Juntas 27 a?os despu¨¦s: as¨ª fue el reencuentro de una madre y su hija robada en M¨¦xico
Lorena Ram¨ªrez y su hija Juana, a quien se llevaron del principal parque de Ciudad de M¨¦xico en 1995, cuentan a EL PA?S qu¨¦ fue de sus vidas mientras estuvieron separadas y c¨®mo piensan recuperar el tiempo perdido
Lorena Ram¨ªrez se qued¨® sin palabras. Siempre que pensaba en ella, ve¨ªa a sus hijas y se convenc¨ªa de que deb¨ªan parecerse. Cada a?o, cada mes, mientras las ni?as crec¨ªan, le daba vueltas a la cabeza y se imaginaba c¨®mo se ver¨ªa, d¨®nde estar¨ªa, cu¨¢ndo volver¨ªa a ver a Juana, la hija que le arrebataron un domingo por la tarde hace 27 a?os. Hasta que un d¨ªa de agosto, Juana entr¨® por la puerta.
¡°Nunca perd¨ª la esperanza, nunca dej¨¦ de buscar¡±, cuenta ahora Ram¨ªrez, con orgullo maternal y voz serena. Hace apenas una semana, la ...
Lorena Ram¨ªrez se qued¨® sin palabras. Siempre que pensaba en ella, ve¨ªa a sus hijas y se convenc¨ªa de que deb¨ªan parecerse. Cada a?o, cada mes, mientras las ni?as crec¨ªan, le daba vueltas a la cabeza y se imaginaba c¨®mo se ver¨ªa, d¨®nde estar¨ªa, cu¨¢ndo volver¨ªa a ver a Juana, la hija que le arrebataron un domingo por la tarde hace 27 a?os. Hasta que un d¨ªa de agosto, Juana entr¨® por la puerta.
¡°Nunca perd¨ª la esperanza, nunca dej¨¦ de buscar¡±, cuenta ahora Ram¨ªrez, con orgullo maternal y voz serena. Hace apenas una semana, la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico dio a conocer la noticia. Despu¨¦s de vivir separadas durante d¨¦cadas, la madre y su hija desaparecida volvieron a verse. Una prueba gen¨¦tica comprob¨® con ¡°un 99,99%¡± de seguridad que eran familia, se abrazaron entre l¨¢grimas y esa fotograf¨ªa dijo todo lo que no se pod¨ªa decir con palabras. Detr¨¢s de esa imagen, sin embargo, hay una historia y ahora son ellas quienes quieren contarla.
Juana Bernal fue robada en 1995. ¡°El 1 de octubre de 1995¡å, corrige su madre, como si llevara la fecha tatuada. No se le ha olvidado nada. Ram¨ªrez y su marido ten¨ªan en ese tiempo tres hijos y ese domingo la familia sali¨® de paseo al gigantesco Bosque de Chapultepec, el parque m¨¢s famoso de la capital mexicana. Fueron al zool¨®gico y los ni?os jugaron en los jardines. Iba tambi¨¦n la hermana de su esposo con su pareja. ¡°Todo era normal¡±, recuerda. A las cuatro de la tarde, m¨¢s o menos, todos se pararon al lado del lago del parque para despedirse. Juanita, que entonces ten¨ªa tres a?os, estaba en medio de todos los adultos y sus padres la soltaron por un momento. Cuando terminaron los abrazos, ya no la vieron.
¡°Lo primero que hice fue correr a la puerta m¨¢s cercana, la que daba a Paseo de la Reforma¡±. Ram¨ªrez dijo a un polic¨ªa que le acababan de robar a su hija y le pidi¨® que cerrara el acceso principal de Chapultepec para encontrarla. El guardia se neg¨® y le coment¨® que estaba saliendo mucha gente y que no pod¨ªa dejar a tantas personas dentro del parque. ¡°Esperamos hasta que saliera la ¨²ltima persona para ver si alguien nos estaba esperando para entregar a la ni?a¡±, afirma, ¡°pero eso no pas¨®¡±.
