Todos los muertos de Xoxocotla
Entre las decenas de asesinatos de pol¨ªticos que M¨¦xico registra cada a?o, sicarios mataron a los dos funcionarios p¨²blicos m¨¢s importantes de este pueblo de Morelos, entre enero y marzo. Cuatro meses de entrevistas con compa?eros, vecinos y enemigos muestran feroces desconfianzas y enredos de mil capas
El mensaje lleg¨® en la noche del s¨¢bado 22 de enero, una frase clara, directa, que era, en realidad, la confesi¨®n de una intuici¨®n terrible:
- Pablo, si le hiciera una pregunta, ?podr¨ªa mantener la pregunta y la respuesta confidencial?
- Claro.
- Ok, para mi infortunio parece que el siguiente atentado ser¨¢ contra mi persona.
Un mes y tres semanas despu¨¦s, el profesor Manuel Alejandro Jim¨¦nez Ponciano, secretario municipal del Gobierno de Xoxocotla, en Morelos, hora y media al sur de Ciudad de M¨¦xico, estaba muerto. Sicarios lo acribillaron en la puerta de su negocio, un cibercaf¨¦, poco antes de la hora de comer. Los testigos del ataque han se?alado que Jim¨¦nez habl¨® con sus asesinos antes de que lo mataran. Todav¨ªa se ignora si los conoc¨ªa o no.
En su mensaje premonitorio, el funcionario dec¨ªa que ¨¦l ser¨ªa el siguiente. No era cualquier frase. 11 d¨ªas antes, su jefe, el presidente municipal de Xoxocotla, Benjam¨ªn L¨®pez Palacios, hab¨ªa sido igualmente asesinado. Hombres armados lo mataron a balazos en su casa mientras descansaba. No se sabe si fueron los mismos u otros, o si ambos asesinatos responden a una estrategia com¨²n. Aunque muchos en Xoxocotla piensan que s¨ª.
El caso es que los mataron y que esa frase -los mataron- resume el d¨ªa a d¨ªa de decenas de comunidades en todo M¨¦xico, desde los arrabales de las grandes ciudades, a las playas tur¨ªsticas del mar Caribe, pasando por mil pueblos polvorientos en cerros y hondonadas. Los matan, las matan. No para de ocurrir. La estad¨ªstica es de miedo, 100 asesinatos al d¨ªa, a veces 85, a veces 110. Las v¨ªctimas son pol¨ªticos, como en el caso de Xoxocotla, pero tambi¨¦n periodistas, ambientalistas, taxistas, abogados o comerciantes. A todos los matan. A todas. Por cualquier cosa.
Cada gremio trae sus n¨²meros. Durante el actual Gobierno, por ejemplo, 16 alcaldes han sido asesinados. En el ¨²ltimo proceso electoral, que inici¨® en 2020 y concluy¨® en 2021, mataron a 102 candidatos y aspirantes. La estad¨ªstica consuela, fabrica una ilusi¨®n de finitud, aunque a veces su rigidez ilustra sus propias limitaciones. ?En qu¨¦ categor¨ªa entra si no el secretario Jim¨¦nez? ?En la de pol¨ªticos, en la de profesores, en la de peque?os empresarios?
Se cuenta para conjurar el horror. En M¨¦xico, la espiral de violencia es de tal magnitud que contar a los muertos, a los desaparecidos, se convierte en una victoria. Es solo parte de la pinza narc¨®tica. La otra es la respuesta institucional, frases que suelen empezar as¨ª: ¡°La fiscal¨ªa de¡± tal Estado ¡°investiga los hechos acontecidos en¡± tal lugar, ¡°e inicia una carpeta de investigaci¨®n por¡± tal delito, ¡°en contra de quien resulte responsable¡±. Normalmente, nadie resulta responsable. La impunidad en el pa¨ªs es superior al 90%.
?A d¨®nde iban a ir?
- ?Por qu¨¦ dice eso de que es el siguiente? ?Qu¨¦ le ha llegado?
- Estoy preparando una declaraci¨®n que en su momento una persona de mi confianza le har¨¢ llegar. No puedo decir nada. Si llegara a sucederme algo, con la declaraci¨®n se aclara todo.
