Lev Tahor: tras los pasos de los ¡°talibanes jud¨ªos¡± en Am¨¦rica
Una secta acusada por maltrato infantil, abuso sexual y otros cr¨ªmenes huy¨® de Israel a Estados Unidos y despu¨¦s a Canad¨¢, Guatemala y M¨¦xico, desde donde buscaban escapar de nuevo, esta vez a Ir¨¢n. Los l¨ªderes acaban de ser condenados en Nueva York tras ser detenidos en un peque?o pueblo mexicano, en medio del secuestro de dos menores de edad
La madrugada del 18 de diciembre de 2018, un comando internacional estaba por dar un golpe fulminante a Lev Tahor, una secta extremista que fue llamada ¡°el talib¨¢n jud¨ªo¡± por la prensa israel¨ª tras dejar un rastro de m¨¢s de 40 a?os de acusaciones de matrimonios forzados, trata de personas, abuso sexual y maltrato infantil. Los l¨ªderes del grupo hab¨ªan viajado desde Guatemala a Nueva York para raptar a dos menores de edad, una ni?a de 14 a?os y su hermano de 12. Usaron disfraces, nombres y pasaportes falsos, tel¨¦fonos desechables, y viajaron por tierra y por aire para evitar ser descubiertos. Su destino final era volver a Guatemala, donde el grupo se hab¨ªa establecido hac¨ªa cuatro a?os, con el objetivo de regresar a la adolescente con el ¡°esposo¡± que la comunidad hab¨ªa elegido para ella.
Tras semanas de investigaci¨®n, el rastreo satelital de uno de los m¨®viles que usaban los secuestradores condujo a agentes del FBI, la Polic¨ªa Federal mexicana, polic¨ªas estatales y personal diplom¨¢tico hasta las puertas de un escondite inimaginable: San Miguel Tlaixp¨¢n, un peque?o pueblo del Estado de M¨¦xico de menos de 15.000 habitantes. El comando trasnacional irrumpi¨® en una amplia casa del pueblo minutos despu¨¦s de las tres de la ma?ana, seg¨²n informes policiales desclasificados este a?o. El terreno est¨¢ enclavado en un cerro, entre calles estrechas y empinadas, rodeadas de gallineros y ¨¢rboles. ¡°Se notaba que no eran gente de aqu¨ª, eran muy blancos¡±, recuerda Yolanda, una vecina que vive a un par de casas.
Esa noche todo pas¨® muy tarde y muy r¨¢pido. Tom¨® menos de seis minutos detener a los seis hombres que hab¨ªan coordinado el plan para secuestrar a los ni?os, sobrinos del l¨ªder actual de la secta, Nachman Helbrans. Su madre hab¨ªa huido con ellos hac¨ªa un par de meses, cuando decidi¨® abandonar la comunidad. Una vez que entraron a la casa, los agentes empezaron a revisar cada rinc¨®n para encontrar a los menores. ¡°Despu¨¦s de aproximadamente una hora de b¨²squeda brutal y cuando a todos nos estaban apuntando con armas desde cinco ¨¢ngulos distintos, nos arrestaron¡±, se lee en una declaraci¨®n judicial de Helbrans y de su mano derecha, Mayer Rosner: los dos principales acusados por el secuestro.
El hijo de Rosner, Jacob, era el ¡°esposo¡± que ven¨ªa a reclamar a la ni?a y fue uno de los seis detenidos esa noche. Entre ellos hab¨ªa tambi¨¦n un menor de 15 a?os, cuya desaparici¨®n hab¨ªa sido reportada por su madre dos meses antes en Guatemala, pero no era uno de los dos que el comando buscaba. Pese al despliegue policial, los ni?os no fueron hallados esa noche. ¡°Casi instintivamente, mi sobrina y su hermano saltaron dentro de un armario y se cubrieron con ropa, y milagrosamente no fueron encontrados por el FBI y los bandidos mexicanos (¡®las autoridades¡¯)¡±, relataron los l¨ªderes de la secta.