La familia fue a reportar inmediatamente la desaparici¨®n al Centro de Apoyo a Personas Extraviadas y Ausentes (Capea). ¡°Me dijeron que ten¨ªa que esperar 72 horas, que a lo mejor se hab¨ªa ido por ah¨ª y que luego regresaba¡±, cuenta la madre frustrada. Hoy esa espera es conocida como el ¡°mito de las 72 horas¡±, pero en los noventa era el pan de todos los d¨ªas. A mucha gente todav¨ªa se le pide esperar antes de levantar la denuncia o se les dice que su hija ¡°a lo mejor se fue con el novio¡± o que su hijo ¡°de seguro no avis¨® y no tarda en regresar¡±. Los padres de Juana esperaron resignados el plazo y fue hasta una semana despu¨¦s que inici¨® la b¨²squeda. La Fiscal¨ªa reconoci¨® la semana pasada que las autoridades de entonces no le dieron suficiente difusi¨®n. El expediente, a final de cuentas, no avanz¨®. M¨¦xico es un pa¨ªs con m¨¢s de 106.000 personas desaparecidas, con casos que se remontan a 1964, seg¨²n los registros oficiales.
Juana Bernal era muy peque?a, no se acuerda de nada de lo que pas¨® esa tarde. Pero un d¨ªa despert¨® y ten¨ªa dos ¡°nuevos pap¨¢s¡±, ¡°nuevos hermanos¡± y un nuevo nombre: Roc¨ªo Mart¨ªnez. ¡°Siempre supe que con la familia que estaba no era mi familia¡±, asegura Roc¨ªo, como pide que la llamen antes de comenzar la entrevista.
Roc¨ªo Mart¨ªnez es hoy una mujer de 30 a?os, casada y con dos hijos. Creci¨® en Toluca, una ciudad a unos 50 kil¨®metros de donde vive su madre biol¨®gica o ¡°verdadera¡±, como ella la llama. La familia que se la llev¨® le dio techo, ropa y comida. Tiene la tez morena, el cabello casta?o medio ondulado y la cara y el ment¨®n redondos, como se describe en la ficha de desaparici¨®n de Juana. Estudi¨® hasta la secundaria. Naci¨® un 16 de junio, pero hasta hace unos meses pensaba que su cumplea?os era el 1 de octubre, eso era lo que le dec¨ªan las personas con las que se cri¨®.
Cuando era ni?a, los vecinos le dec¨ªan que la se?ora con la que estaba no era su mam¨¢. A los 12 o 13 a?os, Roc¨ªo tuvo una pelea con esa mujer y entonces le pregunt¨®. ¡°Me dijo que me hab¨ªa encontrado en Chapultepec¡±, recuerda.
A partir de ah¨ª, Roc¨ªo Mart¨ªnez sinti¨® durante toda la adolescencia que algo le faltaba, pero no sab¨ªa a qui¨¦n acudir ni a qui¨¦n buscar. La relaci¨®n con la familia que dec¨ªa haberla salvado de ser ¡°abandonada¡± no era buena. ¡°Me trataban mal¡±, se limita a decir. No quiere hablar mucho de esa etapa de su vida. Esa parte es privada. S¨ª cuenta que a los 17 a?os se sali¨® de esa casa. Se enamor¨®, se cas¨® y se fue a construir su propia familia.
Impulsada por su esposo, Mart¨ªnez empez¨® a buscar informaci¨®n sobre ni?os perdidos y robados por internet. De pronto, apareci¨® una foto de una ni?a que le llam¨® la atenci¨®n. Cuando la vio, uno de sus hijos todav¨ªa era beb¨¦ y compar¨® c¨®mo se ve¨ªa ¨¦l con esa imagen una y otra vez. Estaba convencida de que se parec¨ªan. ¡°Era tanto el parecido f¨ªsico que dije: ¡®Yo soy esa persona¡±. Sin saberlo, estaba haciendo lo mismo que su madre biol¨®gica: ve¨ªa las fotograf¨ªas y se imaginaba muchas cosas.
A pesar de todo, no ten¨ªa mucho m¨¢s que ese presentimiento. ¡°Cuando encontr¨¦ esa foto, no hab¨ªa un n¨²mero de tel¨¦fono o alguna direcci¨®n donde yo pudiera ir a buscar¡±, cuenta Mart¨ªnez. Y dej¨® pasar el tiempo. ¡°Tard¨¦ ocho a?os en decidirme a buscar a mi familia¡±, asegura.
El pasado 1 de agosto, finalmente dio el paso y public¨® en internet un mensaje en el que dec¨ªa que estaba buscando a sus padres biol¨®gicos y que cre¨ªa que pod¨ªa ser la ni?a de esa foto: ¡°A ver qu¨¦ pasaba¡±. ¡°Recib¨ª respuesta de forma inmediata¡±, recuerda. Mar¨ªa Jos¨¦, una de las hijas de Lorena Ram¨ªrez, le escribi¨® que ella era la hermana de Juana Bernal. Empezaron a platicar y a intercambiar fotos. A los pocos d¨ªas acordaron que Roc¨ªo Mart¨ªnez fuera a visitarlas.
