Carlos Monsiv¨¢is, el ¡®mis¨®gino feminista¡¯ que luch¨® al lado de las mujeres
El Museo del Estanquillo de la capital mexicana inaugura una exposici¨®n que explora la presencia de esta faceta en las cr¨®nicas y colecciones del reconocido escritor
Hay quienes protagonizan la Historia con nombre y apellidos y quienes la construyen desde abajo sin m¨¢s poder que la voluntad y la osad¨ªa. De entre los dos grupos, el escritor Carlos Monsiv¨¢is (1938-2010) eligi¨® vivir junto a los segundos y convertirlos en el centro de sus cr¨®nicas urbanas. Pero los relegados a los m¨¢rgenes de la Historia no solo encontraron en ¨¦l a alguien que les diera voz, sino a alguien que los acompa?ara como un igual en cada batalla. El lado feminista de...
Hay quienes protagonizan la Historia con nombre y apellidos y quienes la construyen desde abajo sin m¨¢s poder que la voluntad y la osad¨ªa. De entre los dos grupos, el escritor Carlos Monsiv¨¢is (1938-2010) eligi¨® vivir junto a los segundos y convertirlos en el centro de sus cr¨®nicas urbanas. Pero los relegados a los m¨¢rgenes de la Historia no solo encontraron en ¨¦l a alguien que les diera voz, sino a alguien que los acompa?ara como un igual en cada batalla. El lado feminista de Monsiv¨¢is no es, quiz¨¢, el m¨¢s conocido de su activismo, pero forma parte esencial del pensamiento y la obra que desarroll¨® durante d¨¦cadas de compromiso. Este s¨¢bado, el Museo del Estanquillo de Ciudad de M¨¦xico inaugura una exposici¨®n que explora esta faceta del periodista bajo el t¨ªtulo Mujeres y feminismos en las cr¨®nicas y colecciones de Carlos Monsiv¨¢is, abierta al p¨²blico hasta el 6 de noviembre.
¡°Carlos fue un superaliado del movimiento feminista, no solo por lo que escribi¨® y pens¨®, sino porque puso el cuerpo en el movimiento¡±, explica Marta Lamas, antrop¨®loga y amiga del escritor, durante la presentaci¨®n, en la que tambi¨¦n participa la escritora Elena Poniatowska. ¡°Yo me acuerdo de que acab¨¢bamos de fundar el grupo GIRE, en 1991, para la legalizaci¨®n del aborto, y convocamos una conferencia de prensa, pero nadie vino. A la semana siguiente, dijimos, vamos a avisar de que va a estar ¨¦l, y se nos llen¨® la sala¡±, rememora la investigadora.
Cuando muri¨® Monsiv¨¢is, estaban trabajando juntos en un libro con sus textos sobre diversidad sexual al que denomin¨® Que se abra esa puerta, tomado de un poema de Carlos Pellicer. Lleg¨® a ponerle el t¨ªtulo y a elegir la portada, pero no vivi¨® para ver la publicaci¨®n. Entonces Lamas se dio cuenta de que hab¨ªa muchos otros que hablaban sobre feminismo y mujeres feministas, y se propuso hacer una selecci¨®n de esos escritos y editarlos bajo un mismo libro. El resultado fue Mis¨®gino feminista, que ha servido de gu¨ªa para estructurar la exposici¨®n. Aunque se public¨® tres a?os despu¨¦s de su muerte, tambi¨¦n en este fue part¨ªcipe del t¨ªtulo, elegido a partir de una rese?a sobre s¨ª mismo que dej¨® escrita en una de las revistas en las que colaboraba: ¡°Alterna su misoginia con una encendida defensa del feminismo¡±.
Esa contradicci¨®n a la que aboca inevitablemente el activismo feminista est¨¢ presente a lo largo de toda la exposici¨®n. ¡°El t¨ªtulo del libro nos invita a cuestionarnos. Quiz¨¢ no todos hemos sido feministas, pero todos hemos sido mis¨®ginos¡±, reflexiona Ana Catalina Valenzuela, una de las curadoras. ¡°Estamos viviendo un momento terriblemente doloroso, con asesinatos, violaciones y desapariciones de mujeres¡±, apunta otro de los supervisores, Mois¨¦s Rosas: ¡°Pero tambi¨¦n nos alienta que las mujeres paulatinamente han tomado las riendas en muchos ¨¢mbitos. Es una realidad contradictoria, y esta muestra quiere hablar de este momento¡±.
