El terror de las ¨²ltimas desaparecidas de Nuevo Le¨®n
En un mes, al menos ocho j¨®venes de la zona metropolitana de Monterrey no han regresado a casa. Las familias denuncian deficiencias en las investigaciones, mientras la indignaci¨®n por los cr¨ªmenes crece en uno de los Estados m¨¢s poderosos de M¨¦xico
Una mujer hace crujir la tierra del cauce de un r¨ªo seco. Camina despacio apoyada en un bast¨®n de madera; mientras, vigila, escudri?a los matorrales de este paraje inmenso. Protegido por un manto de arbustos espinosos, el predio queda lejos del ¨²ltimo camino asfaltado. Donde ni siquiera suena el viento, un aullido corta el aire: ¡°?Debanhi!¡±.
Es el sexto d¨ªa sin Debanhi Susana Escobar Zabad¨²a, desaparecida en la madrugada del 8 al 9 de abril en el municipio de Escobedo (Nuevo Le¨®n). Su familia, sus vecinos y una veintena de voluntarios llegaron el jueves hasta una comunidad perdida en Lumbreras de Tlaxcala, a unos 45 minutos del lugar en el que se la vio por ¨²ltima vez, para tratar de encontrarla. La voz quebrada de su padre, Mario Escobar, resume la situaci¨®n de las v¨ªctimas: ¡°No puedo estar en mi casa si no est¨¢ mi hija¡±.
La b¨²squeda de esta joven de 18 a?os se ha convertido en el ¨²ltimo grito de una sociedad conmocionada. La denuncia de su desaparici¨®n salt¨® el mismo d¨ªa que hallaron el cuerpo sin vida de Mar¨ªa Fernanda Contreras, a quien su familia esper¨® durante horas en la zona donde despu¨¦s la encontraron asesinada sin que la polic¨ªa apareciera. Los dos casos han sido un ariete contra el Ejecutivo de Nuevo Le¨®n, asediado por las cr¨ªticas en la b¨²squeda de las mujeres. El gobernador, Samuel Garc¨ªa, no ha querido responder a las reiteradas preguntas de este peri¨®dico sobre la crisis de desaparecidas.
En el ¨²ltimo mes son al menos ocho mujeres las que todav¨ªa no han regresado a casa. La m¨¢s peque?a, Allison Campos, tiene 12 a?os; la mayor, Yolanda Mart¨ªnez, llega a los 26. Todas han desaparecido en la zona metropolitana de Monterrey, que abarca la capital del Estado y una decena de municipios en el extrarradio. ¡°Aunque las autoridades quieran verlas como casos aislados, no lo son. Son chicas muy j¨®venes desaparecidas en un mismo territorio delimitado¡±, apunta Ang¨¦lica Orozco, de Fuerza por Nuestros Desaparecidos de Nuevo Le¨®n (FUNDENL), la principal organizaci¨®n estatal de b¨²squeda de desaparecidos.
En los ¨²ltimos 50 a?os son 1.793 mujeres sin localizar en Nuevo Le¨®n, seg¨²n el Registro Nacional de B¨²squeda. El 90% de ellas desapareci¨® despu¨¦s del 2010; en lo que va de a?o son ya 55 las que faltan. La crisis de este Estado se enmarca en una espiral todav¨ªa mayor: en M¨¦xico cada d¨ªa desaparecen siete mujeres, 11 son asesinadas. Orozco repite las cifras y sentencia: ¡°Estamos ante una tragedia humanitaria¡±.
La ¨²ltima foto de Debanhi
Lleva un top blanco, una falda larga caf¨¦ y unos botines negros. Est¨¢ oscuro y ella espera con los brazos cruzados en el margen de la calzada. La ¨²ltima imagen de Debanhi Escobar es una herida abierta para sus padres. Seis d¨ªas m¨¢s tarde esta pareja de maestros est¨¢ en el mismo punto donde un conductor fotografi¨® a su ¨²nica hija. Es el kil¨®metro 15 de la carretera a Nuevo Laredo; a la izquierda queda una gran empresa de camiones, a la derecha, un motel desecho. Esta l¨ªnea recta y ¨¢rida es la principal v¨ªa de comunicaci¨®n de Monterrey hacia el norte, hacia Tamaulipas y Estados Unidos. Es conocida como la carretera de la muerte, despu¨¦s de que un centenar de personas desaparecieran el a?o pasado en sus 200 kil¨®metros. Controlada en muchos puntos por el crimen organizado, los coches entraban en el asfalto y, antes de llegar a su destino, se esfumaban.