Despu¨¦s de que los agentes se fueron, los ni?os salieron del cl¨®set y encontraron un tel¨¦fono que no hab¨ªa sido incautado por la polic¨ªa. Buscaron en el historial de llamadas y marcaron al n¨²mero m¨¢s reciente: el de otro miembro de la c¨²pula de Lev Tahor. Incre¨ªblemente, la secta dio con los ni?os secuestrados y se los llevaron apenas unas horas despu¨¦s del operativo policial. Para entonces, los menores hab¨ªan sido captados por las c¨¢maras de seguridad de al menos tres hoteles distintos en el centro de M¨¦xico, uno de ellos en la Colonia Doctores, un barrio en pleno centro de la capital.
El 27 de diciembre, tres semanas despu¨¦s de que un coche se los llevara a medianoche de la casa de su madre, los ni?os y sus captores fueron localizados en un motel de tres estrellas en la carretera entre Tenango del Aire y Amecameca, a m¨¢s de 4.000 kil¨®metros de su hogar. El rescate, tras un nuevo operativo, termin¨® a las diez y media de la ma?ana. Un d¨ªa antes, Helbrans, los Rosner y otros dos sujetos fueron escoltados por agentes mexicanos y deportados en un vuelo a Nueva York, donde los arrestaron apenas pusieron un pie en suelo estadounidense. Los ni?os fueron devueltos a su madre, que se qued¨® con ellos en Estados Unidos.
Lev Tahor fue fundada en Israel por Shlomo Helbrans, padre del l¨ªder actual, en los a?os ochenta. Desde entonces, sus m¨¢s de 300 miembros han peregrinado por Am¨¦rica: desterrada de Estados Unidos, fugada de Canad¨¢ y asentada recientemente en M¨¦xico y Guatemala. Entre el fanatismo y el hermetismo, entre la conspiranoia y el enga?o sistem¨¢tico, la peregrinaci¨®n de la comunidad ha dejado un rastro de esc¨¢ndalos. El secuestro que termin¨® con dos de sus l¨ªderes esperando sentencias que podr¨ªan condenarlos a cadena perpetua, se trataba para la secta, esencialmente, de un pleito familiar: su intenci¨®n era ¡°rescatar a los ni?os¡±. Para el mundo fue una se?al de alerta.
Un ¡°culto peligroso¡±
El caso de Lev Tahor ¡ªque se traduce del hebreo como coraz¨®n puro¡ª, salt¨® a los titulares de la prensa internacional por la estridencia de la trama del secuestro. Era la historia de una madre que luchaba contra la secta que le hab¨ªa arrebatado a sus hijos, en tiempos en que muchos descubr¨ªan en series de Netflix lo que pasaba al interior de las comunidades jud¨ªas ortodoxas m¨¢s extremas.
Las revelaciones del proceso judicial eran peores: detr¨¢s de la fachada de ese grupo de jud¨ªos errantes que hab¨ªan recalado en el sur de M¨¦xico y Guatemala, lo que hab¨ªa era una comunidad que normalizaba delitos y que qued¨® marginada por su fanatismo, incluso desde la perspectiva m¨¢s fundamentalista de las religiones abrah¨¢micas. Palizas, humillaciones sistem¨¢ticas, violaciones, tr¨¢fico de personas, control absoluto sobre todos los miembros en todos los aspectos de su vida. El 10 de noviembre, la Corte del Distrito Sur de Nueva York declar¨® culpables a Nachman Helbrans y a Mayer Rosner de cuatro cargos de explotaci¨®n sexual infantil y secuestro, por los que enfrentan hasta cadena perpetua. Sus abogados no respondieron a las solicitudes de entrevista para este reportaje.
¡°No me gusta llamarles talibanes jud¨ªos porque creo que estar en Lev Tahor es incluso peor¡±, asegura Yoel Levy, un joven de 20 a?os que naci¨® y creci¨® dentro del grupo hasta que logr¨® escapar hace unos tres a?os. Su familia fue una de las primeras en unirse a la secta, que gan¨® notoriedad primero por la vestimenta de sus mujeres: una especie de t¨²nicas negras, parecidas al burqa, que las cubren de pies a cabeza desde que cumplen los tres a?os. El juicio hizo que m¨¢s gente se animara a hablar y salieron a la luz testimonios de maltrato, separaci¨®n de padres e hijos o el uso de medicamentos psiqui¨¢tricos sin receta como remedio contra ¡°la maldad¡± y los ¡°demonios internos¡±.
