Adolescentes en prisi¨®n: ¡°Me gustar¨ªa utilizar mi historia para ayudar a otros chavos a llevar una vida libre de violencia¡±
Los j¨®venes mexicanos encarcelados por delitos graves viven en un c¨ªrculo vicioso de reincidencia por el contexto familiar y denuncian la falta de apoyo del Gobierno para salir de ese entorno
En medio de una pista de baloncesto, Zeany r¨ªe con sus compa?eras como cualquier otra joven de su edad. Las chicas juegan, corren y charlan como lo har¨ªan en el patio de un colegio mientras estudian para la preparatoria. Sin embargo, su grupo est¨¢ bajo la atenta mirada de varios polic¨ªas, rodeadas de alambre de espino y con un pitbull con collar de p¨²as que vigila el per¨ªmetro de la comunidad de internamiento para adolescentes Constituyentes en Monterrey, Nuevo Le¨®n. Con apenas 18 a?os, es la cuarta vez que Zeany entra en el reclusorio. ...
En medio de una pista de baloncesto, Zeany r¨ªe con sus compa?eras como cualquier otra joven de su edad. Las chicas juegan, corren y charlan como lo har¨ªan en el patio de un colegio mientras estudian para la preparatoria. Sin embargo, su grupo est¨¢ bajo la atenta mirada de varios polic¨ªas, rodeadas de alambre de espino y con un pitbull con collar de p¨²as que vigila el per¨ªmetro de la comunidad de internamiento para adolescentes Constituyentes en Monterrey, Nuevo Le¨®n. Con apenas 18 a?os, es la cuarta vez que Zeany entra en el reclusorio. Es una de los m¨¢s de 1.400 adolescentes recluidos en prisi¨®n por cometer alg¨²n delito grave, desde secuestro, pasando por violaci¨®n hasta homicidio.
Al igual que sus compa?eros, esta joven cree que las cosas podr¨ªan haber sido distintas para ella si su entorno hubiese sido diferente. Su firma culmina una lista de peticiones a los candidatos a estas elecciones con el fin de que cambien la realidad social que alimenta el c¨ªrculo vicioso de reincidencia de muchos j¨®venes como ella. ¡°Ya que estoy aqu¨ª encerrado, me gustar¨ªa utilizar mi testimonio para que las y los chavos me puedan escuchar, que conozcan mi historia y pueda ayudarles a llevar una vida libre de violencia¡±, es una de las demandas que recoge el documento.
Zeany recuerda perfectamente su ¨²ltimo d¨ªa en libertad. ¡°Llov¨ªa mucho. Yo hab¨ªa salido a robar para poder comprarle un tamal a mi hermano que estaba en casa, pero no hab¨ªa nadie en la calle¡±, narra ataviada con un uniforme de ch¨¢ndal gris y el pelo recogido en un tirante y perfecto rodete. Viv¨ªa entonces en la colonia de Independencia, al igual que su compa?ero en el reclusorio Heivy. ¡°All¨ª estamos tan altos en el cerro que ni la polic¨ªa sube¡±, a?ade sobre uno de los barrios m¨¢s peligrosos de la ciudad. Muchos de los chicos del reclusorio, tambi¨¦n nacidos o criados en esa colonia, le secundan y se quejan de que por las noches apenas hab¨ªa luz o que el colegio les quedaba muy lejos para poder ir todos los d¨ªas. ¡°Me gustar¨ªa que en mi barrio se recobre la vida digna de todos los que viven ah¨ª¡±, han escrito en la petici¨®n conjunta. En concreto, se?alan que en los barrios m¨¢s marginales y peligrosos donde se han criado hacen falta instalaciones y servicios p¨²blicos de calidad, seguridad en las calles y autoridades que garanticen la justicia.
