Una guerra improbable en Campeche
Un operativo mal planeado en una prisi¨®n hace un mes desata una tormenta pol¨ªtica en el Estado sure?o. Cientos de polic¨ªas acusan a sus superiores de negligencias y exigen el cese en bloque de la c¨²pula de la Secretar¨ªa de Seguridad. La gobernadora contesta que sin polic¨ªas est¨¢n mejor
Arrecia la tormenta pol¨ªtica en Campeche. Cientos de polic¨ªas mantienen un plant¨®n desde hace m¨¢s de un mes, frente a la sede de la Secretar¨ªa de Seguridad del Estado, hartos, seg¨²n han contado, de la actitud de sus mandos y de la titular de la dependencia, Marcela Mu?oz. Los polic¨ªas piden la destituci¨®n en bloque de la c¨²pula de la secretar¨ªa, Mu?oz incluida, exigencia omnipresente en los lemas de las marchas que los agentes, y miles de ci...
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Arrecia la tormenta pol¨ªtica en Campeche. Cientos de polic¨ªas mantienen un plant¨®n desde hace m¨¢s de un mes, frente a la sede de la Secretar¨ªa de Seguridad del Estado, hartos, seg¨²n han contado, de la actitud de sus mandos y de la titular de la dependencia, Marcela Mu?oz. Los polic¨ªas piden la destituci¨®n en bloque de la c¨²pula de la secretar¨ªa, Mu?oz incluida, exigencia omnipresente en los lemas de las marchas que los agentes, y miles de ciudadanos que les apoyan, han protagonizado en la capital estos d¨ªas.
El conflicto amenaza la tranquilidad de un Estado poco acostumbrado a la bronca, relativamente a salvo de la ola de violencia criminal que afecta a buena parte del pa¨ªs. El enfado de los agentes, desbordado desde el operativo fallido que la Secretar¨ªa de Seguridad llev¨® a cabo en una prisi¨®n estatal a mediados del mes pasado, ha crecido aceleradamente y ha provocado un choque de soluci¨®n incierta con la gobernadora, Layda Sansores, de Morena, que se niega a cesar a Mu?oz y sus directores, a excepci¨®n de Antonio Sarad¨¢n, responsable del operativo, ya fuera de la dependencia.
Sorprende la evoluci¨®n del asunto. Varios cientos de polic¨ªas, alrededor de la mitad de los 1.200 que integran la corporaci¨®n, siguen en el plant¨®n. Ellos aseguran que trabajan con normalidad, pero el Gobierno del Estado dice que no. Walther Patr¨®n, portavoz del Ejecutivo, explica: ¡°Nosotros vemos que no reportan su actividad con los mandos y que han bajado las puestas a disposici¨®n. Entonces, para nosotros no est¨¢n trabajando¡±. De ah¨ª que estos d¨ªas, Sansores les haya cortado el suministro de combustible y haya exigido que entreguen las patrullas.
La gobernadora asume desde hace semanas la decadencia pol¨ªtica de la protesta. Hace unos d¨ªas, dijo incluso que Campeche estaba ¡°m¨¢s tranquilo¡± sin polic¨ªas y anunci¨® la destituci¨®n de nueve agentes, aunque Patr¨®n dice que de momento ser¨¢n siete. El portavoz se?ala que los polic¨ªas inconformes ¡°no quieren dialogar¡±. Defiende que la destituci¨®n del resto de directores, de Mu?oz y de su segundo, Alejandro Yosafat, no est¨¢n sobre la mesa. ¡°Ser¨ªa una injusticia, no tuvieron nada que ver con el operativo en la prisi¨®n¡±, dice. Adem¨¢s, a?ade, Sansores acept¨® la mayor¨ªa de cambios en ¡°temas administrativos¡± que pidieron los agentes.
Pol¨ªticos de diferentes partidos de la oposici¨®n han aprovechado la bronca y se han acercado a los polic¨ªas para apoyarles, ampliando el alcance de las protestas varios niveles. Hace una semana, los agentes lograron juntar a 20.000 personas ¨Cseg¨²n su cuenta, 6.500 seg¨²n el Gobierno estatal¨C en una marcha en la capital, donde incluso se pidi¨® la dimisi¨®n de la gobernadora. La participaci¨®n de la oposici¨®n no desvirt¨²a en todo caso las demandas de los agentes, que parten del operativo fallido, pero apuntan a una larga cadena de malos tratos, vejaciones y decisiones cuestionables.
