&?Qui谷n decidir芍: L車pez Obrador o las encuestas?* Adelanto del nuevo libro de Jorge Zepeda Patterson, &La sucesi車n 2024∩
EL PA?S publica un fragmento de &La sucesi車n 2024*, en el que el autor mexicano analiza la pugna interna en el partido Morena por definir al pr車ximo candidato presidencial
EL PA?S adelanta un fragmento de La sucesi車n 2024 (Planeta), en el que Jorge Zepeda Patterson analiza la situaci車n actual y pol赤tica del pa赤s, frente a los comicios presidenciales del pr車ximo a?o, y la pugna interna en el partido oficialista Morena, que probablemente, ser芍 definitiva para la elecci車n de...
EL PA?S adelanta un fragmento de La sucesi車n 2024 (Planeta), en el que Jorge Zepeda Patterson analiza la situaci車n actual y pol赤tica del pa赤s, frente a los comicios presidenciales del pr車ximo a?o, y la pugna interna en el partido oficialista Morena, que probablemente, ser芍 definitiva para la elecci車n del sucesor del presidente Andr谷s Manuel L車pez Obrador.
Cap赤tulo 6. ?Qui谷n decidir芍: L車pez Obrador o las encuestas?
La definici車n del pr車ximo presidente de M谷xico discurre por territorios in谷ditos, con l車gicas que los protagonistas descubren cada d赤a y otras que apenas nos imaginamos. Una cosa queda cada vez m芍s clara, sin embargo: la elecci車n de la persona que gobernar芍 el pa赤s los siguientes seis a?os no surgir芍 realmente de los comicios del pr車ximo verano ni de la participaci車n de millones de ciudadanos organizados por el INE, sino de las encuestas que tendr芍n lugar en noviembre a partir del desempe?o de un pu?ado de empresas encuestadoras privadas. Es tal la ventaja del partido oficial sobre la oposici車n en las encuestas de intenci車n de voto, que habr赤a que asumir que la madre de todas las batallas no tendr芍 lugar entre Morena y sus adversarios en las elecciones generales, sino en ?las primarias? o internas que definir芍n al candidato del partido en el poder.
Las encuestas dir芍n si es Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Ad芍n Augusto L車pez el abanderado de Morena y, por consiguiente, casi seguro mandatario para el pr車ximo sexenio. En consecuencia, las rutinas a las que nos hab赤amos acostumbrado cada seis a?os en esta ocasi車n ser芍n un tr芍mite importante para definir la composici車n del Congreso y muchas gubernaturas, pero la presidencia se habr芍 resuelto seis meses antes. Y no deja de ser preocupante que el elaborado proceso de instalaci車n de decenas de miles de casillas, la movilizaci車n de millones de ciudadanos, cuidadosos protocolos para el manejo y traslado de urnas, los conteos r芍pidos o el Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) ser芍n sustituidos o anticipados por una encuesta de varias empresas a unos pocos miles de personas sondeadas bajo criterios y metodolog赤as a迆n gelatinosos.
La ruta cr赤tica, dos levantamientos
A principios de febrero la dirigencia de Morena estableci車 apenas un esbozo de ruta cr赤tica para elegir candidato:
1. En junio se crea un grupo de trabajo con los representantes de cada uno de los aspirantes para definir las reglas.
2. En julio el Comit谷 Ejecutivo Nacional de Morena lanza la convocatoria para la inscripci車n de aspirantes presidenciales.
3. En agosto el Consejo Nacional de Morena determina qu谷 perfiles entran en una primera encuesta de reconocimiento.
4. En septiembre se realiza la primera encuesta.
5. En noviembre los cuatro perfiles mejor posicionados entran a la encuesta definitoria. El ganador se llamar芍 Coordinador de Comit谷s de la 4T, para no violar la legislaci車n electoral. Deber芍 renunciar de inmediato a su responsabilidad anterior.
6. En diciembre, antes del d赤a 2, el ganador asume su encargo como candidato oficial de Morena a la presidencia.
A esta escueta agenda podr赤an a?adirse los comentarios que aqu赤 y all芍 el presidente ha esbozado sobre la naturaleza de esta encuesta. En ocasiones ha mencionado una bater赤a de 10 preguntas, en otras s車lo cinco o seis; sobre el contenido ha adelantado que se podr赤an calificar algunos atributos de los aspirantes, como pueden ser la honestidad, la responsabilidad, la experiencia, la popularidad, etc. Ha hablado de que algunas preguntas podr赤an tener una ponderaci車n mayor en la valoraci車n final, al tratarse de rasgos m芍s decisivos que otros. De igual forma ha variado la menci車n del n迆mero de empresas encuestadoras que participar赤an en el levantamiento. No est芍 claro si todas estas sugerencias se incorporar赤an en el primero de los dos ejercicios, en el segundo o en ambos. Probablemente se trata de meros esbozos para ilustrar a la opini車n p迆blica el tipo de auscultaci車n en el que se est芍 pensando.