Al igual que su madre, Zeany comenz¨® a trabajar para uno de los carteles que atemorizan a Monterrey desde muy peque?a. ¡°La balacearon y mataron delante de mi casa cuando ten¨ªa 12 a?os. Fue un cartel rival, as¨ª que me puse a trabajar para vengarme¡±, recuerda. Por ese entonces comenz¨® a consumir marihuana y m¨¢s tarde se pas¨® a la coca¨ªna. Los trabajos que hac¨ªa para el crimen organizado siendo menor de edad eran varios, desde venta de droga hasta asesinatos. Sin embargo, la polic¨ªa la meti¨® en el reclusorio por delitos contra la salud. ¡°Me torturaron para que hablara y me hicieron tocamientos, pero no dije nada. No por hacerme la valiente, sino porque no quer¨ªa que fueran a buscar a mi familia¡±, detalla. Ahora, asegura que cuando salga quiere estudiar para ser crimin¨®loga.
Alba Lerma, la psic¨®loga del centro, explica que los chicos provienen de un ambiente desgarrado por la violencia, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil su reinserci¨®n en la sociedad o que completen sus estudios. Muchos de ellos han sido criados en el seno de una familia que vive marginada en barrios perif¨¦ricos con v¨ªnculos con el crimen organizado. ¡°Cuando salen de aqu¨ª y llegan a casa todo est¨¢ igual. Las familias siguen siendo pandilleras y ellos vuelven a reincidir¡±, lamenta. Dentro del centro, los adolescentes reciben formaci¨®n, orientaci¨®n laboral y algunos se encaminan para terminar sus estudios y entrar en la universidad. ¡°Tenemos muchos que quieres estudiar para ser abogados o psic¨®logos¡±, a?ade Lerma. Sin embargo, la realidad fuera del reclusorio golpea los sue?os de los chicos y una vez han cumplido su condena de hasta cinco a?os, muchos vuelven a entrar por los mismos delitos. Una de las peticiones de los reclusos es que dentro del acompa?amiento psicol¨®gico que reciben una vez dentro del centro puedan acompa?arles familiares para trabajar en conjunto.
Heivy tiene temor de volver a su barrio. Uno de los recuerdos que tiene de la colonia de la Independencia es de un amigo suyo que estudiaba mucho. ¡°Era un camarada que ven¨ªa con nuestro grupo, pero no estaba metido en las cosas que nosotros hac¨ªamos. Un d¨ªa andaba por ah¨ª y otra banda lo vio, sab¨ªan que se codeaba con el enemigo y lo voltearon¡±, relata. Heivy cuenta que se puso a trabajar para el cartel desde muy joven por el dinero y porque le impresionaban esos ¡°se?ores armados¡±. ¡°Me daban seguridad y protecci¨®n¡±, explica. ?l insiste en que en cuanto salga del reclusorio, le van a agredir y ya no conf¨ªa en la polic¨ªa. Insiste en que cuando le detuvieron le metieron droga en los bolsillos para tener un pretexto para recluirle. Dentro de las propuestas que quiere que lean los candidatos a gobernador, ha subrayado que necesitan m¨¢s apoyo y becas para carreras como deportistas de ¨¦lite en su barrio. Su sue?o truncado era el de ser un jugador de b¨¢squet profesional y le gustar¨ªa que hubiera m¨¢s actividades deportivas o art¨ªsticas dentro del centro.
Quedan apenas nueve d¨ªas para las elecciones en las que por primera vez se permitir¨¢ a trav¨¦s de un programa piloto que las personas en la c¨¢rcel sin sentencia ¡ªm¨¢s de 2.000 reclusos en M¨¦xico, seg¨²n la Central Electoral¡ª puedan ejercer su derecho a voto por correo. La organizaci¨®n Reinserta busca que los adolescentes en el centro de Monterrey tomen consciencia de su papel como futuros votantes y que vuelvan a creer en las instituciones. Entre las propuestas que han recogido, aparece la demanda repetida de m¨¢s apoyo de las autoridades para alertar sobre las consecuencias de la violencia desde los colegios. ¡°Me gustar¨ªa que en las escuelas los estudiantes escuchen sobre la prevenci¨®n de la violencia, reconocer cuando la ejercen, como una clase de c¨®mo puedo resolver un conflicto de manera pac¨ªfica o sobre qu¨¦ significa y c¨®mo puedo practicar la equidad de g¨¦nero para tener un hogar sin violencia familiar¡±, reza el documento. Los chicos tambi¨¦n han pedido que un programa de mentor¨ªa y emprendimiento social mientras est¨¢n privados de la libertad para aprender como poner un negocio propio y no delinquir de nuevo.
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