En la cronolog¨ªa del conflicto hay una fecha clave, el 15 de marzo. Ese d¨ªa, cientos de polic¨ªas de la Secretar¨ªa de Seguridad estatal se concentraron junto al penal de San Francisco Kob¨¦n, en un operativo doble. Fuentes cercanas al Gobierno estatal se?alan a EL PA?S que, por un lado, el Ejecutivo quer¨ªa trasladar a 11 presos a un penal federal. Por otro, el gabinete de seguridad local hab¨ªa pedido recientemente que se revisara el penal, ¡°por reportes de que los internos ten¨ªan armas, puntas, tel¨¦fonos y cosas as¨ª¡±, explica.
La misma fuente se?ala que el operativo doble requer¨ªa de un protocolo especial. ¡°Primero hab¨ªa que separar a los internos que estaban controlando las diferentes zonas del penal, y ya despu¨¦s revisar. Pero no se hizo. Y el d¨ªa que se trat¨® de trasladar a esos internos, se intent¨® hacer tambi¨¦n la revisi¨®n¡±, detalla. La mayor¨ªa de agentes que fueron aquel d¨ªa al penal desconoc¨ªan el objetivo del operativo. Los concentraron en la sede de la Secretar¨ªa en la tarde, les pidieron que agarraran su equipo antimot¨ªn, les llevaron, de noche, a las puertas de la prisi¨®n, y les mandaron adentro.
Patr¨®n reconoce que el operativo se ejecut¨® mal. ¡°Se da el operativo, no quer¨ªamos que se cometieran errores, pero cuando se autoriza el ingreso, no hab¨ªa llegado la Guardia Nacional¡±, explica. Patr¨®n se?ala que la encargada de autorizar la entrada al penal fue Natasha Bidault, subsecretaria del sistema penitenciario estatal, cesada igual que Sarad¨¢n. ¡°Entonces, los agentes entran, los internos ya sab¨ªan y hubo choques¡±, dice. La fuente del p¨¢rrafo de arriba se?ala que los polic¨ªas estuvieron mucho rato en la puerta del penal y que para los reos fue f¨¢cil saber que iban a entrar, lo que les dio tiempo para prepararse.
Patr¨®n dice que ha habido mucha desinformaci¨®n alrededor del operativo, que califica de exitoso, porque los polic¨ªas pudieron sacar a ocho de los 11 presos que quer¨ªan trasladar. ¡°Pero se han dicho muchas cosas que son mentira. No hubo violaciones [de polic¨ªas mujeres] ni muertos, ni heridos graves¡±, se?ala.
En las galeras
Fuera como fuera, el operativo fue desastroso. El oficial Arturo Mart¨ªnez, parte de los polic¨ªas que particip¨®, relata lo ocurrido. Cuando ellos entraron, dice, ya en la noche, muchos internos se hab¨ªan subido al techo, con piedras y c¨®cteles molotov. ¡°Los que se quedaron abajo, en las galeras, sacaron machetes, punzones, incluso tubos a los que les hab¨ªan soldado puntas con filo¡±, a?ade. En las galeras, los dormitorios de los internos, perdieron de vista a algunas compa?eras, que quedaron en manos de los internos.
Durante horas, todo fue un caos. Mientras parte de los agentes sacaban a algunos de los presos que iban a trasladar, otros batallaban con ¡°la turba¡±, como la llama Mart¨ªnez. El objetivo de revisar los dormitorios quedaba ya muy lejos de su alcance. Se trataba de sobrevivir. Muchos agentes ni siquiera hab¨ªan alcanzado a completar el equipo antimot¨ªn m¨¢s b¨¢sico, casco, chaleco y escudo. Llegaron al penal a cabeza descubierta, sin chaleco, ignorantes de lo que se les ven¨ªa encima.
¡°Algunos de los m¨ªos, que iban sin casco ni nada, sal¨ªan corriendo. Y desde el techo nos tiraban molotov y piedras. Y abajo, vemos que ellos empiezan con los machetes y as¨ª. Yo gritaba, ¡®repl¨¦guense, repl¨¦guense¡¯. Y por radio ped¨ªamos apoyo. Pero el director, Sarad¨¢n, dec¨ªa por radio, ¡®tranquilos, tranquilos, ya va¡¯, pero no llegaba¡±, cuenta. ¡°Otros compa?eros, por iniciativa, trataban de entrar a la galera, pero era dif¨ªcil, las puertas son estrechas. E imag¨ªnese, nada m¨¢s entraron dos con escopet¨ªn, que son armas de bombas de gas, nada m¨¢s dos. Y la turba estaba¡ ?Vio la pel¨ªcula La Ca¨ªda del Halc¨®n Negro? Pues as¨ª, de enjambre. Hab¨ªa compa?eras que se orinaron y todo. Y me dieron entonces con piedras, en el casco, en el brazo¡±, narra.
