Sebasti?o Salgado y su grito de auxilio para la Amazonia
El fot¨®grafo brasile?o presenta en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa 230 im¨¢genes que resumen el trabajo de siete a?os en el pulm¨®n del mundo, en un esfuerzo para apoyar su preservaci¨®n
Miremos detenidamente la imagen. Contemplemos esa poes¨ªa salvaje. Es una fotograf¨ªa a blanco y negro, pero tan potente que quien la observa sabe que lo que en ella se refleja es de un verde potente, de savia, de vida. Es un manglar amaz¨®nico, lleno de palmas, ¨¢rboles, plantas tropicales que se reflejan en un espejo de agua est¨¢tico. Es un trozo de la Amazonia inmortalizado por el fot¨®grafo brasile?o ...
Miremos detenidamente la imagen. Contemplemos esa poes¨ªa salvaje. Es una fotograf¨ªa a blanco y negro, pero tan potente que quien la observa sabe que lo que en ella se refleja es de un verde potente, de savia, de vida. Es un manglar amaz¨®nico, lleno de palmas, ¨¢rboles, plantas tropicales que se reflejan en un espejo de agua est¨¢tico. Es un trozo de la Amazonia inmortalizado por el fot¨®grafo brasile?o Sebasti?o Salgado, quien durante siete a?os se sumergi¨® en esa inmensidad verde de junglas y manglares para dejarnos un retrato v¨ªvido de lo que muchos llaman el pulm¨®n del planeta: una Amazonia que nos da vida, aunque nosotros se la estemos arrebatando. Este es el grito de auxilio de Salgado para preservar esa riqueza que se extingue.
La fotograf¨ªa del manglar forma parte de una enorme exposici¨®n que el brasile?o inaugur¨® el pasado jueves en el Museo Nacional de Antropolog¨ªa, en Ciudad de M¨¦xico. Son 230 im¨¢genes que nos invitan a hacer un viaje de observaci¨®n e introspecci¨®n. Reflexionar sobre el futuro de esa enormidad verde que viene siendo depredada sistem¨¢ticamente desde hace d¨¦cadas. Salgado no nos enfrenta al choque brutal de m¨¢quinas arrasando ¨¢rboles o del ganado que como c¨¢ncer carcome miles de hect¨¢reas. No es la violencia de sus invasores la que se ve en estas im¨¢genes, sino una tierra de paz, de belleza absoluta, de pueblos originarios que cazan, recolectan, pescan, de ni?os ind¨ªgenas que se dan refrescantes chapuzones en sus aguas. De gente que respeta la naturaleza porque la naturaleza les da la vida. ?Ser¨¢ posible que nuestra voracidad no nos deje ver el bosque en las pr¨®ximas d¨¦cadas?
Vean con atenci¨®n, observen minuciosamente, esto es lo que a¨²n queda, nos dicen las im¨¢genes de Salgado. S¨ª, porque solo en 2021 la Amazonia brasile?a perdi¨® 13.235 kil¨®metros cuadrados de ¨¢rboles en un a?o. ?Un ¨¢rea mucho mayor que el Estado de Quer¨¦taro, de apenas 11.000 kil¨®metros cuadrados! Con esa destrucci¨®n, la selva pierde su biodiversidad, la capacidad de refrescar el planeta y frenar el calentamiento global. Por eso son tan potentes las im¨¢genes de Salgado, que nos recuerdan lo fr¨¢gil que es este sistema, que si no frenamos su destrucci¨®n, nos condenamos tambi¨¦n.
Este viaje a una belleza sobrenatural y a la vida de las comunidades que viven con armon¨ªa en ella podr¨¢ visitarse hasta el 4 de mayo de 2025 en la Sala de Exposiciones Temporales del gran museo mexicano. La muestra fue inaugurada por la secretaria de Cultura, Claudia Curiel, y el director general del Instituto Nacional de Antropolog¨ªa, Diego Prieto Hern¨¢ndez. ¡°Si bien la obra de Sebasti?o tiene un gran rol est¨¦tico, su mayor relevancia est¨¢ en su vocaci¨®n social, en la profundidad de trabajar con las comunidades para entregarnos una dimensi¨®n humana que nos ense?a la brutalidad y la contradicci¨®n de la injusticia en el mundo, pero tambi¨¦n nos deja un legado sobre todo lo que tenemos que cuidar: la naturaleza y los pueblos originarios¡±, ha dicho Prieto.
Salgado ha viajado durante siete a?os a la Amazonia a trav¨¦s de 58 expediciones por tierra, agua y aire, adentr¨¢ndose en su profundidad selv¨¢tica para captar la vida que encierra. El brasile?o ha recordado que la humanidad ha devastado el 18% de la Amazonia, por lo que su trabajo de fot¨®grafo, de antrop¨®logo de la imagen, es recordarnos que a¨²n podemos proteger el 82% restante. Vean estas im¨¢genes, nos dice la exposici¨®n, si no les mueven a la acci¨®n es que somos insensibles. La exposici¨®n est¨¢ hecha para sobrecoger, porque est¨¢ acompa?ada por los sonidos de la selva, el canto de los p¨¢jaros, el baile alocado de los ¨¢rboles, la brutalidad de sus diluvios, la sinfon¨ªa de sus animales, el runr¨²n suave de sus aguas. Hay tambi¨¦n siete videos testimoniales de l¨ªderes de pueblos ind¨ªgenas, que hablan de su vida y los problemas de sus comunidades. O mejor dicho el problema: la devastaci¨®n. Esta es una muestra v¨ªvida de un tesoro que a¨²n estamos a tiempo de salvar. Es un grito de auxilio para la Amazonia.