Ang¨¦lica M¨¢rquez, la mujer que descubri¨® que era una ni?a robada a los 46 a?os: ¡°No tengo identidad¡±
Durante d¨¦cadas, esta mexicana sufri¨® maltrato f¨ªsico y psicol¨®gico con su familia adoptiva
Siempre pens¨® que sus verdaderos padres no la quer¨ªan. Por eso no dijo nada, y trat¨® de vivir su vida durante d¨¦cadas sin pensar en sus or¨ªgenes, luchando para no dejarse arrastrar por el anhelo de buscar a la madre que la dio en adopci¨®n cuando apenas era una beb¨¦, y que sin darse cuenta la conden¨® a vivir en una familia disfuncional, con un padre que casi nunca estaba en casa y una madre que la violentaba f¨ªsica y psicol¨®gicamente. Ang¨¦lica M¨¢rquez vivi¨® as¨ª 46 a?os. Hasta que, el jueves pasado, el yerno de un familiar le confes¨® que sus padres adoptivos la ...
Siempre pens¨® que sus verdaderos padres no la quer¨ªan. Por eso no dijo nada, y trat¨® de vivir su vida durante d¨¦cadas sin pensar en sus or¨ªgenes, luchando para no dejarse arrastrar por el anhelo de buscar a la madre que la dio en adopci¨®n cuando apenas era una beb¨¦, y que sin darse cuenta la conden¨® a vivir en una familia disfuncional, con un padre que casi nunca estaba en casa y una madre que la violentaba f¨ªsica y psicol¨®gicamente. Ang¨¦lica M¨¢rquez vivi¨® as¨ª 46 a?os. Hasta que, el jueves pasado, el yerno de un familiar le confes¨® que sus padres adoptivos la compraron a un ladr¨®n de beb¨¦s en la colonia Roma de Ciudad de M¨¦xico. Cuando se enter¨® de la verdad, decidi¨®, entre todas las cosas que pod¨ªa haber decidido, hacer una grabaci¨®n para TikTok, la red social con casi 58 millones de usuarios en M¨¦xico. En el video cuenta brevemente su historia y pide a la gente, por favor, que lo difundan. As¨ª lo hicieron miles de personas, y su relato, similar al de tantos otros en el pa¨ªs, apareci¨® en la mayor¨ªa de medios de alcance nacional.
Pero en realidad este camino de b¨²squeda indefinida comenz¨® mucho antes, cuando M¨¢rquez ten¨ªa ocho a?os y volvi¨® a casa del colegio en el autob¨²s comunitario. Sus padres nunca estaban a esas horas y ella, curiosa, se dio cuenta de que la peque?a caja fuerte que ellos siempre guardaban con mucho celo y cerrada con un candado, estaba entreabierta. Sab¨ªa que aquello estaba prohibido, pero no pudo evitar acercarse y levantar con sus manos la tapadera. All¨ª se encontr¨® un documento. ¡°Era muy peque?a, no entend¨ªa exactamente lo que dec¨ªa, solo recuerdo que en aquel momento comprend¨ª que era adoptada¡±, cuenta por tel¨¦fono a este peri¨®dico.
Aquel momento le marc¨® para siempre, pero no le dijo a nadie lo que hab¨ªa descubierto. Sus padres llegaron a casa aquella tarde y todo transcurri¨® en la normalidad macabra de una familia en la que, desde muy temprano, sufr¨ªa el maltrato constante de su madre. La cuesta hablar de esa etapa de su vida, M¨¢rquez se descompone al otro lado del tel¨¦fono, pero alcanza a decir: ¡°Llegu¨¦ a dormir en la calle, con los perros¡±. Su padre estaba todo el d¨ªa trabajando, as¨ª que casi no pudo hacer nada durante los ratos en los que su madre, que siempre estaba en casa, la pegaba y hac¨ªa a?icos cualquier sentimiento de cari?o y pertenencia que pudiera tener. ¡°Mi padre me cuid¨® hasta donde pudo, pero mi mam¨¢ no me dio buena vida, no ten¨ªa sentimientos lindos¡±, lamenta.
La primera llamada de auxilio, el primer grito desesperado que lanz¨® al mundo pidiendo ayuda, fue a los 13 a?os, cuando intent¨® suicidarse. ¡°El sentimiento de que tu mam¨¢ no te quiso, es muy dif¨ªcil de gestionar¡±, dice. ¡°Y el sentirte as¨ª te hace cometer muchos errores, porque no sabes qui¨¦n eres¡±. El resto de la adolescencia no la pas¨® mejor, con una madre maltratadora que nunca se cans¨® de agredirla ¡ª¡±est¨¢ enferma¡±, la justificaba su padre¡ª y una identidad que no encontraba por ninguna parte. Tambi¨¦n estaba aquel papel que ley¨® cuando era peque?a, y del que todav¨ªa se acordaba a cada rato. ¡°Siempre est¨¢ ah¨ª, es como un granito que tienes en la frente. Lo cubres con maquillaje, pero sigue ah¨ª¡±.