¡°Sufr¨ª cada d¨ªa que pas¨¦ en la secta¡±, afirma Levy, que padeci¨® los abusos de los l¨ªderes. El joven recuerda que cuando ten¨ªa m¨¢s o menos nueve a?os, recibi¨® un castigo por decir a un maestro que no ve¨ªa bien y que necesitaba lentes. No dec¨ªa la verdad, pero la mentira enfureci¨® tanto a las cabezas de la comunidad que lo llamaron a la escuela, lo subieron a una tarima frente a sus compa?eros y le obligaron a quedarse en ropa interior. Despu¨¦s, tres adultos ¡ªentre ellos Nachman Helbrans¡ª tomaron turnos para azotarlo durante horas. Al terminar el castigo tuvo que besarles la mano y agradecerles por haberlo golpeado.
¡°Todos los d¨ªas iba a la escuela con miedo porque sab¨ªa que iba a ser castigado¡±, cuenta. Entre los testimonios hay denuncias de golpizas, sillazos en la espalda de los ni?os, bofetadas, azotes con cinturones y palos de escoba. Los castigos tambi¨¦n inclu¨ªan penitencias como no comer, no hablar, no dormir o no ver a sus familias durante d¨ªas. Pod¨ªa ser por cualquier motivo. Desde desobedecer a un l¨ªder hasta re¨ªrse a mitad de clase o hablar en espa?ol con alg¨²n converso. ¡°Trataban a los ni?os peor que a los animales¡±, dice Mendy Levy, el hermano de Yoel, de 18 a?os: ¡°Los abusos empezaban desde que nac¨ªas¡±.
De acuerdo con varios testimonios a los que tuvo acceso EL PA?S, los miembros de la c¨²pula tambi¨¦n preguntaban frecuentemente a los ni?os sobre su sexualidad: si se tocaban los genitales, si eyaculaban, si se sent¨ªan excitados despu¨¦s de ver a otra persona desnuda. ¡°Despu¨¦s de que les dije que me hab¨ªa tocado¡±, se lee en una de las acusaciones, ¡°me latigaron en la espalda¡±. La v¨ªctima ten¨ªa entonces ocho a?os. En Lev Tahor se justifica la brutalidad como tikkun, una palabra en hebreo que, a grandes rasgos, se traduce como correcci¨®n: los castigos eran una forma de expiar sus pecados.
¡°Los padres no pod¨ªan hacer nada¡±, cuenta Yoel Levy. Las familias ten¨ªan que informar cada d¨ªa a los l¨ªderes sobre c¨®mo disciplinaban a los ni?os y si ellos cre¨ªan que no eran lo suficientemente estrictos, se los quitaban y los castigaban ellos mismos. ¡°Lev Tahor es la ant¨ªtesis de la religi¨®n, sus pr¨¢cticas no tienen ning¨²n fundamento en el juda¨ªsmo, que proh¨ªbe terminantemente cualquier forma de manipulaci¨®n y abuso¡±, se?ala Abraham Tobal, rabino principal de la Comunidad Monte Sina¨ª de M¨¦xico. ¡°Son tan extremistas que han creado una religi¨®n propia¡±, insiste Tobal.
La comunidad vive en el ostracismo, completamente aislada del exterior. Dentro de la secta no est¨¢n permitidos los tel¨¦fonos celulares ni la m¨²sica ni el uso de internet. Solo se imparte educaci¨®n religiosa. Su ¨²ltimo campamento conocido, en Oratorio, una comunidad a la mitad de la selva en el departamento guatemalteco de Santa Rosa, est¨¢ completamente cercado y vigilado por guardias de seguridad. Las 50 familias que forman parte de la comunidad viven en peque?as chozas hechas de madera y de pl¨¢stico, con pisos de tierra y condiciones extremadamente precarias.