- Manuel, ?no ser¨ªa mejor que saliera de ah¨ª por un rato?
- Lo estoy analizando, pero necesito recabar m¨¢s informaci¨®n. Y s¨¦ que tal vez eso solo complique todo. Pero si me permite una declaraci¨®n: El m¨®vil del crimen tiene que ver con el lavado del dinero de un cartel.
Jim¨¦nez hablaba del m¨®vil de un crimen que no hab¨ªa ocurrido todav¨ªa: su asesinato. Pese a lo que dijo en los mensajes, el secretario no dej¨® declaraci¨®n alguna. Y si lo hizo la escondi¨® tan bien que nadie la ha encontrado. Tampoco abandon¨® el pueblo y es probable que nunca pensara en hacerlo. Toda su familia viv¨ªa en Xoxocotla. All¨ª creci¨®, dio clases, dirigi¨® la escuela, abri¨® su negocio¡ Su viuda, Laura Zacar¨ªas, dice que nunca tuvieron planes de marcharse. ?A d¨®nde iban a ir?
Cuatro meses de entrevistas y conversaciones con el propio Jim¨¦nez, con vecinos, enemigos y compa?eros del pueblo, con familiares y conocidos, adem¨¢s de las declaraciones de muchos de ellos ante la Fiscal¨ªa de Morelos, a las que ha tenido acceso EL PA?S, revelan desconfianzas feroces y enredos de mil capas alrededor de los asesinatos. La pol¨ªtica se mezcla con el poder y la ambici¨®n, variantes que se excitan al calor del presupuesto municipal y las posibilidades de hacer negocio. Y luego, la paranoia, las suspicacias que dispara la violencia: sospechas y cautelas se convierten en certezas puntiagudas.
En este tiempo, ha sido imposible hallar prueba alguna de que un cartel o cualquier tipo de organizaci¨®n criminal haya tratado de usar Xoxocotla como lavadora. O de que un grupo delictivo, local o for¨¢neo, haya tenido que ver con los asesinatos. La Fiscal¨ªa tampoco lo ha hecho. Tampoco hay pistas sobre los sicarios, aunque s¨ª mil rumores. En un pueblo de 15.000 habitantes, donde los dos cr¨ªmenes m¨¢s relevantes en d¨¦cadas ocurrieron a plena luz del d¨ªa, en el mismo centro, no hay testigos que hablen.
2.000 casas
- Dec¨ªa un reportaje que vi, que los municipios caen por presi¨®n o seducci¨®n del crimen organizado. Y nosotros vamos a caer por presi¨®n. Solo que no se me hace justo. ?Para qu¨¦ sirve hacer campa?a y buscar el apoyo, si el crimen organizado es el que va a mandar las pol¨ªticas p¨²blicas a nivel municipio?
- ?Ya les est¨¢n presionando?
- A¨²n no, pero no van a tardar
Esta historia empieza el 6 de junio de 2021. Comunidad escindida de Puente de Ixtla, el municipio ind¨ªgena de Xoxocotla celebr¨® elecciones por primera vez en su historia hace casi un a?o. Gan¨® Juan L¨®pez Palacios, figura de consenso, pol¨ªtico veterano, gestor de programas del Gobierno federal. Una persona conocida y querida. Pero el nuevo alcalde apenas duro seis d¨ªas en el cargo. El 12 de junio, un infarto se lo llev¨® por delante.
Desde la victoria, L¨®pez Palacios y su equipo andaban inmersos en una pelea con su antecesor, Leonel Zeferino, que hab¨ªa capitaneado la transici¨®n a la independencia de Puente de Ixtla. Seg¨²n el equipo de regidores de L¨®pez Palacios, Zeferino no quer¨ªa entregarles el acta de ganador. A su muerte, parte del equipo decidi¨® centrarse en conseguir el acta, v¨ªa judicial, y parte en organizar una nueva candidatura, en el caso probable de que se celebraran nuevas elecciones.
Cada grupo se centr¨® en lo suyo y, por suerte o por desgracia, los dos tuvieron ¨¦xito. La justicia electoral le dio la raz¨®n a la parte del equipo que hab¨ªa defendido la victoria en las elecciones de junio. Mart¨ªn Flores, suplente del difunto Juan L¨®pez Palacios, hab¨ªa dirigido ese esfuerzo y pensaba convertirse en presidente municipal. Por su lado, la otra parte del equipo, que hab¨ªa organizado una candidatura para los nuevos comicios alrededor de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios, hermano menor del alcalde muerto, gan¨® la nueva elecci¨®n, ocurrida el 3 de octubre.
