Tamaulipas, el pinchazo de la gran promesa e¨®lica
El segundo Estado mexicano con m¨¢s presencia de energ¨ªas renovables ve c¨®mo la inversi¨®n privada en nuevos proyectos cae por las pol¨ªticas del Gobierno federal. Ahora teme que la iniciativa de reforma energ¨¦tica sea la estocada definitiva
Cuando un general de la zona les regal¨® parte de su rancho, all¨¢ fueron Ra¨²l R¨ªos y los otros peones por falta de algo mejor. Cubierto de un matorral tupido y hostil, el terreno apenas permit¨ªa cultivar algo de ma¨ªz y cortar le?a. Soplaba, adem¨¢s, un viento caliente que ahuyentaba a los zancudos pero que no daba tregua. Muchos no aguantaron y se fueron a la ciudad. Un d¨ªa, hace unos a?os, lleg¨® a este rinc¨®n del Estado de Tamaulipas un equipo de operarios a levantar una antena larguirucha arriba en la meseta, donde el viento soplaba m¨¢s y solo pastaban las vacas. Que iban a medir el aire, les ...
Cuando un general de la zona les regal¨® parte de su rancho, all¨¢ fueron Ra¨²l R¨ªos y los otros peones por falta de algo mejor. Cubierto de un matorral tupido y hostil, el terreno apenas permit¨ªa cultivar algo de ma¨ªz y cortar le?a. Soplaba, adem¨¢s, un viento caliente que ahuyentaba a los zancudos pero que no daba tregua. Muchos no aguantaron y se fueron a la ciudad. Un d¨ªa, hace unos a?os, lleg¨® a este rinc¨®n del Estado de Tamaulipas un equipo de operarios a levantar una antena larguirucha arriba en la meseta, donde el viento soplaba m¨¢s y solo pastaban las vacas. Que iban a medir el aire, les dijeron. ¡°Pues p¨®nganla¡±, respondieron ellos.
La noticia empez¨® a correr. La due?a del rancho vecino asisti¨® a una asamblea y ofreci¨® comprar el terreno comunal, de varios cientos de hect¨¢reas, para su ganado. Cuatro familias del ejido quer¨ªan aceptar, pero R¨ªos se plant¨®. No se tragaba el cuento de las vacas. El operario que iba a medir el viento cada mes les hab¨ªa advertido que ven¨ªa algo bueno. Entonces, explica R¨ªos, llegaron ¡°las gentes de Espa?a¡± por los caminos de tierra y les ense?aron fotos de los aparatos. ¡°Nosotros nom¨¢s o¨ªamos, porque no sab¨ªamos qu¨¦ era. Todos estuvimos de acuerdo, no hab¨ªa nada aqu¨ª¡±, dice el ejidatario, de 67 a?os. Firmaron un contrato de arrendamiento por 30 a?os y la meseta se empez¨® a poblar de aerogeneradores.
La Mesa fue uno de los primeros parques e¨®licos de Tamaulipas, en el noreste de M¨¦xico. Con una inversi¨®n de unos 200 millones de d¨®lares de la espa?ola Gemex, sus 30 turbinas suministran electricidad a cientos de supermercados Soriana. La inauguraci¨®n en 2017 fue un acontecimiento. Las renovables iban a limpiarle la cara a un Estado vapuleado por la lucha sangrienta entre los Zetas y el Cartel del Golfo por el control de la zona fronteriza. M¨¢s de una vez, en la carretera que va hacia La Mesa, aparecieron cad¨¢veres colgando de un puente elevado, recuerdan los habitantes de la zona. Se quer¨ªa pasar p¨¢gina y qu¨¦ mejor que una gran inauguraci¨®n. El gobernador, Francisco Javier Garc¨ªa Cabeza de Vaca, visit¨® por primera vez aquellos parajes para proclamar: ¡°Tamaulipas est¨¢ destinado a convertirse en capital energ¨¦tica de M¨¦xico¡±.
Esa ambici¨®n ha tropezado ahora con la pol¨ªtica del Gobierno federal. La C¨¢mara de Diputados est¨¢ por debatir una reforma constitucional que busca fortalecer la Comisi¨®n Federal de Electricidad (CFE) a costa de marginar a las centrales solares y e¨®licas de particulares, pese a ser las m¨¢s baratas. Dejan de ser las primeras en despachar su electricidad a la red y pasan a sexto y s¨¦ptimo lugar. Antes vendr¨¢n las centrales de la CFE, sean hidroel¨¦ctricas o t¨¦rmicas de combust¨®leo. ¡°Si no se hace la reforma a la Constituci¨®n, estas empresas [privadas] terminan por apoderarse de todo el mercado el¨¦ctrico¡±, sostuvo el presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador a mediados de octubre.
