ellas est¨¢n en estado cr¨ªtico con menos de un 25% de agua, especialmente en el norte y centro del pa¨ªs.
Pese a que la hist¨®ricamente seca regi¨®n mexicana est¨¢ acostumbrada a sufrir las sequ¨ªas extremas ¡ªel 60% del territorio¡ª en Veracruz este a?o el fen¨®meno tambi¨¦n ha dejado escenarios terror¨ªficos. Ermenegildo Mart¨ªnez lleva m¨¢s de 20 a?os siendo pescador y sol¨ªa trabajar en la laguna del Farall¨®n, una reserva de agua dulce que alimentaba a 200 familias que viv¨ªan de la pesca. Hace ocho meses comenzaron a notar que el descenso del nivel del agua era cada vez m¨¢s acentuado hasta que ni siquiera qued¨® lo suficiente como para cubrir las rodillas de los pescadores. ¡°La sequ¨ªa est¨¢ muy fuerte, y se le suma que a la laguna le saqueaban el agua para el uso de los ganaderos y el riego de los ranchos de la zona¡±, lamenta Mart¨ªnez, quien anta?o consegu¨ªa sacar cinco kilos de mojarra que le dejaba 250 pesos al d¨ªa.
Mart¨ªnez hab¨ªa visto descender el nivel de la laguna en otras ocasiones, especialmente en las ¡°temporadas de secas¡± que ocurren de septiembre a mayo. La ¨²ltima gran sequ¨ªa del 2011 provoc¨® una hambruna y una emergencia humanitaria en el Estado de Chihuahua. Entonces, el 95% del pa¨ªs estaba afectado por el fen¨®meno y casi un cuarto del territorio padec¨ªa el m¨¢s alto nivel: sequ¨ªa excepcional. Los n¨²meros m¨¢s recientes se acercan peligrosamente con un 83,9% de M¨¦xico en sequ¨ªa.
Benjam¨ªn Mart¨ªnez L¨®pez, investigador del Centro de la Atm¨®sfera de la UNAM, explica que lo mucho que llueve o deja de llover as¨ª como la duraci¨®n de las sequ¨ªas, depende de un complejo sistema atmosf¨¦rico y la relaci¨®n entre el fen¨®meno del Ni?o y la Ni?a. Cuando el agua que superficial del Pac¨ªfico oriental ¡ªla que envuelve las costas de M¨¦xico¡ª se enfr¨ªa no hay lluvias en el continente, como ocurre ahora mismo. Este fen¨®meno se conoce como Ni?a. Tendremos que esperar a que las masas de agua caliente de Indonesia se desplacen hasta llegar al otro lado del oc¨¦ano, calienten la superficie de las costas y con el agua evaporada se formen las lluvias y los huracanes. ¡°Ahora mismo la Ni?a est¨¢ remitiendo y en las pr¨®ximas semanas la superficie del agua se calentar¨¢ y empezar¨¢ a llover¡±, detalla.
Este fen¨®meno c¨ªclico condiciona en el calendario cu¨¢ndo llegar¨¢n las temporadas h¨²medas y secas y cu¨¢nto durar¨¢n. L¨®pez a?ade que dentro de estas variaciones hay tendencias de ¨¦pocas menos lluviosas o m¨¢s secas que pueden durar hasta 15 a?os, y que, pese a las sequ¨ªas que sufre M¨¦xico, ahora las lluvias de media van al alza en comparaci¨®n a hace 20 a?os. En 1996, la peor de las sequ¨ªas registradas provoc¨® incalculables p¨¦rdidas en los cultivos, hasta el punto que se paralizaron las exportaciones y los ganaderos malvendieron su ganado para que no falleciera de hambre. Desde entonces, la cantidad de agua que ha llovido ha ido en aumento. ¡°El cambio clim¨¢tico est¨¢ propiciando que se generen m¨¢s Ni?as, lo que se traduce en m¨¢s huracanes y m¨¢s lluvias en la regi¨®n¡±, puntualiza. Por lo tanto, el agua que llueve sobre M¨¦xico deber¨ªa ser suficiente, el problema est¨¢ en otros factores.
Jos¨¦ Antonio Benjam¨ªn Ordo?ez-D¨ªaz, profesor del Instituto Tecnol¨®gico de Monterrey, se?ala que las sequ¨ªas siempre han estado ah¨ª, pero la acci¨®n del hombre ha agravado sus consecuencias y empeorado la disponibilidad del agua. La deforestaci¨®n, la extensi¨®n de las superficies urbanizadas y la transformaci¨®n de terrenos como bosques o humedales en campos, han dificultado la capacidad de retenci¨®n de agua. ¡°Cuando cortas un ¨¢rbol, te est¨¢s llevando la mitad de su peso en agua que ten¨ªa ese ecosistema¡±, se?ala para explicar que sin vegetaci¨®n, el agua no se infiltra en los suelos y se evapora m¨¢s r¨¢pido. Con el aumento de las temperaturas de los ¨²ltimos a?os (en 1985 la temperatura media anual era de 20,4 grados, en 2019 fue de 22,4), el fen¨®meno se acelera. En consecuencia, los suelos se secan m¨¢s r¨¢pido y se desatan los incendios que arrasan con la vegetaci¨®n y la biodiversidad.