Para la facci¨®n que apoyaba al peque?o de los hermanos L¨®pez Palacios, Flores hab¨ªa dejado de ser una buena opci¨®n bastante pronto. En varias conversaciones mantenidas con ellos estos meses, los regidores explican que el suplente realiz¨® un par de movimientos que les hizo desconfiar. El primero fue poco despu¨¦s de la muerte de Juan L¨®pez Palacios. Flores reuni¨® a los dos grupos en una sala de fiestas de Xoxocotla. Les explic¨® que la batalla judicial por la victoria costar¨ªa dinero, aunque, dijo, no hab¨ªa por qu¨¦ preocuparse: unos empresarios de Puebla se hab¨ªan acercado al ayuntamiento ofreci¨¦ndose a costear el litigio, a cambio de que el nuevo gobierno local les adjudicara obras.
Flores dijo tambi¨¦n que los empresarios ofrec¨ªan construir 2.000 casas en el municipio a fondo perdido, para los vecinos, como gesto de buena voluntad. Los regidores del lado de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios se extra?aron. ?Qui¨¦n ofrece dos millares de casas como gesto de buena voluntad? La semilla de la desconfianza germin¨® en la certeza de que aquellos empresarios poblanos eran criminales y aquella jugada de las 2.000 casas, una estrategia para lavar dinero.
En entrevista telef¨®nica, el suplente Flores niega ninguna operaci¨®n delictiva: ¡°Son empresarios que bajan recursos federales. Les dije, ¡®nos falta todo: un libramiento a Coatetelco, otro a Atlacholoaya, otro a Santa Rosa. Son caminos de terracer¨ªa. Quer¨ªa reactivar la econom¨ªa y la agricultura¡±, a?ade. ¡°Entonces ellos dijeron, ¡®oiga, vamos a hacer 2.000 casas. O sea, fue un decir, no era nada definitivo. Su negocio era que llegando a la presidencia, nosotros les ¨ªbamos a encargar las obras a ellos. Pero no se pudo, as¨ª que se retiraron¡±.
La duda es si de verdad se retiraron o no; si de verdad eran meros empresarios, gestores expertos en la burocracia que exigen las secretar¨ªas federales a los municipios, para optar a programas de obra p¨²blica, agricultura o ganader¨ªa. Los regidores del lado de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios desconfiaban, pero solo llegaron a la conclusi¨®n de que eran un grupo de criminales cuando el nuevo presidente municipal, el hermano del difunto Juan L¨®pez Palacios, muri¨® asesinado a balazos d¨ªas despu¨¦s de jurar el cargo.
Paranoia
- ?C¨®mo que no van a tardar? ?Por qu¨¦? ?C¨®mo sabe?
- (¡) Y nosotros estamos siendo amedrentados de que el suplente debe subir como presidente, porque son ¨®rdenes de los empresarios de Puebla.
- Expl¨ªqueme esto.
- As¨ª se refer¨ªan al cartel, como los empresarios. Solo s¨¦ que son de Puebla.
- ¡
- Seg¨²n lo que pude investigar, llevan proyectos de construcci¨®n de casas. Y su modus operandi es que meten dinero del narco, lo blanquean mediante obra p¨²blica y el dinero se reparte entre los funcionarios. Y con eso pueden blanquear dinero por millones.
La tarde en que lo mataron, Benjam¨ªn L¨®pez Palacios descansaba en la planta alta de su casa. Era martes, 11 de enero. Hac¨ªa diez d¨ªas que hab¨ªa jurado el cargo como alcalde, poniendo fin a un conflicto cada vez m¨¢s enredado. En octubre, los vecinos hab¨ªan confirmado su victoria en asamblea, instrumento habitual en Xoxocotla, uno de los pocos municipios ind¨ªgenas de Morelos. Adem¨¢s, un tribunal electoral superior hab¨ªa volteado la victoria judicial de Mart¨ªn Flores en primera instancia, respaldando a su contrincante. Flores no tuvo m¨¢s opci¨®n que aceptar la derrota.
