Un a?o ¡®horribilis¡¯ de 18 meses
Por desgracia para M¨¦xico el a?o electoral no pinta para que en la reconstrucci¨®n unamos lo que en la crisis nos separ¨®. Todo lo contrario
Vientos optimistas recorren la faz de la Tierra. El mundo se ha librado de Donald Trump, o al menos de su acceso a la Casa Blanca y al malet¨ªn nuclear, y m¨¢s importante a¨²n, las vacunas acuden presurosas a la batalla decisiva para liberarnos de la covid-19 y la pesadilla que ensombreci¨® el 2020. No hemos salido totalmente del t¨²nel al que nos condena el cierre de actividades productivas y los sem¨¢foros restrictivos, pero contemplamos la primavera-verano con el ¨¢nimo de los sobrevivientes que sienten que lo peor comienza a quedar atr¨¢s. El entusiasmo de Joe Biden y sus ambiciosos planes constituye un enorme est¨ªmulo al optimismo. Y no se trata simplemente de un contexto favorable para los que vivimos cerca. La simbi¨®tica manera en que el bienestar de muchos mexicanos est¨¢ relacionado con el mercado estadounidense hace suponer, de entrada, tiempos mejores.
Tiempos para reconstruir, remontar lo perdido, poner en marcha lo tantas veces reflexionado en este confinamiento obligado. Tiempos propicios para que los pueblos se unan, los l¨ªderes exhorten a mirar por encima de las diferencias y a unir esfuerzos para trepar juntos las paredes del barranco en el que nos hemos despe?ado.
Por desgracia para M¨¦xico el a?o electoral no pinta para que en la reconstrucci¨®n unamos lo que en la crisis nos separ¨®. Todo lo contrario. La lucha por el poder no suele extraer lo mejor de los actores pol¨ªticos, que de por s¨ª deja bastante que desear. Con 15 gubernaturas, 500 diputaciones y miles de alcald¨ªas en disputa, los partidos pol¨ªticos y sus l¨ªderes se est¨¢n jugando, literalmente, el porvenir. Un contexto muy poco propicio para la solidaridad. Desde hace tiempo las campa?as pol¨ªticas han adquirido la perniciosa costumbre de concentrarse en los defectos del adversario y cada vez menos en las propias virtudes. Es cierto que se trata de un rasgo que prolifera en todo el mundo, las redes sociales han dejado en claro que hay algo en la condici¨®n humana que hace de las emociones negativas la materia prima de las comunicaciones; es mucho m¨¢s poderoso un mensaje de odio, resentimiento o miedo que cualquier elogio o menci¨®n positiva. Y la competencia pol¨ªtica ha convertido a la descalificaci¨®n y al vituperio en el m¨¢s rentable de los mensajes pol¨ªticos. Y tampoco es que debamos cargarles la mano, en cierta manera simplemente reaccionan al contexto; el cinismo instalado en la conversaci¨®n p¨²blica nos predispone a darle m¨¢s credibilidad a los defectos que se atribuyen uno al otro, que a cualquier virtud que se adjudique alguno de ellos. ¡°Si no puedo convencerte que mejorar¨¦ al pa¨ªs, al menos puedo intentar convencerte de que mi adversario le infligir¨¢ un da?o mayor¡±.
Por razones excepcionales nos esperan elecciones a¨²n m¨¢s viscerales que las usuales. Las dos principales fuerzas, por motivos puntuales, tienen poco que decir en su favor y mucho en contra de sus rivales. Por un lado, m¨¢s all¨¢ de los m¨¦ritos o dem¨¦ritos que pueda tener el Gobierno de la 4T, asunto sobre el cual, por dem¨¢s est¨¢ decirlo, cada uno de los lectores tiene una opini¨®n categ¨®rica en un sentido u otro, lo cierto es que la crisis econ¨®mica y social se llev¨® mucho de lo que el Gobierno podr¨ªa presumir. Los enormes esfuerzos redistributivos realizados por L¨®pez Obrador fueron barridos por la debacle en la producci¨®n, el turismo y el comercio. No hay pol¨ªticas p¨²blicas para generar empleo o incremento del poder adquisitivo de las mayor¨ªas que resista una ca¨ªda del 9% en la econom¨ªa de un pa¨ªs.
Frente a esta dur¨ªsima realidad lo ¨²nico que queda es presumir las intenciones, lo cual pod¨ªa ser atractivo en los primeros meses pero resulta mucho menos efectivo a dos a?os de distancia. Por consiguiente el mayor recurso de L¨®pez Obrador para retener el control de las c¨¢maras, algo imprescindible para sacar adelante la segunda mitad de su sexenio, o conquistar Gobiernos estatales para su partido, reside en convencer a los votantes de la perfidia del PRI y el PAN. Nos espera pues un desfile de ma?aneras cargadas de denuncias sobre la corrupci¨®n de los Gobiernos pasados, esc¨¢ndalos de funcionarios de Administraciones anteriores, descripciones dantescas de los infiernos provocados por el sistema neoliberal.
La oposici¨®n, por su parte, est¨¢ dispuesta a devolver misiles por cada dardo recibido. Su argumento para regresar al poder reside esencialmente en explotar los desaciertos reales e inventados de la 4T y ampliar la repulsa en contra de L¨®pez Obrador en los segmentos que les son afines. Muy poco tiempo o ninguno han dedicado a construir una alternativa real para proponer soluciones frente a los grandes problemas del pa¨ªs, la mayor parte de los cuales sus propios Gobiernos generaron. Al no tener una respuesta frente a la inseguridad p¨²blica, la pobreza, la desigualdad social o la corrupci¨®n, lo ¨²nico que les queda es convencer a la opini¨®n p¨²blica que Morena lo est¨¢ haciendo fatal.
Por lo dem¨¢s no se trata solo de que viviremos un clima narrativo a¨²n m¨¢s intoxicado por las campa?as negativas. Peor a¨²n, la dura rivalidad entre actores pol¨ªticos y partidos se cobrar¨¢ un alto precio en materia de desacuerdos legislativos y en fricciones entre Gobiernos federal, estatales y municipales. Ninguno querr¨¢ ceder un proyecto, una ley, una partida presupuestal que pueda ser presumido por el rival. Por el contrario, por encima de las responsabilidades p¨²blicas y la b¨²squeda del bien com¨²n, las autoridades de uno y otro partido intentar¨¢n hacer ver mal a su competidor.
Me gustar¨ªa equivocarme y pensar que los l¨ªderes pol¨ªticos comprender¨¢n el momento hist¨®rico que viven y la necesidad de unir esfuerzos ante la profunda crisis en la que nos encontramos. Pero me temo que no ser¨¢ as¨ª. Ambos bandos actuar¨¢n como fieles de una cruzada sagrada; unos para detener los cambios de la 4T y ¡°salvar al pa¨ªs¡±, los otros para sacar adelante la transformaci¨®n a favor de los pobres. Imbuidos de sus respectivas m¨ªsticas, las dos partes est¨¢n dispuestas a incendiar la pradera para conseguirlo y pisotear lo que sea necesario. Mala cosa; el a?o horribilis habr¨¢ sido de 18 meses.
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