Para Marci Hamilton, especialista en religiones y abuso infantil de la Universidad de Pennsilvania, el aislamiento crea una burbuja donde lo ¨²nico que existe es Lev Tahor. Todo lo que no es parte del culto, el mundo ¡°gentil¡±, queda fuera. En ese universo, los deseos y abusos de los l¨ªderes son incuestionables y pedir ayuda desde el exterior se vuelve pr¨¢cticamente imposible. ¡°Cuando pones esos dos factores juntos, la gente queda atrapada¡±, dice Hamilton, directora de la asociaci¨®n Child USA.
Los hermanos Levy vieron por s¨ª mismos los efectos de ese aislamiento. En octubre de 2016, su padre sufri¨® una infecci¨®n severa. No pod¨ªa comer ni caminar y los doctores dec¨ªan que ten¨ªa que ir a un hospital para salvar la vida. El rabino principal dijo que no. El padre de los Levy, que hab¨ªa considerado abandonar Lev Tahor, falleci¨® a causa de la enfermedad. Despu¨¦s de la muerte de su marido, la madre, que apenas superaba los 37 a?os y ya hab¨ªa tenido 10 hijos, fue asignada a un nuevo hombre para seguir dando a luz a ni?os que engrosaran las filas de la secta. A la vez, Mendy, Yoel y sus hermanos fueron asignados a otras familias y eran castigados si buscaban a su madre. Mientras eso pasaba, la secta ped¨ªa donaciones para ¡°ayudar a esta devastada familia¡±. Hist¨®ricamente, el grupo ha apelado a la manipulaci¨®n para obtener recursos, simulando apoyar econ¨®micamente a los ni?os de la comunidad para reunir hasta cientos de miles de d¨®lares, de acuerdo con fuentes cercanas al caso.
Israel Amir, otro superviviente de la secta, cuenta que muchos adolescentes trabajaban como asistentes de los l¨ªderes. Su tarea era llevarles la comida, arreglar sus dormitorios o enviar correspondencia. Pero tambi¨¦n inclu¨ªa organizar reuniones entre los religiosos y sus fieles. ¡°La persona para la que trabajaba me ped¨ªa que llamara a ni?os durante la noche y se quedaba con ellos para violarlos¡±, le dijo a EL PA?S el joven de 21 a?os en un di¨¢logo telef¨®nico desde Israel. Los encuentros, seg¨²n su testimonio, duraban alrededor de una hora y media hasta que los chicos eran enviados al mikv¨¦, un ba?o con agua de lluvia que se usa en el juda¨ªsmo para rituales de purificaci¨®n.
Cuando Yoel Levy ten¨ªa 16 a?os, la comunidad decidi¨® que estaba listo para casarse con otra chica de su misma edad. El rabino le dijo que esa misma noche se iba a celebrar una fiesta para hacer el anuncio oficial con los hombres en un cuarto y las mujeres, en el otro. ¡°Estaba comprometido con una chica que no conoc¨ªa y que no hab¨ªa visto nunca en mi vida¡±, dice el joven. ¡°Solo te dicen, ¡®te vas a casar con ella¡±, agrega. A su hermano Mendy le ordenaron casarse con una prima. ?l ten¨ªa 15 y ella, 12 a?os. ¡°Yo no quer¨ªa y ella no quer¨ªa, y a partir de ah¨ª empec¨¦ a planear mi escape¡±, cuenta Mendy.
Los hermanos Levy lograron irse antes de que se celebraran sus bodas religiosas. Amir, en cambio, fue obligado a casarse a los 16 a?os con otra chica de su edad. Antes hab¨ªa sido el turno de su hermana. Ella ten¨ªa 13 a?os; su ¡°esposo¡±, 19. ¡°Desde ni?os, los hombres y las mujeres crec¨ªamos por separado y no est¨¢bamos acostumbrados a tener ning¨²n tipo de interacci¨®n¡±, confiesa Amir, ¡°estar en un cuarto con ¡®tu mujer¡¯ era raro, no sabes qui¨¦n es ni sabes c¨®mo relacionarte con ella, menos sexualmente y estando as¨ª de expuesto¡±.