La Asociaci¨®n Mexicana de Ni?os Robados asegura que este no es un caso ¨²nico. Aunque el n¨²mero de ni?os en esa condici¨®n ha disminuido dr¨¢sticamente en las ¨²ltimas d¨¦cadas, todav¨ªa quedan por resolver muchos robos de aquella ¨¦poca oscura. Mar¨ªa Elena Sol¨ªs, presidenta del organismo que cre¨® cuando raptaron a su nieta en 1997, contaba a Reforma que entonces hab¨ªa muchos casos de reci¨¦n nacidos robados. ¡°Los culpables eran redes de criminales que vend¨ªan a familias que quer¨ªan un hijo, pero no pod¨ªan tenerlo¡±, explicaba Sol¨ªs. Ahora el foco de la organizaci¨®n ha cambiado, y se centran en ayudar a personas desaparecidas de cualquier edad, una lacra a la que las autoridades no encuentran soluci¨®n. Durante el 2022 desaparecieron 26 personas al d¨ªa en M¨¦xico.
M¨¢rquez no recuerda bien cu¨¢ndo, pero fue alrededor de los 20 a?os que tuvo una pl¨¢tica importante, ¡°y muy linda¡±, con su padre. Empez¨® dici¨¦ndola que ¨¦l ya sab¨ªa que ella hab¨ªa descubierto que era adoptada, y le cont¨® la historia ¡ªuna de tantas versiones que escuch¨® despu¨¦s¡ª de c¨®mo hab¨ªa llegado a su vida. Su padre le cuenta que su madre biol¨®gica era una mujer que cay¨® enferma por un c¨¢ncer y que por eso nunca se pudo hacer cargo. No le pudo dar m¨¢s detalles, as¨ª que ella empez¨® a preguntar a familiares, y de cada uno recib¨ªa una respuesta diferente. ¡°Una t¨ªa me cont¨® que mi mam¨¢ era extranjera, alemana, y que me dio en adopci¨®n porque no pod¨ªa volver conmigo a Alemania¡±.
Cada respuesta daba pie a nuevas preguntas, y ella ya no se fiaba de nadie. Intent¨® seguir con su vida, pero las secuelas, la casa disfuncional en la que vivi¨®, la persegu¨ªan a todas partes y afectaban cada recoveco de su existencia. Sus padres, poco despu¨¦s de firmar el acta de nacimiento, cancelaron ese documento oficial necesario para todo tipo de tr¨¢mites en M¨¦xico, cuenta M¨¢rquez, as¨ª que no pudo ir a la universidad, ni tener seguro m¨¦dico, ni pasaporte¡ ¡°No tengo identidad¡±, sentencia. Para conseguir algunos derechos utiliza un documento, muy viejo, de cuando sus padres la adoptaron nada m¨¢s nacer. M¨¢rquez se queja de que las autoridades no han podido hacer nada por ella despu¨¦s de 26 a?os dando la batalla.
Su vida sentimental tampoco fue mucho mejor. ¡°A ra¨ªz de todo lo que viv¨ª, con las carencias afectivas que ten¨ªa, comet¨ª bastantes errores, todo eran relaciones t¨®xicas con hombres borrachos o maltratadores¡±. Hace 23 a?os tuvo a su primer hijo, al que crio ella sola, y luego una hija que ya tiene 20 a?os. Pero no empez¨® a cambiar su vida hasta hace cinco. ¡°Ni siquiera te das cuenta de que ten¨ªas esas carencias. Y cuando me di cuenta empec¨¦ a buscar ayuda, me dije que ya no quer¨ªa seguir viviendo as¨ª¡±, asegura. Ahora tiene una relaci¨®n estable con un hombre con el que est¨¢ desde hace dos a?os. Viven en Le¨®n, Guanajuato, junto a su hija, a quien se puede escuchar en la mesa de la cocina mientras M¨¢rquez cuenta su historia. De vez en cuando le pregunta o le manda hacer algo.
Hace una semana, esa tranquilidad en la que ahora est¨¢ instalada se vio perturbada por una nueva pista sobre el paradero de su madre biol¨®gica. Una t¨ªa suya le puso tras el rastro de una amiga que podr¨ªa saber algo m¨¢s. Esa persona, que estaba conectada con los que la dieron en adopci¨®n, le dice que fue robada, de una casa de la colonia Roma, y que entonces la vendieron a sus padres adoptivos. Cuando se lo dijeron, entr¨® en shock. ¡°Me alter¨¦ bastante, desde entonces no puedo dormir bien, estoy nerviosa. Es muy duro, toda mi vida pens¨¦ que mis verdaderos padres me dieron en adopci¨®n porque no me quer¨ªan¡±. Ahora se abre una nueva posibilidad: que su madre biol¨®gica la haya buscado tanto como ella. ¡°Me parte el coraz¨®n que quiz¨¢s ellos hayan sufrido tanto como yo¡±, dice entre l¨¢grimas al otro lado del tel¨¦fono.
¡°Tampoco estoy segura de que esa sea la verdadera versi¨®n, pero al menos tengo que intentarlo¡±, se lamenta. Su padre falleci¨® hace unos a?os, as¨ª que solo podr¨ªa preguntarle a su madre adoptiva. El problema es que hace tiempo que no tiene contacto con ella, y tampoco quiere involucrarla en esto. Adem¨¢s, ya la ha superado. ¡°No es mi culpa¡±, ese es su mantra. ¡°Un d¨ªa me dije, esto no es mi culpa, esto no es mi pedo, no es mi culpa¡±, sentencia. ¡°Si mi mam¨¢ adoptiva me madre¨®, no es mi culpa, si mi madre biol¨®gica no me quer¨ªa, no es mi culpa, y si mi familia me minti¨® durante a?os, no es mi culpa¡± repite sin cesar. ¡°El problema¡±, termina, ¡°lo tienen ellos¡±.
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