Una cosa es clara, sin embargo, la consulta ser芍 una proporci車n o muestra del total de la poblaci車n, es decir, no ser芍 restringida a simpatizantes de Morena. Es una estrategia inteligente porque de esa manera el partido en el poder se asegura de nominar, entre sus candidatos, a aquel a quien m芍s oportunidades le da el propio votante para ser elegido en las urnas.
Lo de menos ser芍 la elecci車n de las empresas encuestadoras finales. Hay riesgos, desde luego, pero a estas alturas ya existe al menos media docena de empresas con amplia experiencia y reputaci車n en la materia, y est芍n identificadas aquellas que son ?patito? y al uso del mejor postor. Incorporar a tres o m芍s instituciones reconocidas, para disponer de resultados espejo confiables, descarta la sospecha de un levantamiento ama?ado.
El piso (dis)parejo
Si as赤 fuese, el quid no reside en el riesgo de irregularidades en el levantamiento de las encuestas, sino en las condiciones en las que se d谷 la competencia entre los contendientes los meses previos: el llamado piso parejo o disparejo. En otras palabras, la mayor fragilidad del mecanismo de elecci車n, sean comicios organizados por el INE o sondeos realizados por empresas encuestadoras, responde menos a la jornada decisiva y m芍s a la posibilidad de irregularidades o variables subjetivas que afecten la competencia misma. ?C車mo operar芍n los gobernadores de Morena? ?Qu谷 se?ales enviar芍 el presidente respecto a los candidatos? ?Cu芍n imparciales ser芍n los dirigentes del partido para definir un cuestionario de levantamiento que sea verdaderamente imparcial?
Son preguntas que con dificultad aceptan respuestas categ車ricas. Inevitablemente existir芍n zonas grises; ?c車mo interpretar un gesto del presidente?, ?en qu谷 momento el apoyo moral de un gobernador por un candidato se traduce o no en apoyos indebidos de parte de sus funcionarios? El INE supervisa el proceso, las leyes electorales regulan las precampa?as y el mecanismo interno de cada partido para seleccionar a sus candidatos, pero se trata de filtros gruesos. La verdadera legitimidad del proceso, aquella que podr赤a evitar impugnaciones, reside en la percepci車n de los contendientes en el sentido de que el resultado final no fue definido por los inevitables negros en el arroz.
No es un debate sencillo porque algunas reglas del juego no son neutras, y no podemos ser inocentes al respecto. Tres ejemplos: exigir que los precandidatos renuncien a sus puestos de manera temprana o tard赤a, o incluso que permanezcan en ellos hasta el final, favorece a unos y perjudica a otros, justo por la naturaleza de estos puestos. Un mayor n迆mero de debates va en detrimento del puntero y beneficia a los que buscan remontar distancias. La incorporaci車n de determinadas preguntas y no de otras tiene efectos contrastantes entre los precandidatos, porque ellos califican de manera diferente en atributos como experiencia, honestidad, reconocimiento, temas de seguridad, etc谷tera.
Son aspectos delicados que deben ser resueltos por consenso entre los candidatos, para establecer reglas del juego bajo las cuales ninguno se sienta derrotado de antemano. Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, cada cual, por su parte, han propuesto a los dirigentes de Morena algunos criterios b芍sicos para asegurar una competencia pareja. El primero solicita al menos tres debates, separarse de los puestos meses antes del primer sondeo, encuestadoras profesionales, levantamiento con urna y una sola pregunta para evitar interpretaciones. Por su parte, Monreal ha solicitado que al menos sean cinco empresas encuestadoras las involucradas en el levantamiento final. En junio sabremos si este dif赤cil primer trance de conciliar las reglas del piso parejo se supera o se convierte en presagio de una tormenta.
Entre la favorita del presidente y la legitimidad necesaria
El verdadero desaf赤o de la dirigencia de Morena es desterrar la lectura de que se ha perpetrado un manotazo unilateral para favorecer a un contendiente. Pero al mismo tiempo el obradorismo, la corriente predominante dentro del partido, desear赤a asegurar un candidato identificado plenamente con sus banderas. Son dos impulsos que podr赤an fluir en el mismo sentido y sin mayor contratiempo, por ejemplo, en el caso de que la aparente favorita del presidente tambi谷n lo sea del p迆blico en general. Pero podr赤a suceder que, en su af芍n de asegurarse, los operadores obradoristas establezcan condiciones envenenadas para la competencia y en el camino generen impugnaciones graves.
De ah赤 la importancia del debate que habr芍 de darse sobre las condiciones de competencia. Para efectos pr芍cticos, el destino inmediato de los mexicanos depender芍 de este ejercicio. Ya de por s赤 la polarizaci車n y la pasi車n pol赤tica son un campo propicio para toda suerte de suspicacias, como para empeorar la crispaci車n con una elecci車n impugnada.