Pese a ello, el ambiente segu¨ªa tenso. El viernes anterior al atentado, hombres armados hab¨ªan llegado a casa del nuevo alcalde, preguntando por ¨¦l. Como no lo encontraron, se fueron. L¨®pez Palacios com¨ªa con parte de su equipo en un restaurante a las afueras de Xoxocotla. Su hermana le llam¨® por tel¨¦fono y le avis¨®. ?l decidi¨® pasar el fin de semana en casa del secretario Jim¨¦nez, por precauci¨®n. El lunes, incorpor¨® a un nuevo escolta a su guardia.
No fue el ¨²nico evento extra?o esos d¨ªas. El 31 de diciembre, una mujer, Mayra Flores, hab¨ªa llegado al despacho de L¨®pez Palacios a ofrecerse como jefa de polic¨ªa. Le dijo que hab¨ªa estado trabajando con Flores en un plan estrat¨¦gico de seguridad para el municipio, pero que ahora, con el suplente fuera de juego, ven¨ªa a ofrec¨¦rselo a ¨¦l. L¨®pez Palacios no acept¨®, aunque tampoco se neg¨® en redondo, seg¨²n su equipo, para evitar problemas.
Y hubo m¨¢s. En los primeros d¨ªas de enero, el alcalde L¨®pez Palacios realiz¨® algunos nombramientos dif¨ªciles de comprender. Uno de sus regidores, Vidal De Dios Huerta, habl¨® concretamente de uno en su declaraci¨®n ante la Fiscal¨ªa local. Se trataba de una de las hijas de un presunto delincuente local, Silvano Rivera. En su declaraci¨®n, Huerta contaba que hab¨ªa preguntado por el nombramiento al alcalde y que este hab¨ªa contestado ¡°que si no lo hac¨ªa lo iban a desaparecer¡±.
En el testimonio, Huerta se?alaba tambi¨¦n una deuda del alcalde con el gobernante de la transici¨®n, Leonel Zeferino, que habr¨ªa apoyado al peque?o de los L¨®pez Palacios en su victoria definitiva frente a Mart¨ªn Flores. Sin Zeferino, la asamblea postelectoral no se habr¨ªa celebrado, debilitando a L¨®pez Palacios. La deuda en cuesti¨®n eran puestos en el equipo de gobierno o dinero en efectivo, Huerta no estaba seguro. El regidor ignoraba tambi¨¦n si este asunto hab¨ªa tenido que ver con el atentado.
Por todo eso, cuando los regidores supieron del ataque, la tarde del 11 de enero, la sorpresa y el horror de los primeros minutos se transform¨® r¨¢pidamente en incertidumbre, desconfianza y paranoia. Tres sicarios hab¨ªan irrumpido en casa de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios. Hab¨ªan sometido a su chofer, a su secretaria y a dos trabajadores de una empresa financiera que hab¨ªan llegado a ofrecer sus servicios al alcalde. Uno de los tres sicarios hab¨ªa subido al piso de arriba. El chofer, la secretaria y los empleados de la financiera escucharon disparos. El sicario baj¨® y huy¨® con los otros dos. L¨®pez Palacios estaba muerto.
Constelaci¨®n del horror
- Pero entonces, ?un grupo de gente va a llegar, dice, a imponerles a Martin Flores [de alcalde] y as¨ª blanquear dinero?
- No, Mart¨ªn hizo el trato. Pero ¨¦l quiere que Abraham Salazar [entre de presidente]. Porque Salazar est¨¢ registrado como suplente de Benjam¨ªn. Con ¨¦l, todos los tratos est¨¢n de nuevo en uso.
- ?C¨®mo? ?Martin quiere que el suplente de Benjam¨ªn sea presidente?
- S¨ª. Me dec¨ªan que por ayudarlos a lavar el dinero les iban a dar el 20% de cada obra. Por una obra de cinco millones, ?cu¨¢nto se llevan ¡°gratis¡± los funcionarios? Demasiado.