Ah¨ª estaba Debanhi Escobar a las cinco de la ma?ana. Su familia no entiende por qu¨¦ ah¨ª. La joven sali¨® de su casa a las 10 de la noche en compa?¨ªa de otras dos amigas hacia una fiesta en la Quinta San Lorenzo, ubicada en Escobedo. ¡°Nosotros le dijimos que no fuera, porque ya hab¨ªan circulado por redes las im¨¢genes de las otras desaparecidas. Pero tiene 18 a?os, se quiere comer la vida¡±, dice Mario Escobar. Como si hiciera falta, el padre trata de aclarar que ¨¦l iba siempre a recogerla cuando sal¨ªa de noche, pero que las ¨²ltimas veces la joven ya quer¨ªa ir por su cuenta con sus amigas.
En un momento de la noche, seg¨²n la informaci¨®n de la familia, las chicas tuvieron un pleito, dos de ellas se marcharon y un conductor de una plataforma ¡ªUber o Didi¡ª fue a por Debanhi. ¡°Yo s¨¦ que no se puede llevar a nadie a la fuerza, y me han dicho que mi hija estaba muy enfadada por lo de las amigas y le manote¨®, pero de ah¨ª a dejarla a esas horas en la carretera¡±, dice Zabad¨²a, que no sabe si ella se baj¨® o el taxista la hizo bajar, que no sabe y pregunta: ¡°?C¨®mo le tom¨® esa foto a mi hija? Y, sobre todo, ?por qu¨¦?¡±.
La imagen lleg¨® al WhatsApp de estos padres preocupados el s¨¢bado a las seis de la ma?ana. Desvelados al ver que Debanhi no llegaba, escribieron a sus acompa?antes y ellas les enviaron esta foto supuestamente tomada por el conductor. A las ocho, Mario Escobar ya hab¨ªa llamado a Locatel, a los servicios hospitalarios y forenses, hab¨ªa puesto la denuncia en la Fiscal¨ªa, hab¨ªa ido a por las c¨¢maras del C4 y el C5 que controlan la ciudad y sus entradas. ¡°Entonces se lanza la alerta de desaparecida¡±, dice este profesor de secundaria, ¡°y ah¨ª empieza este calvario¡±.
En esa frase se engloban las extorsiones que reciben a diario, los mensajes de personas que quieren la recompensa ofrecida por el Gobierno ¡ªde 100.000 pesos, unos 5.000 d¨®lares¡ª antes de dar la informaci¨®n que supuestamente tienen sobre el paradero de Debanhi, se incluyen los d¨ªas sin dormir y sin comer, el desgaste de las salidas diarias a la tierra de nadie. ¡°No hemos tenido vida m¨¢s que para buscarla¡±, resume Mario Escobar unos minutos antes de lanzarse de nuevo a los caminos. ¡°Son momentos muy cr¨ªticos, porque ya pasaron muchos d¨ªas. No podemos descartar nada. Todas las l¨ªneas de investigaci¨®n est¨¢n abiertas¡±.
Mientras la Fiscal¨ªa rastrea en su propio punto, el p¨¢lpito de una vecina de Escobedo y las premoniciones de Mhoni Vidente llevan el jueves a esta familia desesperada a una peque?a comunidad de casas destartaladas y construcciones sin terminar. Los acompa?an dos drones, una perra de rescate ¡ªentrenada para encontrar restos humanos¡ª, una veintena de voluntarios y parte del equipo de B¨²squeda Nuevo Le¨®n. El dron zumba por encima de los terrenos, Yoko huele la ropa interior de Debanhi y los grupos se reparten, hablan con vecinos, miran entre los arbustos y las espinas. ¡°Igual no la encontramos a ella, pero encontramos a alg¨²n otro de los miles que nos faltan¡±, dice mientras fuma un cigarro Lul¨² Huertas, fundadora de Madres Buscadoras Nuevo Le¨®n. Hace 12 a?os que desaparecieron a su hijo Christian mientras iba repartiendo chocolate hacia Coahuila: ten¨ªa 24 a?os, faltaban 12 d¨ªas para que naciera su primer hijo. No ha vuelto a saber de ¨¦l; sigue busc¨¢ndolo. Despu¨¦s de dos horas de rastreo, Jos¨¦ Zabad¨²a, t¨ªo de Debanhi, se limpia el sudor de debajo de la gorra, se recoloca las gafas, marca a su hermana y dice: ¡°Nada¡±.
