El ni?o que sobrevivi車 a Stalin
Esteban Volkov, fallecido el s芍bado en M谷xico a los 97 a?os, dedic車 su vida a mantener viva la memoria de su abuelo, Le車n Trotski
Fue un hombre que vivi車 para contar una historia. La de una persecuci車n, una traici車n y un asesinato que no quiso que cayeran en el olvido. La historia la protagonizaron su abuelo, Le車n Trotski, y el dictador sovi谷tico Josef Stalin, quien no se detuvo hasta liquidar a quien consideraba su mayor enemigo. Esteban Volkov, nieto y albacea de la memoria del defenestrado revolucionario ruso, repiti車 pacientemente el relato de aquel crimen, cientos, miles de veces a lo largo de su vida, a t...
Fue un hombre que vivi車 para contar una historia. La de una persecuci車n, una traici車n y un asesinato que no quiso que cayeran en el olvido. La historia la protagonizaron su abuelo, Le車n Trotski, y el dictador sovi谷tico Josef Stalin, quien no se detuvo hasta liquidar a quien consideraba su mayor enemigo. Esteban Volkov, nieto y albacea de la memoria del defenestrado revolucionario ruso, repiti車 pacientemente el relato de aquel crimen, cientos, miles de veces a lo largo de su vida, a todo aquel que quiso escucharlo. El pasado s芍bado, esa voz y esa memoria, la del 迆ltimo testigo de uno de los acontecimientos m芍s dram芍ticos del siglo XX, se apagaron para siempre en la capital mexicana.
Volkov 求Esteban para quienes tuvimos la suerte de tratarlo〞 ten赤a al morir 97 a?os, pero desde mucho tiempo atr芍s repet赤a que era, con gran diferencia, la persona de su familia que m芍s hab赤a vivido. No solo su abuelo muri車 en circunstancias tr芍gicas. Su padre desapareci車 en el Gulag. Su madre termin車 suicid芍ndose, acosada por los esbirros de Stalin. ※Tengo que vivir muchos a?os para nivelar la estad赤stica de esperanza de vida en mi familia§, bromeaba con amargura.
Recorrer con Esteban el Museo Casa Le車n Trotsky, en el barrio de Coyoac芍n, era como hacerle una visita a la historia. Quienes nos sent赤amos sus amigos le ped赤amos que nos hiciera de gu赤a cada vez que recib赤amos a un visitante al que dese芍bamos impresionar. ?l, con enorme hospitalidad 〞pues el museo tambi谷n hab赤a sido su casa y constitu赤a su mayor legado〞 y con amabilidad infinita, siempre se mostr車 disponible mientras tuvo fuerzas para ello.
Entre aquellos muros donde su abuelo vivi車 y fue asesinado, Esteban relataba, una y otra vez, c車mo Ram車n Mercader, camuflado bajo la identidad del canadiense Frank Jackson, se hab赤a ido acercando a Trotski, pero no directamente, sino m芍s bien ※como teje la ara?a su tela para capturar a la mosca§. La tarde del asesinato, el 20 de agosto de 1940, de vuelta de la escuela, hab赤a llegado a tiempo de ver al abuelo herido de muerte, pero a迆n consciente. ※Alejen al ni?o, no debe ver esto§, fueron las 迆ltimas palabras que le escuch車. Trotski agoniz車 durante horas y falleci車 al d赤a siguiente.
Tambi谷n se deten赤a el nieto a mostrar al visitante las decenas de balazos que perforan las paredes de varias habitaciones, cicatrices de otro atentado, acontecido meses antes del asesinato. Pistoleros del Partido Comunista Mexicano, mal organizados y ebrios, asaltaron a tiros la casa en la que solo hubo una v赤ctima leve: el propio Esteban, que, aterrado, se refugi車 bajo su cama y fue herido en un pie.
Sorprend赤a que una persona que hab赤a vivido una infancia tan tr芍gica transmitiera tanta templanza y equilibrio. F赤sicamente tambi谷n se conservaba muy bien y su voz parec赤a la de un hombre 20 a?os m芍s joven. Pod赤a atribuirse esa serenidad y ese vigor al hecho de que, seg迆n afirmaba, hab赤a conseguido librarse del rencor. No era odio, sino ※desprecio§ lo que sent赤a por quienes hab赤an traicionado uno de los ideales m芍s grandes del g谷nero humano.
Esteban ten赤a siempre palabras de enorme agradecimiento para M谷xico, el pa赤s que lo acogi車 siendo un ni?o y donde descubri車 que la vida tambi谷n pod赤a ser en color. Pero se sent赤a ciudadano de un mundo que segu赤a necesitando las ense?anzas de Trotsky. Y ve赤a como nuevas y grandes amenazas el ※capitalismo, a迆n m芍s voraz§ de las empresas tecnol車gicas, y el deterioro de nuestro ※hermoso planeta§.
En sus 迆ltimos a?os, y mientras tuvo salud para ello, Esteban sigui車 velando por la memoria de su abuelo. En 2017 celebr車 la publicaci車n de una biograf赤a de Stalin, en gran parte in谷dita, que Trotski estaba escribiendo cuando fue asesinado (en espa?ol la public車 Lucha de Clases). Dos a?os despu谷s mostr車 p迆blicamente su rechazo a una serie de Netflix que, seg迆n 谷l y varios historiadores, denostaba y falsificaba la vida del creador del Ej谷rcito Rojo. ※Estamos ante el segundo asesinato de Leon Trotski§, me escribi車 pesaroso, aunque despu谷s concedi車: ※Al menos la absurda y criminal serie nos est芍 llenando el museo§.
Conoc赤 a Esteban hace 11 a?os cuando, fascinado por el personaje, le ped赤 una entrevista. En aquel encuentro pronunci車 una frase de forma inadvertida, y se sorprendi車 muy agradablemente cuando ley車 que hab赤amos titulado con ella el texto. De hecho, muchas veces me la record車 despu谷s como un feliz hallazgo. Quiz芍 porque las cinco palabras que compon赤an aquella respuesta explicaban exactamente el motivo que lo hab赤a impulsado a emplear tantas energ赤as en que no se olvidara la historia de crimen y traici車n de la que era el 迆ltimo testigo: ※Sin memoria, no hay futuro§.
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