El asesinato de L¨®pez Palacios meti¨® a Xoxocotla en un bucle, un pliegue del espacio-tiempo donde el conflicto pol¨ªtico empezaba de cero. El alcalde hab¨ªa colocado de suplente a Abraham Salazar, antiguo colaborador de su hermano mayor, Juan L¨®pez Palacios. Al principio su relaci¨®n fluy¨® bien, pero la primera victoria de Flores en los tribunales, que lleg¨® apenas unos d¨ªas antes de la elecci¨®n de octubre, les alej¨®. Cuando asesinaron al nuevo alcalde, ya con Flores fuera de juego, Salazar reclam¨® la presidencia municipal.
Para los regidores de L¨®pez Palacios, Salazar encarnaba el mismo mal que Flores. Ve¨ªan con miedo que ¨¦l tambi¨¦n impulsaba la llegada de los misteriosos empresarios poblanos. Con el paso de las semanas, sus sospechas se acrecentaron. Ve¨ªan amenazas por todos lados, siempre con los empresarios como contexto. Los recuerdos que compart¨ªan de los ¨²ltimos d¨ªas del alcalde asesinado apuntalaban su temor al otro bando.
As¨ª, por ejemplo, el secretario Jim¨¦nez recordaba que la mujer que hab¨ªa visitado al alcalde antes de su toma de posesi¨®n para ofrecerse de jefa de polic¨ªa, Mayra Flores, hab¨ªa vuelto al menos en una ocasi¨®n, el 10 de enero. Un d¨ªa antes del asesinato. Seg¨²n Jim¨¦nez, el propio alcalde le hab¨ªa contado que la mujer le hab¨ªa ofrecido el contacto con los empresarios poblanos. ¡°Ella le dijo que se pod¨ªan hacer las licitaciones para los nuevos proyectos del municipio¡±, relat¨® Jim¨¦nez a los fiscales de Morelos.
Mayra Flores, Abraham Salazar y Mart¨ªn Flores¡ Los regidores leales a L¨®pez Palacios pensaban que eran todos parte de lo mismo. Y que, adem¨¢s, se apoyaban en un presunto grupo de delincuentes locales, cuadrilla liderada supuestamente por Silvano Rivera y otro personaje de escaso prestigio en el pueblo, Liberio D¨ªaz, alias Silverio. No en vano era D¨ªaz, presunto socio de Silvano Rivera, qui¨¦n hab¨ªa conectado a los empresarios con Mart¨ªn Flores y Abraham Salazar. Para los regidores de L¨®pez Palacios, todos estos nombres formaban una especie de constelaci¨®n del horror.
Enero y febrero fueron meses de enorme tensi¨®n en Xoxocotla. El suplente Salazar presionaba para que los regidores le nombraran alcalde, pero solo contaba con el apoyo de tres de los nueve. Para complicar a¨²n m¨¢s las cosas, la s¨ªndica municipal, Silvia Herrera, presidenta provisional mientras los regidores tomaban una decisi¨®n, le agarr¨® gusto al cargo y sabote¨® cualquier intento de una y otra parte para elegir nuevo alcalde. ¡°Pues s¨ª, tambi¨¦n quise ser presidenta, pero luego fui a la iglesia y un amigo me dijo, ¡®cuando sea para ti, ser¨¢ para ti¡¯. Y me hice a un lado¡±, explica la mujer.
Finalmente, pese a las tretas de Herrera, los regidores se reunieron para tomar una decisi¨®n el 28 de febrero. El bando de L¨®pez Palacios contaba con mayor¨ªa de seis regidores y ten¨ªa a su candidato, Ra¨²l Leal. La s¨ªndica Herrera se propuso tambi¨¦n y Salazar, que pensaba que aquella reuni¨®n era simplemente para ratificar su nombramiento, mont¨® en c¨®lera cuando entendi¨® las intenciones de los regidores de L¨®pez Palacios. Leal gan¨®, decisi¨®n que una nueva asamblea municipal deb¨ªa refrendar el 20 de marzo, con todos los vecinos presentes. Salazar se fue de all¨ª ensayando una especie de amenaza. Dijo que no se hac¨ªa responsable de lo que pudiera pasar en la asamblea.