El feminicidio de Mar¨ªa Fernanda Contreras
Su rostro no fue el primero, pero despert¨® la ola de indignaci¨®n. Mar¨ªa Fernanda Contreras ten¨ªa 27 a?os, era egresada del Instituto Tecnol¨®gico de Monterrey, donde hab¨ªa estudiado Finanzas, y ahora trabajaba en una empresa de log¨ªstica. Pero quer¨ªa ser escritora; siempre andaba con un libro en la mano y empezaba peque?as novelas. Pas¨® su ¨²ltima tarde con su pareja ¡ªllevaban juntos 10 a?os¡ª y unas amigas en la llamada zona Tec, al sur de la capital. A mitad de tarde, Contreras avis¨® de que deb¨ªa quedar con un excompa?ero de trabajo, porque ¨¦l le deb¨ªa un dinero desde hac¨ªa tiempo y ese d¨ªa iba a devolv¨¦rselo. La esperaba en Apodaca, un ¨¢rea muy industrial de la zona metropolitana. Hasta all¨ª lleg¨® Contreras con su camioneta blanca. A las 20.52 mand¨® un mensaje a su madre: ya iba para la casa. El 3 de abril la joven entr¨® con su veh¨ªculo en una vivienda de la colonia Ex Hacienda Santa Rosa y ya no sali¨® m¨¢s.
A las 11 de la noche, al ver que no llegaba, sus padres se pusieron en contacto con los amigos, y a las dos de la ma?ana acudieron a la Fiscal¨ªa a poner la denuncia de desaparici¨®n. ¡°Mi prima jam¨¢s fue de esas personas que se iba o apagaba el celular. Para mis t¨ªos fue foco rojo inmediatamente. ¡®No encontramos a Marifer¡¯, nos dijeron¡±, cuenta Mar¨ªa Jos¨¦ Ru¨ªz por videollamada.
Consiguieron la ¨²ltima localizaci¨®n de su celular y apuntaba a un ¨¢rea total de 1,2 kil¨®metros. Su padre y alg¨²n amigo estuvieron horas en la zona: miraron tras las rejas de las cocheras por si estaba la camioneta, vigilaron si aparec¨ªa por las ventanas o las aceras, organizaron grupos m¨¢s grandes de b¨²squeda, avisaron a las autoridades de la ubicaci¨®n. La polic¨ªa nunca lleg¨®.
Esa fue la primera de las numerosas deficiencias que denuncia la familia de Contreras en la investigaci¨®n. El lunes 4 de abril, la Fiscal¨ªa les inform¨® de que estaban entrevistando a la ¨²ltima persona que estuvo con ella. ¡°?l lleg¨® con ara?azos en la cara y una mordida en una mano¡±, recalca Ruiz. ¡°Tenemos conocimiento de que tiene tres denuncias previas: por extorsi¨®n, por amenazar con una pistola a un agente de tr¨¢nsito sin licencia de portaci¨®n de armas, y por acoso y amenazas a otra chava¡±. Lo dejaron libre por falta de evidencias.
Tres d¨ªas m¨¢s tarde los agentes encontraron el cuerpo de la joven en una casa dentro del ¨¢rea alertada por los padres. Les dijeron que ten¨ªa dos golpes en la cabeza, pero su prima Mar¨ªa Jos¨¦ Ruiz afirma que todav¨ªa no han recibido el informe completo de la autopsia. Tambi¨¦n critican las irregularidades en la detenci¨®n Ra¨²l Alfredo N, filtrada a los medios antes de avisar a la familia, y las palabras del fiscal antisecuestros, Javier Caballero, que asegur¨® que la joven hab¨ªa entrado sin uso de la fuerza en la vivienda y que hab¨ªa fallecido antes de que sus padres pusieran la denuncia. ¡°Es una falta de respeto¡±, sentencia Ruiz.
La familia tampoco cree que Ra¨²l Alfredo, de 26 a?os, para quien ahora el gobernador ha pedido ¡°todo el peso de la ley¡±, sea el ¨²nico part¨ªcipe en el asesinato de la joven. ¡°Mi prima llega manejando, casi inmediatamente despu¨¦s ¨¦l sale manejando la camioneta de mi prima y ya no regresa. Nosotros creemos que hab¨ªa otras personas en la casa. Esa l¨ªnea de investigaci¨®n de que fue algo aislado, de que ¨¦l ten¨ªa algo con ella y por eso la mat¨®, no nos convence¡±, apunta. ¡°Tambi¨¦n hay algo que nos hace creer eso: hay demasiadas mujeres desaparecidas en este momento en Monterrey¡±.