Morena ha hecho muy bien en convertir la elecci車n de su candidato en una consulta a mar abierto entre todo tipo de ciudadanos, y no exclusivamente entre sus simpatizantes. Por la misma raz車n, me parece que tendr赤a que abrir el debate a la opini車n p迆blica para definir los criterios que establezcan las reglas. Todo acuerdo unilateral, opaco o tomado en lo oscurito se convertir芍 en futura fuente de ilegitimidad y potencialmente de inestabilidad pol赤tica. Las reglas del juego de este proceso tendr赤an que ser reconocibles por parte de los ciudadanos. Despu谷s de todo, son las que determinar芍n qui谷n ser芍 el que presida los destinos de los mexicanos los pr車ximos seis a?os.
?Dedazo o voluntad ciudadana?
Dicho lo anterior, persiste la pregunta clave en toda esta reflexi車n: ?ser芍n las encuestas realmente el mecanismo para dilucidar la candidatura, como afirma Morena, o constituyen un mero artilugio para disfrazar la voluntad de L車pez Obrador, como acusan sus cr赤ticos? Habr赤a que reconocer que los antecedentes podr赤an alimentar cualquiera de los dos escenarios. En el lado oscuro est芍 un caso tan reciente como el de Coahuila, en donde Ricardo Mej赤a, aspirante a la gubernatura, impugn車 los resultados del levantamiento denunciando, con raz車n o sin ella, una intervenci車n ajena a ?la metodolog赤a? del levantamiento; o un caso m芍s lejano como el que defini車 al candidato al gobierno de la capital hace cinco a?os entre Claudia Sheinbaum y Ricardo Monreal, cuando este 迆ltimo asegur車: ?Gan谷 la encuesta, pero no gan谷 la decisi車n de quien toma las decisiones?. Pero del otro lado tambi谷n habr赤a que reconocer que el mecanismo de las encuestas usado por Morena ha dado un tr芍mite satisfactorio y sin impugnaciones a la mayor赤a de los casos.
En muchas de estas elecciones el presidente no ha tenido un candidato propio dentro de Morena en competencia con los restantes; m芍s bien ha palomeado a los interesados o, en alguna ocasi車n, planteado objeciones o preocupaciones sobre determinados precandidatos. Y hay que decirlo, una opini車n negativa suya sobre una determinada figura suele ser asumida como un veto por parte de la dirigencia de Morena y por sus seguidores. Y no pod赤a ser de otra manera, trat芍ndose del l赤der m芍ximo y fundador del movimiento. Parecer赤a, m芍s bien, que en la mayor赤a de los casos el presidente simplemente se asegura de que los posibles contendientes est谷n en posibilidades de ganar y tengan tama?os para presidir una entidad.
Eso en muchas ocasiones, pero no en todas. Claramente hay otras en las que por razones que remiten al c芍lculo pol赤tico o a compromisos y lealtades hist車ricas, L車pez Obrador habr赤a impulsado a un candidato de su preferencia. Entre otros, Campeche (Layda Sansores), Guerrero (los Salgado) y Estado de M谷xico (Delfina G車mez). Por alguna raz車n, son situaciones en las que nadie pone en duda que los resultados reflejaron los deseos del mandatario. Y no necesariamente tendr赤a que explicarse por una mano negra que ajusta el saldo de las encuestas, como han sugerido en ocasiones los candidatos derrotados.
Tengo la impresi車n de que el dilema ?dedazo o encuesta? es un falso dilema en muchos de los procesos de los 迆ltimos a?os, porque por lo general los ciudadanos consultados suelen manifestarse por la opci車n que consideran es la favorita de L車pez Obrador, sea porque coinciden con 谷l o porque dan por sentado que el resultado favorecer芍 al candidato percibido como su preferido y optan por inclinarse por el ganador.
Ahora bien, en todas esas situaciones estamos hablando de elecciones en las que estaba en disputa una gubernatura y no la presidencia, en la que est芍 en juego su legado hist車rico, la continuidad de su programa pol赤tico y social. Una y otra vez el presidente ha dicho que no intervendr芍 y se sujetar芍 al resultado de las encuestas, es decir a la voluntad del pueblo. El tema es, como hemos visto, que existen enormes m芍rgenes en las condiciones de competencia para mejorar las posibilidades de un candidato. ?En qu谷 medida intervendr芍 el presidente?
Me atrever赤a a decir que en mucho depender芍 de las propias circunstancias. La tendencia en la intenci車n de voto entre los candidatos podr赤a, incluso, hacer innecesaria una intervenci車n o un excesivo protagonismo de Palacio Nacional; o, por el contrario, un pron車stico contrario al que se desea podr赤a generar una enorme tentaci車n para hacer algo al respecto. El animal pol赤tico y l赤der de movimiento que es L車pez Obrador podr赤a entrar en tensi車n con el estadista republicano y figura hist車rica a que ha aspirado ser desde que lleg車 a ocupar los aposentos de Benito Ju芍rez.
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