El suplente impugn¨® la designaci¨®n de Leal ante el tribunal electoral de Morelos. La s¨ªndica Herrera decidi¨® apoyar a Salazar tambi¨¦n e inici¨® una ¡°campa?a de desprestigio¡± contra el secretario Jim¨¦nez, seg¨²n los regidores del bando de Leal y L¨®pez Palacios. Jim¨¦nez era un personaje importante en ese momento, pues en sus manos hab¨ªa quedado la organizaci¨®n de la asamblea y la coordinaci¨®n de los regidores leales al alcalde asesinado. Era evidente para todos que en el futuro aspiraba a la presidencia municipal.
La tensi¨®n con Herrera creci¨® y creci¨® hasta el punto de que, un d¨ªa, en una reuni¨®n, la s¨ªndica responsabiliz¨® al secretario ¡°de cualquier cosa¡± que pudiera pasarle. Preguntada al respecto, Herrera dice que en esos d¨ªas se vio envuelta en situaciones extra?as. Una madrugada, dice, alguien dispar¨® junto a la puerta de su casa. D¨ªas despu¨¦s, alguien le dej¨® un papel con un mensaje en la puerta: ¡°Cu¨ªdate por tu vida¡±, le¨ªa. Herrera dice: ¡°Yo todo el rato le dec¨ªa a Manuel, ¡®?qu¨¦ pasa?, ?Qu¨¦ acuerdos hay?¡¯. Aunque solo fuera para saber de d¨®nde ven¨ªan los trancazos. Pero ¨¦l nunca dec¨ªa nada, nunca compart¨ªa informaci¨®n, por eso le dije que le hac¨ªa responsable de lo que me pudiera pasar¡±.
Boca abajo
- Entiendo todo esto, m¨¢s o menos... ahora, ?por qu¨¦ cree que ahora van contra usted? Y en todo caso, aunque vayan contra usted, ?por qu¨¦ piensa que lo van a matar?
- Porque el grupo conf¨ªa en m¨ª. Y saben que yo no dejar¨ªa que llegar¨¢n ellos. Saben que o negocian conmigo, o me quitan.
El martes 15 de marzo, el secretario Jim¨¦nez y su esposa, Laura Zacar¨ªas, planeaban celebrar el segundo cumplea?os de su hijo, Diego. Jim¨¦nez iba a atender sus asuntos por la ma?ana y luego se juntar¨ªan en el cibercaf¨¦, a cuadra y media del z¨®calo municipal. Elegir¨ªan un pastel en el negocio de enfrente y volver¨ªan a la casa, a pasar la tarde en familia.
Jim¨¦nez se fue a las 9 de la ma?ana. Pas¨® por el ayuntamiento un momento por un peque?o problema con su t¨ªo, trabajador municipal. Luego volvi¨® a la casa. No encontraba el cargador de su computadora port¨¢til y asumi¨® que lo hab¨ªa dejado all¨ª, pero no lo hall¨®. Volvi¨® a irse poco antes de las 10, ya con destino al cibercaf¨¦, que muchos d¨ªas usaba de oficina particular.
Zacar¨ªas pensaba cuidar del ni?o durante la ma?ana y armar una peque?a mochila para salir antes de mediod¨ªa. El peque?o acostumbra a tomar su siesta a esa hora y la mujer quer¨ªa salir un poco antes, para que durmiera en el negocio. As¨ª pasaron las horas. Zacar¨ªas se preparaba ya para salir, cuando su tel¨¦fono son¨®. Era una de las empleadas del ciber. Contest¨® y entonces la muchacha pronunci¨® una frase que dif¨ªcilmente olvidar¨¢: ¡°?Han disparado a Manuel, ven r¨¢pido!¡±.
Con el susto en el cuerpo, aferrada a la idea de que Manuel estaba herido, pero vivo, Zacar¨ªas dej¨® al ni?o con su cu?ada y corri¨® hasta la carretera. Par¨® una mototaxi y le pidi¨® que le llevara al cibercaf¨¦. ¡°Cuando llegu¨¦ estaba acordonado. Al final pas¨¦ y ya lo vi. Estaba tirado, con su playera azul, sus zapatos. Estaba boca abajo, rodeado de sangre y cuando lo vi as¨ª¡ Le tom¨¦ la mano, le empec¨¦ a hablar. Me qued¨¦ ah¨ª¡±, recuerda.
