La primera ma?ana sin las peque?as Iris y Lara
Quintanar del Rey se vuelca en arropar a la familia del padre de las dos ni?as asesinadas por su madre en el cuartel de la Guardia Civil de la localidad
Santiago Escribano hab¨ªa acudido por la ma?ana a su trabajo en una obra como cualquier d¨ªa, cuando una llamada rompi¨® su vida para siempre. Respondi¨® su jefe y al otro lado estaba un proveedor de materiales: ¡°Estoy oyendo en las noticias que una guardia civil ha matado a sus dos hijas en el pueblo¡±. No se lo pod¨ªa creer. R¨¢pidamente, se montaron en el coche y, durante el trayecto, Santiago no paraba de decir: ¡°Ya la ha montado¡±. En apenas unos minutos, estaban a las puertas de la casa cuartel, situada a las afueras del pueblo conquense de Quintanar del Rey, donde viv¨ªan sus peque?as, Lara e Iris, de 11 y 9 a?os, con su madre Paola Bufor, agente del cuerpo y con quien estaba en tr¨¢mites de divorcio. Al llegar a las puertas del complejo, las esperanzas de que las noticias se hubieran equivocado se desvanecieron. Se trataba de ellas. Su expareja las hab¨ªa asesinado con su arma reglamentaria y, despu¨¦s, se hab¨ªa suicidado.
Durante todo el jueves, la puerta blanca de la casa familiar de los Escribano no dej¨® de abrirse y cerrarse. Los parientes y amigos m¨¢s cercanos permanecieron sin descanso al lado de un padre y unos abuelos destrozados. ¡°?Pero, qu¨¦ se le habr¨¢ pasado por la cabeza?¡±, lanzaba al aire la pregunta una de las familiares en un momento en el que la puerta qued¨® medio abierta. Nadie puede entender por qu¨¦ Paola empu?¨® su arma reglamentaria como agente de la Guardia Civil, peg¨® al menos dos tiros a cada una de sus hijas y despu¨¦s se suicid¨®. Cuando encontraron sus cad¨¢veres, a las siete de la ma?ana, ella a¨²n llevaba el arma en la mano. Se baraja la posibilidad de que el crimen se produjera el d¨ªa anterior, cuando ella dej¨® de responder al tel¨¦fono, y que eligiera un momento en el que hab¨ªa poca gente en el cuartel. El mi¨¦rcoles, las ni?as no acudieron al colegio.
En esa casa de dos plantas y tonos amarillos pasaban las ni?as sus d¨ªas, seg¨²n relataban Adela y Diego, vecinos y familiares cercanos de la abuela paterna. ¡°Aqu¨ª estaban siempre, cuando ella ten¨ªa que trabajar las tra¨ªa aqu¨ª y ellas aqu¨ª estaban felices¡±, comentaba la se?ora en el umbral de su casa. En esas cuatro paredes que se han convertido en el b¨²nker de apoyo familiar que sostiene a Santiago, sus primos, t¨ªos y hermana se centran en lo ¨²nico que pueden hacer: acompa?arlo. ¡°El mayor apoyo va a ser que est¨¦ ah¨ª rodeado de nosotros¡±, indica un familiar que prefiere no ser identificado.
Este mismo pariente cuenta que Santiago, de 47 a?os, y Paola, de 42, se conocieron hace m¨¢s de 12 a?os en la zona de Algeciras (C¨¢diz), de donde ella era originaria y donde ¨¦l recal¨® un tiempo para trabajar como alba?il despu¨¦s de haber estado unos a?os en la Legi¨®n. Ella tambi¨¦n hab¨ªa sido militar e ingres¨® en la Guardia Civil en 2007. Comenzaron como cualquier otra pareja, se conocieron en un bar y, cuando la cosa fue a m¨¢s, ella consigui¨® un traslado para acercarse al pueblo conquense de su pareja, Quintanar del Rey. Primero estuvo en Guadalajara y despu¨¦s en Motilla del Palancar, tambi¨¦n en Cuenca. En Quintanar se casaron en una boda a la que no acudi¨® ¡°ning¨²n familiar¡± por parte de la novia, se?alan allegados de Santiago. Aqu¨ª nacieron las dos ni?as y aqu¨ª iban al colegio Valdemembra, donde los docentes afrontaron el jueves una jornada que ninguno habr¨ªa esperado. La de vivir junto a sus alumnos el asesinato de dos compa?eras a manos de su madre.