La reforma amenaza el futuro de un sector que promet¨ªa. Si bien la producci¨®n a base de gas sigue liderando, la e¨®lica y la solar ya representan el 16% de la capacidad total de M¨¦xico, frente al 6% en 2017, y el sector acumula unos 19.000 millones de d¨®lares en inversi¨®n privada. En Tamaulipas, el segundo Estado con m¨¢s penetraci¨®n renovable, la capacidad instalada e¨®lica es seis veces mayor a la de hace cuatro a?os. Equivale al consumo anual de m¨¢s de dos millones de hogares y contrarresta la emisi¨®n de tres millones de toneladas de CO? anuales, apunta la comisionada de Energ¨ªa del Estado, Mar¨ªa Antonieta G¨®mez, en su oficina en una torre acristalada de Ciudad Victoria, la capital estatal. ¡°Y nada m¨¢s tenemos instalados el 8,2% de la capacidad potencial¡±, dice.
La expansi¨®n ha creado un efecto cadena. Dos fabricantes de aspas tienen plantas en Matamoros, al norte del Estado, para abastecer la demanda. Mientras, la Universidad Polit¨¦cnica de Ciudad Victoria ha abierto un diplomado en mantenimiento de aerogeneradores. ¡°Al principio aqu¨ª no hab¨ªa gente capacitada y las empresas tra¨ªan a gente de Oaxaca¡±, explica el coordinador Rodolfo Echavarr¨ªa, en el austero laboratorio donde da clases. El acad¨¦mico se sent¨® entonces con los ingenieros de Vestas, la mayor empresa de turbinas del mundo, para saber qu¨¦ necesitaban y juntos dise?aron un temario. El diplomado ya ha formado a 70 personas y la compa?¨ªa danesa ahora quiere que Echavarr¨ªa y su equipo empiecen a dar clases en l¨ªnea a t¨¦cnicos de Colombia.
Los ingenieros Luis Javier Trejo, de 25 a?os, y Maximiliano Zapata, de 27, egresados del diplomado, se acaban de bajar de la camioneta, todav¨ªa de uniforme -botas duras y ropa ign¨ªfuga azul-. Trejo, alto y fornido, ha pasado cinco horas a unos 110 metros de altura, hurgando en las tripas de la turbina. Antes del diplomado, ¨¦l trabajaba en una f¨¢brica de bater¨ªas y Zapata estaba por mudarse a Ciudad Ju¨¢rez. ¡°Es bien complicado encontrar un trabajo que pague bien en Ciudad Victoria¡±, explican. En los parques cobran el doble que en una maquila. Su sue?o es laborar en pa¨ªses con aerogeneradores en el mar, m¨¢s ahora que el futuro del sector en M¨¦xico es un interrogante. ¡°Cuando entramos ve¨ªamos crecimiento. Ahora la inversi¨®n se fue y no hay m¨¢s parques en construcci¨®n¡±.
Las palabras del presidente sobre la reforma energ¨¦tica han llegado tambi¨¦n a los o¨ªdos de Ra¨²l R¨ªos en La Mesa, una veintena de ranchos humildes con techos de palma que el viento cepilla constantemente. El ejidatario no sabe de tecnicismos pero se ha quedado con una idea. ¡°Ya nos espantaron que iban a parar todo esto¡±, dice sentado en un balanc¨ªn, con las manos sujet¨¢ndose la gorra. Las turbinas, su principal fuente de ingresos, se asoman m¨¢s all¨¢ del patio de las gallinas. Teme perder los 20.000 pesos al mes que en promedio cobra del parque por el arrendamiento. Aunque siguen viviendo en una casita sin ba?o dentro, la renta e¨®lica supera por mucho los 800 pesos mensuales por cortar madera de matorral.