Zacar¨ªas relata que las empleadas del cibercaf¨¦ le contaron m¨¢s tarde que Jim¨¦nez hab¨ªa almorzado all¨ª y que, antes del ataque, estaba instalando una bocina en el techo de una mototaxi. La asamblea para ratificar a Ra¨²l Leal era en cinco d¨ªas y el ayuntamiento estaba en la recta final de los preparativos. El mototaxista har¨ªa correr la voz. Ah¨ª estaba, cuando dos hombres llegaron en moto. Hablaron con el secretario. Zacar¨ªas dice que el negocio era un ¡°entrar y salir de gente¡±, el ajetreo habitual de una ma?ana normal en el centro del pueblo. Fue entonces cuando le dispararon.
Amenaza
- Hola, Laura, ?qu¨¦ tal est¨¢?
- Bien, dentro de lo que cabe. ?Y usted?
- Bien, bien.
- ?C¨®mo le fue el otro d¨ªa que vino por Xoxocotla? ?Consigui¨® algo?
Hubo poco tiempo para el duelo tras el asesinato del secretario Jim¨¦nez. El tribunal electoral de Morelos estaba por resolver el recurso interpuesto por Abraham Salazar, despu¨¦s de que el equipo de regidores de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios hubiera nombrado alcalde a Ra¨²l Leal, en febrero. Adem¨¢s, el pueblo estaba convocado a la asamblea ese mismo domingo.
Si despu¨¦s del atentado contra L¨®pez Palacios, el miedo y la paranoia hab¨ªan cundido entre los integrantes de su equipo, el ataque contra el secretario los dej¨® paralizados. El convencimiento de que los regidores contrarios, Silverio, Silvano y su cuadrilla, estaban detr¨¢s de los asesinatos aumentaba. Algunos, caso de Vidal de Dios Huerta, empezaron a usar chaleco antibalas de manera habitual.
Dos d¨ªas despu¨¦s del asesinato de Jim¨¦nez, un rumor empez¨® a propagarse en Xoxocotla. Ten¨ªa que ver con la resoluci¨®n inminente del tribunal electoral en favor de Abraham Salazar. Para los regidores de L¨®pez Palacios no ten¨ªa ning¨²n sentido. En la primera etapa del conflicto, el m¨¢ximo tribunal electoral del pa¨ªs hab¨ªa fallado en ¨²ltima instancia a su favor, en contra del suplente, Mart¨ªn Flores. El papel de la asamblea hab¨ªa sido central en la decisi¨®n del tribunal, as¨ª que no entend¨ªan por qu¨¦ ahora el tribunal local quer¨ªa decidir d¨ªas antes de la asamblea, dando la raz¨®n a Salazar.
Aunque era solo un rumor, buscaron la manera de reunirse con los magistrados. Lo hicieron a trav¨¦s del gobierno de Morelos, el viernes 18 de marzo. A la reuni¨®n se conect¨® de manera virtual, incluso, la magistrada titular de la sala que ve¨ªa el caso, Ixel Mendoza. All¨ª, los regidores de L¨®pez Palacios le reclamaron. ?Era verdad que la decisi¨®n era inminente? ?Por qu¨¦ no esperaban la decisi¨®n de la asamblea del domingo? Al fin y al cabo, el plazo del tribunal conclu¨ªa el lunes siguiente.
Los regidores expresaron tambi¨¦n su angustia tras los asesinatos, lo amenazados que se sent¨ªan. Resumieron su versi¨®n de lo que ocurr¨ªa, sus actores, Salazar, Flores, Silverio, Silvano¡ Pero la respuesta no fue la que esperaban. El tribunal, les dijeron, deb¨ªa decidir ese mismo d¨ªa. Seg¨²n el relato de varios de los regidores y del funcionario del gobierno de Morelos presente en la reuni¨®n, la magistrada Mendoza a?adi¨® que, igual que ellos, ella tambi¨¦n se sent¨ªa amenazada.