Amir recuerda los problemas que tuvo para tener intimidad con la pareja que se le hab¨ªa asignado. ¡°Yo no quer¨ªa ni pod¨ªa¡±, cuenta, ¡°ni quer¨ªa ser pap¨¢¡±. Cada semana, uno de los l¨ªderes monitoreaba si las parejas hab¨ªan tenido sexo, se?ala Amir. La idea de la secta era que empezaran a tener hijos desde muy temprana edad para que hubiera m¨¢s miembros, explica. ¡°Amenazaron con castigarme si me negaba a tener relaciones sexuales¡±.
Por los reglamentos y rutinas que deb¨ªan llevar los miembros del grupo, la mayor¨ªa del tiempo solo ve¨ªa a su esposa una vez por semana. ¡°Por la desnutrici¨®n y la mala alimentaci¨®n, a las mujeres les costaba quedarse embarazadas¡±, comenta. Lev Tahor tambi¨¦n tiene una interpretaci¨®n propia de lo que son los alimentos kosher y su dieta se restringe casi siempre a algunas frutas, vegetales y pan. Eventualmente, Amir y su ¡°esposa¡± tuvieron un ni?o hace dos a?os, poco antes de que ¨¦l decidiera escapar.
¡°Lev Tahor es una secta que ha prosperado gracias al abuso sexual de ni?os¡±, afirma Hamilton, que ha estudiado por d¨¦cadas al grupo. La especialista explica que todo se reduce al control y a un orden jer¨¢rquico hiperpatriarcal: las mujeres son vistas como ¡°recipientes¡± para tener beb¨¦s y los ni?os como ¡°da?o colateral¡±, seres que deben ser ¡°sacrificados¡± para satisfacer las necesidades de los adultos y de la religi¨®n.
En 2013, el Congreso de Israel expres¨® su preocupaci¨®n por los tratos degradantes a los ni?os y la misoginia del grupo, que hab¨ªa sido catalogado como ¡°culto peligroso¡±. Los congresistas atribu¨ªan a Shlomo Helbrans, el fundador de la secta, una halaj¨¢ (decreto) que dec¨ªa: ¡°Todos deben entender que una mujer es una cosa muy repugnante y deben mantenerla alejada y torturarla tanto como sea posible¡±.
De Guatemala a Kurdist¨¢n
Un par de d¨¦cadas antes, cuando la secta empez¨® a ser investigada en Israel, Shlomo Helbrans esparci¨® la teor¨ªa de que la Guerra del Golfo iba a ser una especie de armaged¨®n y llev¨® a su comunidad a Estados Unidos a principios de los noventa. En Nueva York, el fundador fue declarado culpable del secuestro de un joven de 13 a?os en 1994, pero solo cumpli¨® dos a?os de prisi¨®n y fue deportado. En 2000, el l¨ªder pidi¨® asilo por ¡°persecuci¨®n¡± y traslad¨® el grupo a Canad¨¢, de donde huyeron m¨¢s de una d¨¦cada m¨¢s tarde en medio de una investigaci¨®n por maltrato infantil y matrimonios forzados. Llegaron a Guatemala en 2014 con la ayuda de nombres y pasaportes falsos.
En el pa¨ªs centroamericano se repiti¨® la historia: las autoridades abrieron investigaciones e hicieron redadas, pero la secta logr¨® seguir impune. Los miembros que abandonaron el grupo afirman que, incluso, la secta se hizo mucho m¨¢s fuerte en Guatemala: aumentaron su influencia pol¨ªtica, compraron un inmenso campamento equivalente a 250 campos de f¨²tbol y abrieron una asociaci¨®n civil para evitar el pago de impuestos.
A mediados de 2017, la comunidad cruz¨® la frontera hacia M¨¦xico y se estableci¨® por unos meses en un hotel de Uni¨®n Hidalgo, un peque?o municipio en Chiapas. El rabino Shlomo Helbrans fue hallado muerto en condiciones misteriosas, despu¨¦s de ahogarse mientras realizaba un ritual en el r¨ªo Shujubal en julio de ese a?o. La repentina muerte del fundador cre¨® un vac¨ªo de poder que oblig¨® al grupo a volver a Guatemala, donde Nachman Helbrans asumi¨® como heredero de la secta y endureci¨® a¨²n m¨¢s el control sobre los fieles. Fue en ese contexto en que el nuevo l¨ªder persigui¨® a su hermana para secuestrar a sus propios sobrinos. Y tambi¨¦n cuando los hermanos Levy e Israel Amir abandonaron el grupo.