Sin nuevos proyectos e¨®licos
El apetito inversor se ha secado. Faltan l¨ªneas de transmisi¨®n, el presidente ataca a menudo a multinacionales como Iberdrola, y la propuesta de reforma es el golpe definitivo. En Tamaulipas, hay un parque de la espa?ola Acciona, con una inversi¨®n de 210 millones de d¨®lares, que est¨¢ en pruebas y, si no hay sorpresas con los permisos gubernamentales, se unir¨¢ a los otros 13 ya operando. Y uno m¨¢s de la mexicana Thermion, de unos 217 millones de d¨®lares, que est¨¢ en el aire por la incertidumbre. ¡°No lo damos por muerto, pero est¨¢n esperando¡±, dice la comisionada de Energ¨ªa. ¡°La reforma nos va a afectar¡±. Por primera vez en el ¨²ltimo lustro, no hay nuevos proyectos.
Cerca de Ciudad Victoria, en la meseta del municipio de Llera las aspas del mayor parque de la regi¨®n rasgan la barriga de las nubes. Son m¨¢s de 80 aerogeneradores y 518 millones de d¨®lares de inversi¨®n. El desembolso incluye 13 kil¨®metros de l¨ªnea de transmisi¨®n y una subestaci¨®n que la empresa regal¨® a la CFE. Con las nuevas pol¨ªticas, sus due?os han desechado planes para ampliar el parque. El nombre de la operadora aparece peque?ito en una cartulina pegada a la caseta de vigilancia. Este peri¨®dico accede a la instalaci¨®n bajo la condici¨®n de no revelarlo.
El ingeniero Jos¨¦ David Cheu, gerente del parque, no tiene la cabeza para debatir de pol¨ªtica. Los vientos fuertes del norte est¨¢n por llegar y tiene a la plantilla trabajando de lunes a domingo. ¡°La temporada alta ya est¨¢ encima¡±, dice sin quitarse el casco, mientras conduce por un camino de grava y de torres bordeado. Tiene gente de todas partes alistando las turbinas. Un experto ruso que ha volado hasta all¨ª para revisar el pararrayos de los aerogeneradores. Su robot teledirigido, cuenta Cheu admirado, trepa por una cuerda hasta la punta del aspa, a unos 168 metros de altura, para husmear puntos d¨¦biles.
Si la reforma de L¨®pez Obrador sale adelante como est¨¢ planteada, el parque de Llera estar¨ªa en apuros. La mitad de la central vende electricidad a la CFE, tras haber ganado una licitaci¨®n internacional. La otra mitad suministra a grandes cadenas de supermercados, que se ahorran as¨ª la tarifa de la paraestatal, m¨¢s cara. Pese a que L¨®pez Obrador prometi¨® respetar los contratos vigentes a inicios de su mandato, la reforma propone cancelar todo lo firmado por centrales privadas y renegociar los t¨¦rminos, sin entrar en detalles. ¡°Abre la puerta a una discrecionalidad total. Dif¨ªcilmente va a haber un atractivo para invertir¡±, dice V¨ªctor Ram¨ªrez, portavoz de la Plataforma M¨¦xico Clima y Energ¨ªa.
Pese a la alarma del sector, la poblaci¨®n de la zona no parece pronta a manifestarse en defensa de unos parques que ven de lejos, de camino a la playa. Son inversiones millonarias y limpias pero que dan poco empleo. El parque de Llera tiene a unos 100 trabajadores en temporada alta y a 70 en la baja. Solo hay dos fijos procedentes de las comunidades que le arrendan la tierra, un t¨¦cnico y una empleada de limpieza. En contraste, la f¨¢brica de bater¨ªas Kemet, una de las m¨¢s grandes de la capital tamaulipeca, tiene a 2.500 trabajadores.
En esa maquila trabaja la hija de Israel Alcocer, comisario ejidal de una comunidad de unas cuarenta casas que arrienda tierras al parque de Llera. ¡°Al principio hubo mucho trabajo, chapolear, brechar. Yo estuve haciendo caminos¡±, recuerda, con la frente sudorosa de cortar le?a. Ahora, con el parque ya en funcionamiento, los j¨®venes del lugar se han vuelto a marchar fuera en busca de empleo.
Los aerogeneradores han tra¨ªdo cambios modestos a la comunidad. Con lo que reciben del arrendamiento, Alcocer ha comprado una lavadora y una bocina en la que escucha m¨²sica norte?a. Hace poco, el ingeniero Cheu baj¨® de la meseta. Le pidieron una celda solar para la bomba de agua potable para ahorrarse los 2.000 pesos al mes que pagan a la CFE. ¡°Se comprometi¨® pero para el siguiente a?o porque dijo que ya no quedaba presupuesto¡±, apunta. Que las turbinas sigan girando para entonces depender¨¢ de los juegos de naipes en la capital.
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