El drama silencioso de las v¨ªctimas de violencia vicaria: ¡°Me paso la vida intentando demostrar que no estoy loca¡±
Amaranta Guerrero vive un momento decisivo para el futuro de sus hijos, que est¨¢n a una decisi¨®n del juez de volver con el padre que les ocult¨® durante a?o y medio. Su historia ilustra la de miles de madres que intentan huir de padres maltratadores
Sus dos hijos, de seis y siete a?os, corretean por la casa, jugando a qui¨¦n sabe qu¨¦. El mayor agita una varita de Harry Potter mientras pronuncia frases indescifrables que lee de un libro de conjuros. ¡°No es oficial¡±, dice con una mueca de tristeza. El m¨¢s peque?o se entretiene con los perros, que corren como locos de un lado a otro. Hasta que suena la alarma en el tel¨¦fono. Son las seis de la tarde, hora de hacer la videollamada diaria con pap¨¢.
Amaranta Guerrero, su madre, est¨¢ en una encrucijada. Su exmarido lleva sin ver a sus dos hijos desde hace mes y medio, cuando la jueza acced...
Sus dos hijos, de seis y siete a?os, corretean por la casa, jugando a qui¨¦n sabe qu¨¦. El mayor agita una varita de Harry Potter mientras pronuncia frases indescifrables que lee de un libro de conjuros. ¡°No es oficial¡±, dice con una mueca de tristeza. El m¨¢s peque?o se entretiene con los perros, que corren como locos de un lado a otro. Hasta que suena la alarma en el tel¨¦fono. Son las seis de la tarde, hora de hacer la videollamada diaria con pap¨¢.
Amaranta Guerrero, su madre, est¨¢ en una encrucijada. Su exmarido lleva sin ver a sus dos hijos desde hace mes y medio, cuando la jueza accedi¨® a dejarle pasar tiempo con ellos sin supervisi¨®n. Amaranta no se los entrega porque tiene miedo de no volver a verlos. La ¨²ltima vez que el padre estuvo a solas con ellos, les desapareci¨®, dej¨® de contestar a las llamadas y denunci¨® sin pruebas que Amaranta les maltrataba. Ella estuvo un a?o y medio separada de sus hijos, hasta que en abril de 2022, despu¨¦s de un proceso judicial eterno, la polic¨ªa entr¨® a la fuerza en la peque?a casa donde el padre se hab¨ªa encerrado con los peque?os.
La jueza del caso, despu¨¦s de ver las condiciones en las que viv¨ªan y la manipulaci¨®n psicol¨®gica de la que fueron v¨ªctimas, devolvi¨® la custodia de los hijos a la madre, pero mantuvo encuentros vigilados entre el padre y los ni?os. Ahora, un a?o despu¨¦s de aquel episodio, la jueza ha decidido que el padre puede volver a ver a sus hijos sin vigilancia. Amaranta se niega, y ha metido una apelaci¨®n para que otro juez revoque el permiso.
¡ª?Qu¨¦ garant¨ªas me est¨¢n dando de que no se los va a volver a llevar? Ninguna ¡ªdice Amaranta sentada en la mesa de su sala¡ª. Parecen incapaces de ver que est¨¢ obsesionado con lastimarme.
La vida de esta madre de 30 a?os ya estaba torcida cuando se escap¨® de casa con sus hijos en junio de 2019, pero lo que no pod¨ªa imaginarse es que estaba muy lejos de enderezarse. Cuenta que tom¨® la decisi¨®n de marcharse d¨ªas despu¨¦s de que su exmarido la pegara delante de los peque?os. ¡°Sufr¨ªa violencia sexual, f¨ªsica, psicol¨®gica, me ten¨ªa encerrada en casa con c¨¢maras en todos los cuartos. Hasta que un d¨ªa logr¨¦ que las desconectara, me escap¨¦ con los ni?os y vine hasta aqu¨ª¡±, dice desde la casa en la que vive ahora, al lado de la de sus padres. La ¨²nica denuncia por violencia familiar que existe de este periodo de su vida la interpuso despu¨¦s de la ¨²ltima vez que la golpe¨®. Su exmarido fue vinculado a proceso por esa acusaci¨®n y ahora mismo ese juicio est¨¢ en marcha.