Yoel Levy cuenta que plane¨® su escape durante m¨¢s de cinco a?os. Una noche, tom¨® algo de ropa, anot¨® el tel¨¦fono de un conocido que hab¨ªa dejado el grupo, dej¨® una carta para su madre y se fue de avent¨®n a Ciudad de Guatemala. ¡°En el momento en que te vas, dejas de existir. No tienes familia ni puedes hablar con nadie¡±, lamenta. Su hermano Mendy se fue unos d¨ªas despu¨¦s. Nunca hablaron entre ellos sobre sus planes de huir, era demasiado arriesgado. A los pocos meses, los hermanos acabaron en dos extremos del mundo. Yoel termin¨® viviendo con familiares en Israel y Mendy con una familia de acogida en Canad¨¢. Su madre y sus ocho hermanos siguen dentro.
Para Israel Amir, lo m¨¢s dif¨ªcil fue dejar a su hijo atr¨¢s. Los l¨ªderes de la secta lo confrontaron varias veces cuando se enteraron de que quer¨ªa abandonar al grupo y lo chantajearon con que su hijo iba a pagar las consecuencias si decid¨ªa irse. ¡°No he visto a mi hijo en m¨¢s de dos a?os, la ¨²ltima vez ¨¦l ten¨ªa como seis meses de nacido¡±, confiesa Amir, que ha iniciado un proceso legal y ha viajado varias veces a Guatemala para intentar recuperarlo. La ¨²ltima en octubre pasado. La desaparici¨®n de su hijo fue denunciada oficialmente en el pa¨ªs centroamericano y tiene cartas en Israel que lo acreditan como su tutor legal, pero la secta no ha entregado al ni?o. ¡°No s¨¦ casi nada de ¨¦l, solo s¨¦ que est¨¢ vivo¡±, dice con la voz entrecortada.
Los hermanos Levy tambi¨¦n presentaron en octubre una denuncia en Guatemala para que se persiguiera a Lev Tahor como un grupo criminal por los abusos f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sexuales que cometen, pero aseguran que las investigaciones est¨¢n estancadas. ¡°Las autoridades no han hecho nada¡±, acusa Mendy Levy. En el pa¨ªs centroamericano hay alertas de desaparici¨®n de menores vigentes relacionadas con la secta, algunas de hace apenas unas semanas, otras de hace a?os. Pese a los esc¨¢ndalos, ha tomado m¨¢s de cuatro d¨¦cadas llevar a los l¨ªderes frente a la justicia. ¡°Las autoridades le han fallado a las v¨ªctimas¡±, sentencia Hamilton.
Durante el juicio en Nueva York, se dio a conocer que, un mes antes de que sus l¨ªderes fueran detenidos en M¨¦xico, Lev Tahor hab¨ªa pedido asilo y jurado ¡°lealtad y sumisi¨®n¡± al l¨ªder supremo de Ir¨¢n. La solicitud no prosper¨®. Desde entonces, sus fieles han sido captados en el Aeropuerto de Ciudad de Guatemala y en M¨¦xico, desde donde se han diseminado hacia el Kurdist¨¢n iraqu¨ª, Turqu¨ªa, Ruman¨ªa y Moldavia, seg¨²n la prensa de esos pa¨ªses y los sumarios judiciales estadounidenses. Hace poco, los hermanos Levy se reunieron en Guatemala por primera vez en dos a?os para exigir justicia contra la impunidad de la secta. Hoy, los dos hermanos est¨¢n recuperando las cosas que les arrebataron: ir a un supermercado, comer un helado o tener la novia que ellos elijan. ¡°Solo estoy intentando sobrevivir y tener una vida¡±, dice Yoel Levy, antes de despedirse.