El matrimonio y sus hijas viv¨ªan en una casa en el pueblo, hasta que hace m¨¢s de un a?o se separaron y ella se march¨® al cuartel con las ni?as, mientras Santiago regres¨® a la casa familiar. En este tiempo, ella se hab¨ªa quedado con la custodia de forma provisional, pues todav¨ªa no hab¨ªan llegado a un acuerdo de divorcio. Algunas fuentes explican que ella quer¨ªa regresar a Algeciras con las peque?as, mientras que Santiago consideraba que ten¨ªan que quedarse en el pueblo en el que nacieron y se hab¨ªan criado. La relaci¨®n entre ellos era inexistente, pero Paola dejaba a las peque?as a cargo de los abuelos paternos. ¡°Desde que se separaron, ¨¦l especialmente cort¨® toda relaci¨®n, no quer¨ªa que le pudiera causar alg¨²n problema si se ve¨ªan¡±, cuenta un allegado de la familia del padre.
Fuentes de la investigaci¨®n se?alan como principal hip¨®tesis la venganza contra el padre por parte de la madre. De confirmarse, ser¨ªa un nuevo caso de violencia vicaria, es decir, la que se ejerce contra alguien a trav¨¦s de una persona interpuesta. ¡°Ves estas cosas por la tele y piensas: qu¨¦ fuerte que pase esto. Hasta que te toca a ti y te das cuenta del dolor que supone¡±, explica un familiar cerca de la casa de los Escribano, mientras fuma un pitillo y se airea en el seco y fr¨ªo ambiente conquense.
Es dif¨ªcil encontrar en el pueblo a personas que puedan hablar de Paola y, mucho menos, que entiendan c¨®mo ha podido hacer algo as¨ª. La guardia civil no hab¨ªa mostrado en los ¨²ltimos d¨ªas ning¨²n tipo de conducta ¡°an¨®mala¡± ni constan a su haber bajas recientes por causas psicol¨®gicas. Algunos compa?eros definen su actitud como algo ¡°d¨¦spota¡± y personas que la trataron durante su relaci¨®n con Santiago explican que era ¡°introvertida¡±. Estas mismas fuentes aseguran que, desde la separaci¨®n, apenas se la ve¨ªa por el pueblo, aunque s¨ª hab¨ªa comenzado una relaci¨®n con otro vecino.
Paola era la ¨²nica mujer entre los guardias civiles de Quintanar, quienes viven en su mayor¨ªa en el cuartel en el que sucedi¨® el crimen. Fue un compa?ero el que encontr¨® los cuerpos despu¨¦s de acudir a la casa, extra?ado por el hecho de que la agente no hubiese acudido a su puesto de trabajo. La guardia, que estaba adscrita a seguridad ciudadana, era responsable de tramitar y atender las denuncias de violencia de g¨¦nero en el cuartel. Santiago es alba?il, aunque tambi¨¦n ha trabajado espor¨¢dicamente en el campo.
El Ayuntamiento ha convocado tres d¨ªas de luto en un pleno extraordinario convocado de urgencia pocas horas despu¨¦s de descubierto el crimen. El luto de la familia Escribano acaba de empezar, mientras las preguntas, la rabia y el dolor se acumulan en esa casa en la que las ni?as pasaban los d¨ªas al cuidado de sus abuelos.
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