La exhibici¨®n no pretende ser solo un reflejo de la evoluci¨®n del papel de la mujer mexicana en el tiempo, sino que retoma el mejor legado de Monsiv¨¢is y busca ser una exposici¨®n militante, ¡°contra el machismo, la violencia y el mundo heteronormado¡±, en palabras de Rosas. En ella se pueden encontrar fotograf¨ªas, partituras, grabados, caricaturas, carteles de publicidad y de cine, reconstrucciones en miniatura de espacios de aquella ¨¦poca y hasta fragmentos de un manual de instrucciones del PRI que indicaba a las mujeres c¨®mo vestirse, en mayo de 1991.
En total son m¨¢s de 700 piezas pertenecientes a la colecci¨®n personal del escritor, acompa?adas de peque?as citas extra¨ªdas de los textos en los que reflexiona directa o indirectamente sobre las cuestiones representadas. Los objetos se estructuran en torno a ocho n¨²cleos que abarcan diferentes dimensiones: la infancia; las mujeres de los pueblos originarios, que conversan de frente con las mujeres burguesas; la represi¨®n; la participaci¨®n de la mujer en la vida econ¨®mica y social; la participaci¨®n en la pol¨ªtica y la historia; el siglo XX, con sus cambios y permanencias; y las mujeres creadoras: escritoras, actrices, fot¨®grafas...
Es en este ¨²ltimo bloque donde se nota especialmente la presencia de Elena Poniatowska, de la que fue gran amigo y que aparece retratada en varias ocasiones tomando notas, en una manifestaci¨®n o posando. ¡°?l tiene mucho de novio, no solo de este pa¨ªs, sino de muchas mujeres que lo amamos¡±, recuerda con cari?o. ¡°Era un gran enamorado y un gran mis¨®gino tambi¨¦n¡±, agrega con humor. Monsiv¨¢is observaba con entusiasmo la iniciativa y el compromiso de todas las mujeres que, como Poniatowska y Lamas, se atrevieron a dar un paso al frente en la lucha por sus derechos. ¡°?l admiraba mucho la inteligencia, estar despierto, alerta. No dormirse¡±, revela la escritora.
El compromiso de Monsiv¨¢is abarcaba todas las luchas que atravesaron su tiempo hist¨®rico, y a todas ellas les ofreci¨® ¡°su inteligencia y su sagacidad¡±, en palabras de la antrop¨®loga, que lo considera su mentor pol¨ªtico. El periodista era contrario a que el movimiento se quedara encerrado en el mujerismo, es decir, que confinara la batalla a un asunto ¨²nicamente de mujeres. Muy al contrario, lo consideraba una idea universal que buscaba establecer c¨®mo deb¨ªan ser las relaciones entre los seres humanos.
El objetivo siempre fue la emancipaci¨®n de todos, y fue pionero en muchos de los momentos clave que abrieron camino. En 1972 particip¨® en la primera conferencia que hicieron las feministas de la segunda ola en M¨¦xico, en la Casa del Lago de la capital, y de ah¨ª sali¨® un texto sobre las mujeres en la literatura en el que incluy¨® su particular definici¨®n del sexismo: ¡°No una conjura, ni una emboscada sino, m¨¢s met¨®dica y negociadamente, una organizaci¨®n. La organizaci¨®n deliberada, alegre, exaltada, melanc¨®lica, inclemente, tierna, paternalista, de una inferioridad. No otra cosa es el sexismo: una suma ideol¨®gica que es una pr¨¢ctica, una t¨¦cnica que es una cosmovisi¨®n¡±.
A partir de esa experiencia, su acercamiento con las agrupaciones feministas fue cada vez m¨¢s estrecho, especialmente tras la fundaci¨®n de la revista Fem, en 1976. ¡°?l ten¨ªa una gran necesidad de comunicaci¨®n con todos, por eso escrib¨ªa¡±, cuenta Poniatowska, ¡°pero la necesidad de comunicarse con las mujeres la cultiv¨® desde muy joven¡±. El escritor vivi¨® con optimismo el feminismo que llegaba para abrirse paso en el pa¨ªs, y as¨ª lo reflej¨® en sus escritos. ¡°En los campos de batalla y en las tareas de sobrevivencia, las mujeres han destruido el mito de la debilidad sin l¨ªmites¡±, se lee en una de las citas impresas sobre los muros de la exposici¨®n, que alternan los colores asociados al feminismo: el morado, el verde, el naranja. En el fondo, toda la muestra es la extensa carta de admiraci¨®n y respeto de un mis¨®gino que aprendi¨® a luchar para dejar de serlo.
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