¡°No lo pod¨ªa creer, pero cuando la vi lo supe, ella era mi hija¡±, sostiene Ram¨ªrez. De todos modos, quer¨ªan salir de dudas y con ayuda de la Asociaci¨®n Mexicana de Ni?os Robados y Desaparecidos, que apoy¨® la b¨²squeda desde 2015, llegaron a la Fiscal¨ªa de Ciudad de M¨¦xico. Primero, para declarar y despu¨¦s, para someterse a una prueba de ADN la semana pasada.
¡°Con todo el profesionalismo que el caso amerit¨®, y antes del primer acercamiento entre madre e hija, por separado, a cada una de ellas, les explicamos cu¨¢l ser¨ªa el procedimiento de toma de muestras y se les inform¨® del resultado de las pruebas a fin de prepararlas para el momento¡±, dijo la fiscal Ernestina Godoy en su mensaje a medios de la semana pasada. Ram¨ªrez y su hija cuentan que, en realidad, acudieron juntas al laboratorio y que ya hab¨ªan tenido contacto, justo despu¨¦s de intercambiar mensajes por redes sociales. ¡°Ya nos hab¨ªamos visto¡±, cuenta la madre. ¡°Nos llevamos bien desde el principio y desde el primer momento la vi como mi hija¡±, agrega.
¡°Es muy bonito saber que tienes familia, que tienes qui¨¦n se preocupe por ti. Algo que nunca tuve, ahora lo tengo¡±, afirma su hija, que ya conoci¨® a sus cuatro hermanos. Mart¨ªnez ha roto relaci¨®n con la familia con la que creci¨®. ¡°No les guardo ning¨²n rencor¡±, asegura, aunque dice tambi¨¦n que necesita tiempo para asimilar todo lo que pas¨® y que todav¨ªa no decide si tomar¨¢ acciones legales contra ellos.
Despu¨¦s del comunicado de la Fiscal¨ªa, la noticia se hizo viral. ¡°La verdad no me imagin¨¦ que esto alcanzara tal magnitud¡±, admite Ram¨ªrez. Su tel¨¦fono no para de sonar, todos sus conocidos la han felicitado y los medios de comunicaci¨®n la buscan para que d¨¦ su testimonio, incluido el programa de televisi¨®n en el que denunci¨® la desaparici¨®n de Juana hace 27 a?os. Cuando escucha que su historia lleg¨® hasta Espa?a, Argentina o Colombia, no puede ocultar su asombro.
Obviamente, eso no siempre fue as¨ª. ¡°Hace 27 a?os hubiera querido toda esta difusi¨®n, que todos me vieran, que todos me prestaran atenci¨®n, todo esto. Desgraciadamente, eso no pas¨®¡±, se sincera Ram¨ªrez. ¡°Cuando te roban a un hijo es bien dif¨ªcil que te den un espacio. Lloras y te arrastras por este dolor, que ha estado latente todos estos a?os, pero casi nadie te abre la puerta¡±, comenta.
Mientras Juana estaba desaparecida, Ram¨ªrez ten¨ªa dos trabajos de tiempo completo: vend¨ªa quesadillas y buscaba a su hija. ¡°Somos una familia humilde, trabajamos y vivimos al d¨ªa¡±, cuenta. ¡°Cuando no se tienen los recursos econ¨®micos todo es mucho m¨¢s dif¨ªcil¡±, afirma. En medio de esa b¨²squeda, su esposo muri¨® hace tres a?os, contaba hace unos d¨ªas.
¡°El tiempo pasado ya se acab¨®, ya pas¨®. Hoy es un nuevo d¨ªa¡±. Lorena Ram¨ªrez explica que, desde su perspectiva, no hay tal cosa como recuperar el tiempo perdido. ¡°Imag¨ªnate, sufr¨ª durante 27 a?os. ?Por qu¨¦ seguir atorment¨¢ndome por el pasado? Prefiero disfrutar de la vida y de lo que venga con mi familia¡±, dice sonriente, afuera de la terminal de autobuses y a minutos de despedirse de su hija, que saldr¨¢ rumbo a Toluca, donde vive todav¨ªa.
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