El uso que se hace del agua en M¨¦xico ¡ªdonde el 76,6% se destina a al riego agr¨ªcola, el 14% a consumo dom¨¦stico y el resto a industria y electricidad¡ª tampoco favorece que se sostenga en el tiempo el acceso a este recurso. Judith Dom¨ªnguez, investigadora del Colegio de M¨¦xico y coordinadora del Observatorio de Seguridad H¨ªdrica apunta a la gesti¨®n p¨²blica del recurso como otro importante factor. ¡°Estamos mejor preparados con informaci¨®n, pero al final todo est¨¢ sujeto a decisiones pol¨ªticas y espont¨¢neas cuando tendr¨ªan que ser decisiones preventivas con criterios t¨¦cnicos¡±, se?ala. ¡°Si sabemos que c¨ªclicamente tenemos una sequ¨ªa, deber¨ªamos cambiar cultivos. Por ejemplo, en Estados muy secos del norte se cultiva alfalfa que requiere much¨ªsima agua¡±, denuncia la investigadora. En adici¨®n, propone que si se prev¨¦ con varios meses de anticipaci¨®n una sequ¨ªa, se podr¨ªa cambiar el uso del agua dom¨¦stico y agr¨ªcola para reducir su consumo. ¡°Al final, se confirma lo que dicen los informes internacionales sobre la crisis del agua: es una crisis de gesti¨®n y gobernanza¡±, finaliza.
La laguna del Farall¨®n, con su suelo agrietado y color marr¨®n que ha florecido como en otras lagunas del pa¨ªs, es un gr¨¢fico ejemplo de ello. En la d¨¦cada de los cuarenta, hab¨ªa escasez de agua como ahora, pero al menos consegu¨ªa alimentarse del agua de los arroyos que bajaban por los cerros. Sin embargo, el Hurac¨¢n Hilda de 1955 la volvi¨® a llenar hasta sus topes y gracias a eso se pudo mantener en buenos niveles con los a?os. Sin embargo, la sobreexplotaci¨®n agr¨ªcola de la ca?a de az¨²car sustituy¨® a la agricultura de temporada, la tala de la vegetaci¨®n de los cerros sec¨® los arroyos y el cemento de la urbanizaci¨®n invadi¨® el terreno. En consecuencia, la laguna fue perdiendo sus fuentes de abastecimiento y ahora es un espejo de apenas diez cent¨ªmetros de profundidad. Mart¨ªnez asegura que esa agua se evaporar¨¢ en siete d¨ªas y que no se podr¨¢ recuperar. ¡°Qu¨¦ vamos a hacer es en lo que nos ponemos a pensar ahora que no tenemos d¨®nde pescar¡±, expresa el pescador.
Vista de la isla en la parte central de la laguna de Cuitzeo, Michoac¨¢n
En el norte de M¨¦xico, la tragedia se repite. Gumaro L¨®pez Cuadras cultiva ma¨ªz y frijol desde hace 40 a?os en el valle del ?vora, en el centro del Estado de Sinaloa. Cuando se notific¨® que los niveles de las presas hab¨ªan bajado dr¨¢sticamente, llegando de media al 18,23% de su capacidad el pasado 15 de abril, implant¨® un sistema de riego que reduce el flujo de agua que le lleva a su campo a la mitad para al menos rescatar su cosecha de legumbres, un producto que crece bien sin humedad. ¡°Ojal¨¢ que llueva porque la estamos batallando¡±, expresa. ¡°Los cultivos de baja demanda de agua no son rentables para el agricultor, pero solo para no dejar las parcelas sin siembra las plantamos¡±, a?ade L¨®pez.
Los ganaderos tambi¨¦n son v¨ªctimas directas de la sequ¨ªa. Joaqu¨ªn Arizpe, presidente de la Uni¨®n Ganadera Regional de Coahuila, narra que ya se han notificado muertes de vacas por hambruna, como ocurri¨® en 1996 y 2011. Cuando no llueve, los ganaderos no pueden plantar follaje para alimentar a sus vacas y deben sustituir su dieta con un suplemento de prote¨ªnas. Tambi¨¦n deben hacerlas caminar m¨¢s kil¨®metros para llegar a los arroyos o directamente subirlas a camiones para llevarlas a beber. Con las presas casi vac¨ªas, los costos aumentan, y en los peores casos las reces acaban muriendo por inanici¨®n.
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La falta de investigaci¨®n para poder desarrollar tecnolog¨ªa y planes de prevenci¨®n que eviten la falta de agua en las presas es una de las principales razones por las que M¨¦xico vive condenada a repetir su historia, seg¨²n el investigador Mart¨ªnez L¨®pez. ¡°Es fundamental entender c¨®mo funciona nuestro sistema de agua para simular escenarios y prep¨¢ranos en caso de una ¨¦poca seca¡±, subraya. Para L¨®pez, el agua que llueve en M¨¦xico deber¨ªa ser suficiente si se almacenara bien para evitar p¨¦rdidas en las deterioradas infraestructuras. Tambi¨¦n si se distinguiera entre aguas grises y negras, para depurar las primeras y reintroducirlas en el ciclo para uso agr¨ªcola. ¡°La ciencia es una inversi¨®n, pero acaba pagando y lo devuelve a la sociedad¡±, sentencia.
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