Todas las que faltan
Debanhi Escobar y Mar¨ªa Fernanda Contreras se han convertido en los casos que han recibido la atenci¨®n especial del gobernador y su equipo, pero no son los ¨²nicos. Celeste Tranquilino, de 16 a?os, desapareci¨® el 31 de marzo cuando regresaba de su escuela preparatoria en el centro del municipio de Ju¨¢rez. Sus padres, que tienen una peque?a tienda de abarrotes, fueron a buscarla, ya no la encontraron. La familia denuncia que no ha recibido ning¨²n apoyo. ¡°No nos hacen caso, no tenemos los medios¡±, dice Anarosa Mart¨ªnez, prima de la ni?a. Celeste juega f¨²tbol, saca buenas notas en la escuela y tiene tres hermanas peque?as: ¡°Ahora la extra?an¡±.
Ese mismo d¨ªa fue la ¨²ltima vez que vieron a Yolanda Mart¨ªnez Cadena, trabajadora de 26 a?os en una marca de cosm¨¦ticos. Los amigos se han organizado para crear grupos de difusi¨®n. Cinco d¨ªas despu¨¦s de su desaparici¨®n, su hermana Luc¨ªa Mart¨ªnez encontr¨® unos videos de ella caminando en una calle de San Nicol¨¢s Garza a las 11.30 de la ma?ana. En su publicaci¨®n de Facebook escribi¨®: ¡°Necesito saber por qu¨¦ no hacen nada Aldo Fasci, Samuel Garc¨ªa. No es posible que yo una persona sin auto, sin celular muy moderno, solo con mi coraz¨®n de hermana est¨¦ buscando evidencias y ustedes no puedan encontrar nada. No tiene verg¨¹enza y si no pueden con el cargo renuncien¡±.
In¨¦s Lara tuvo que salir a desmentir una publicaci¨®n de Instagram del gobernador donde este aseguraba que se hab¨ªa encontrado a su hija Sof¨ªa Izaely S¨¢nchez, de 14 a?os. Desapareci¨® el 11 de abril en Apodaca. En el mismo municipio del que falta Paulina Sol¨ªa, de 16 a?os, desde el 22 de marzo. Al cierre de este reportaje, seg¨²n las alertas del Grupo Especial de B¨²squeda Inmediata (GEBI), tampoco se ha localizado a Allison Campos, de 12 a?os, desaparecida en Santa Catarina el 28 de marzo, Jaqueline del R¨ªo, de 15 a?os, desde el 10 de abril en Escobedo, y Karen Yedid Valencia, de 24 a?os, desaparecida el 25 de marzo en la colonia Mitras Sur, de Monterrey.
El pol¨¦mico secretario de Seguridad, Aldo Fasci, ha negado la existencia de una red de trata dedicada al secuestro de mujeres. ¡°Eso no est¨¢ pasando en Nuevo Le¨®n. La mayor¨ªa de los casos son desapariciones por el simple hecho de que no se reportan con sus pap¨¢s¡±, dijo el funcionario la pasada semana. La narrativa, utilizada tambi¨¦n por la Fiscal¨ªa, provoc¨® la indignaci¨®n de los colectivos feministas y de b¨²squeda de desaparecidos. ¡°Si lo est¨¢s negando, minimizando, ?c¨®mo lo vas a enfrentar?¡±, se pregunta Ang¨¦lica Orozco, de FUNDENL.
La organizaci¨®n reporta olas de desapariciones. Ahora es en la zona metropolitana, en agosto del a?o pasado fue en Sabinas Hidalgo, una localidad de 35.000 habitantes, situada en la carretera a Nuevo Ladero, donde desaparecieron a 11 j¨®venes en un par de meses, a tres ya las encontraron muertas. Sentada en la llamada Plaza de los Desaparecidos, rodeada por decenas de rostros en b¨²squeda, Orozco saca las fichas plastificadas: Cynthia Janett Villareal, Cruz Elvira Hern¨¢ndez, Blanca Vianey, desaparecidas juntas al salir de unas fiesta, Coral Safiro y Yesenia Camacho, secuestradas por una camioneta con hombres armados. Y la lista sigue. ¡°Hay una cosa clara: en Nuevo Le¨®n se desaparece porque se dan todas las condiciones para que eso pueda suceder. Cualquiera puede ser desaparecido¡±.
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