Violencia vicaria dentro del maltrato machista: qu¨¦ es y c¨®mo reconocerla
Despu¨¦s del divorcio empez¨® la desconfianza constante de los juzgados. ¡°Me paso la vida demostrando que no estoy loca. Desde el minuto uno siempre se me ha cuestionado, ¡®?verdaderamente no estabas segura en tu casa?¡¯, ¡®el se?or dice que t¨² lo golpeabas¡¯, ¡®el se?or dice que t¨² eras una alcoh¨®lica y tenemos que ver qui¨¦n dice la verdad¡¯. Y en ese ¡®tenemos que ver qui¨¦n dice la verdad¡¯ llevo casi cuatro a?os de juzgados¡±, cuenta Amaranta.
Fue en esta ¨¦poca de acudir al juzgado todas las semanas cuando descubri¨® lo que era la violencia vicaria. ¡°Estaba viendo TikTok tirada en la cama y me apareci¨® una morra que empez¨® a contar su historia. Era exactamente lo mismo que me pas¨® a m¨ª, el padre que la maltrataba se llev¨® a sus hijas, la denunci¨® por violencia familiar y la apartaron de ellos¡±. Desde entonces ha entrado en contacto con las pocas organizaciones que hay en M¨¦xico.
Una de las m¨¢s relevantes es el Frente Nacional contra la Violencia Vicaria (FNVV). Alexandra Vol¨ªn, cofundadora de la asociaci¨®n, cuenta que su labor durante estos ¨²ltimos a?os ha sido traer el t¨¦rmino de violencia vicaria a M¨¦xico, darlo a conocer. Ante la falta de datos oficiales, Vol¨ªn cuenta que ya son 3.200 mujeres dentro del Frente. Cada d¨ªa reciben entre tres y cinco personas nuevas. Aun as¨ª, est¨¢n seguras de que hay muchas m¨¢s.
¡°Cada vez que pasa una ley reconociendo la existencia de esta violencia en un Estado, llegan un boom de casos hasta el Frente¡±, cuenta por tel¨¦fono. Hasta el momento, han conseguido que 22 estados de M¨¦xico aprueben leyes contra la violencia vicaria. Ciudad de M¨¦xico, sin embargo, es uno de los que va m¨¢s atrasado.
La ley busca sancionar el ¡°modus operandi¡± que, seg¨²n ella, maquinan padres y abogados para arrebatar a los hijos de sus madres. ¡°Siempre es lo mismo, se llevan a los ni?os durante una custodia compartida, denuncian a la madre por violencia y se desaparecen. Entonces les dicen a los hijos que su mam¨¢ est¨¢ muerta, que ya no les quiere, que se ha ido con otro, y cuando vuelven con ella, si es que vuelven, muchas veces esos ni?os ya no se recuperan¡±.
Juan Mart¨ªn P¨¦rez Garc¨ªa, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en M¨¦xico (Redim), asegura que el sistema judicial ¡°sigue siendo muy patriarcal, sigue considerando a los ni?os como objetos de propiedad familiar¡± a cargo del padre. Adem¨¢s, est¨¢ el ejercicio de judicializar los procesos de divorcio y ahogar a los progenitores en una monta?a de procedimientos que, seg¨²n P¨¦rez, supone un acto de ¡°violencia institucional¡± que termina por reducir a los ni?os a objetos dentro de la disputa familiar, en vez de tratarlos como ¡°sujetos de derechos propios¡±.
Durante el tiempo en el que investigaba sobre la violencia vicaria, Amaranta solo pod¨ªa ver a sus hijos por videollamada. Y al poco de estar encerradas con su padre, las llamadas se redujeron a unos segundos. ¡°Te odio, t¨² me pegas, te odio, no quiero hablar contigo¡±, le empezaron a decir sus hijos. ¡°Fue una tortura¡±, cuenta. Despu¨¦s del rescate, en un peritaje psicol¨®gico que realizaron a los ni?os y al que ha tenido acceso este peri¨®dico, los menores cuentan que su padre les obligaba a decir eso. ¡°Su papi les dijo que era mala, que les pegaba duro, y que cuando les preguntaran sobre su mam¨¢ dijeran que es mala¡±, se puede leer en el informe.
¡ªTienes todas las leyes que se supone que te protegen¡ªdice Amaranta. Ha empezado a caer una lluvia torrencial en la alcald¨ªa. El mayor de sus hijos llega mojado, con la barita de Harry Potter en la mano y una espada de madera atada a la cintura¡ª, pero la ley es un papelito y el sistema es otro. Al final, el machismo integrado en el sistema es la verdadera ley.
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