El desconcierto era total. Mart¨ªnez consigui¨® salir al patio, sangrando. En el patio, los mandos ped¨ªan tranquilidad. ¡°Y entonces nos dimos cuenta de que los internos ten¨ªan una radio de nosotros y ah¨ª dec¨ªan que hab¨ªan agarrado a dos compa?eras, y dec¨ªan, ¡®las vamos a violar a estas perras¡¯. Entonces ah¨ª s¨ª que se nos meti¨® el diablo, y nos metimos y ?¨®rale! Y las rescatamos¡±.
Pasadas las 5.30 de la ma?ana de ese 15 de marzo, la situaci¨®n finalmente parec¨ªa controlada. Lleg¨® la Guardia Nacional para ocuparse del traslado de los ocho presos. Lleg¨® la subsecretaria Bidault, del sistema penitenciario. Todav¨ªa con la adrenalina a tope, los agentes volvieron a su base. ¡°Nos dieron una torta de jam¨®n y un refresquito y nos dieron el d¨ªa libre¡±, explica Mart¨ªnez.
Cuando regresaron, el d¨ªa 16, estaban todos ¡°enardecidos¡±, asegura el agente. ¡°Quer¨ªamos una explicaci¨®n y estando ah¨ª en la cancha de la base, baj¨® personal de Asuntos Internos para intimidarnos. Pero no, la gente estaba enardecida¡±, a?ade. El agente asegura que lo del penal fue ¡°la gota que colm¨® el vaso¡±. Y a?ade: ¡°A las compa?eras se les maltrataba y se les ampliaban los turnos. A los compa?eros de motos les doblaron turnos en vacaciones de Navidad. La comida es de muy mala calidad. Y ten¨ªas que firmar, por ejemplo, que te daban desayuno o comida, aunque no te tocara. O ped¨ªas audiencia con el director por alg¨²n tema, pero ah¨ª quedaba. Y si insist¨ªas, te abr¨ªan un expediente por insubordinaci¨®n y te quitaban sueldo¡±, explica.
Los d¨ªas siguientes
As¨ª como hay cierto acuerdo en que el operativo sali¨® mal, no hay forma de conciliar las perspectivas de uno y otro lado en lo que ata?e a los d¨ªas y semanas siguientes. Patr¨®n, el vocero estatal, dice que los agentes exigieron en un primer momento el cese de Sarad¨¢n. ¡°Nosotros dijimos, no, hay que investigar, analizar qu¨¦ hab¨ªa pasado¡±, cuenta. En esos primeros dos d¨ªas tras el operativo, los agentes entregaron adem¨¢s ¡°un pliego petitorio con 24 puntos, con temas operativos y financieros¡±, a?ade.
Patr¨®n asegura que la gobernadora Sansores acept¨® 21 de los 24 puntos, algunos como ¡°mejorar el contrato de bebidas y alimentos¡±, ¡°fundamentar los arrestos por faltas internas¡±, ¡°reducir el horario de los agentes en moto a turnos de ocho horas¡±, o ¡°entregar nuevos uniformes y armamento¡±. Y a?adi¨® alguno m¨¢s, como sacar adelante un plan de vivienda para la corporaci¨®n y potenciar la carrera policial, esto es, el r¨¦gimen de ascensos y retribuciones.
Por su lado, Mart¨ªnez defiende que el Gobierno se tard¨® demasiado en cesar a Sarad¨¢n, exigencia inicial. ¡°Adem¨¢s¡±, dice, ¡°vimos la actitud de los otros mandos y pues, no nos gust¨®¡±, explica. Mart¨ªnez a?ade que los directores y subsecretarios, seis en total, Sarad¨¢n incluido, no son campechanos. Tambi¨¦n explica que el subsecretario de Participaci¨®n Ciudadana, Prevenci¨®n del Delito y Atenci¨®n a V¨ªctimas, V¨ªctor Contreras, trat¨® de meter ciza?a entre ellos y el resto de mandos. ¡°Ya con eso de Contreras y dem¨¢s, dijimos, ¡®no, que se vayan todos¡±.
El agente asegura que el paro ha provocado que a muchos de ellos les hayan abierto procesos internos por ¡°faltas¡±. Y dice que un notario les apoya para certificar su asistencia al trabajo. Mart¨ªnez asume que mientras Morena siga controlando el Gobierno del Estado y el Congreso, donde tiene mayor¨ªa, no tienen posibilidades de ganar el pulso. Por eso tiene esperanzas de que los resultados de las elecciones de junio volteen el poder en la C¨¢mara local. Patr¨®n se?ala que ¡°la protesta se est¨¢ desinflando. En la calle, la percepci¨®n es buena para nosotros. Campeche es chico, todo el mundo conoce a los polic¨ªas y todos saben de qu¨¦ pie cojea cada uno¡±, zanja.
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