Preguntada al respecto, Mendoza explica que el bando de Salazar se mostr¨® muy agresivo durante el proceso. ¡°Amenazaron con tomar las instalaciones, como una forma de presionar para que tom¨¢ramos una decisi¨®n, un d¨ªa incluso tuvimos que desalojar el tribunal¡±, dice. ¡°A m¨ª incluso me llegaron mensajes por Facebook, diciendo algo as¨ª como ¡®resuelvan ya el asunto porque si no se los va a cargar la chingada¡¯. Pero bueno, estamos sujetos a este tipo de situaciones. Yo vivo con protecci¨®n desde hace un a?o, porque un dirigente pol¨ªtico, Javier Estrada, del Partido Verde, me amenaz¨® en p¨²blico¡±, a?ade. Sobre el mismo tema, Salazar dice: ¡°?C¨®mo vamos a amenazar a una magistrada? Solo les exhortamos a que saliera su resoluci¨®n y que actuaran conforme a la ley¡±. Mendoza dice que las amenazas no afectaron la decisi¨®n del tribunal. ¡°No podemos ceder a ning¨²n tipo de presi¨®n¡±, dice.
Fuera como fuera, la resoluci¨®n del tribunal de Morelos sali¨® ese mismo d¨ªa, favoreciendo a Abraham Salazar, que se convirti¨® en presidente municipal de Xoxocotla de manera oficial. Aun as¨ª, el pueblo se reuni¨® en asamblea el domingo, votando a favor de Ra¨²l Leal. Su equipo adem¨¢s impugn¨® la decisi¨®n del tribunal ante la instancia superior, la sala regional de Ciudad de M¨¦xico, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci¨®n. Xoxocotla ten¨ªa de repente dos presidentes, dos equipos, dos ayuntamientos. As¨ª siguen hasta ahora.
Nadie ha resultado responsable de los asesinatos del alcalde y el secretario de Xoxocotla. Al menos de momento. En la Fiscal¨ªa de Morelos se quejan de que ni un solo testigo ha declarado nada contra nadie. Solo rumores. Algunos apuntan a Silvia Herrera, otros a Abraham Salazar, algunos pocos al entorno de Leonel Zeferino, todos a la dupla que forman Silverio y Silvano¡ Pero son solo eso, rumores. La sala regional tiene ahora la palabra. De lo que decidan depende el futuro del pueblo.
M¨¢s muertos
Ha habido muertos este fin de semana en Xoxocotla. Uno al menos. Se llamaba Jes¨²s Capistr¨¢n y ten¨ªa 21 a?os. Tres hombres armados vestidos de negro a bordo de una moto lo alcanzaron el s¨¢bado por la noche, en una calle cerca del centro. Le descerrajaron varios tiros entre pecho y espalda y huyeron. El muchacho muri¨® antes de llegar al hospital.
El rumor en el pueblo es que familiares y amigos de Capistr¨¢n supieron enseguida qui¨¦nes eran los agresores. Tomaron sus armas y se fueron a la caza. No est¨¢ claro d¨®nde los agarraron, ni si acertaron con las presas, pero la cosa acab¨® a balazos. Dos hombres llegaron heridos al mismo hospital en que el cuerpo de Capistr¨¢n yac¨ªa sin vida. Uno de los dos heridos es Abel Rivera, hermano de Silvano Rivera.
En Xoxocotla no se habla pr¨¢cticamente de otra cosa estos d¨ªas. Los muertos que deben los Rivera, la mano de los Rivera en los casos del alcalde y el secretario. En estos cuatro meses de charlas y pl¨¢ticas con vecinos, m¨¢s de uno ha dicho, sin prueba alguna, que Abel Rivera era uno de los asesinos materiales de Benjam¨ªn L¨®pez Palacios. Ir¨®nicamente, el ¨²ltimo que lo dijo, un viejo colaborador del gobernante de la transici¨®n, Leonel Zeferino, aparece vinculado al mismo asesinato en las declaraciones de otro vecino ante la Fiscal¨ªa.
Pero de momento no hay nada. La Fiscal¨ªa de Morelos investiga la presunta responsabilidad de Abel Rivera y el otro herido en el ataque a Capistr¨¢n. La Fiscal¨ªa de Morelos investiga si Rivera mat¨® a L¨®pez Palacios y Jim¨¦nez. La Fiscal¨ªa de Morelos atiende cada mes unos 100 asesinatos, 105 el mes pasado. La violencia sigue, la violencia no para. La violencia, siempre.
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs