La ¡°nueva normalidad¡± entre M¨¦xico y Estados Unidos
El futuro de la cooperaci¨®n en seguridad y narcotr¨¢fico va a condicionar el resto de la agenda bilateral, ya no la relaci¨®n personal entre los jefes de Estado
Adi¨®s al espect¨¢culo de ¡°cacique a cacique¡± entre Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador y Donald J. Trump, quienes tienen al menos un rasgo en com¨²n: son arbitrarios y muchas veces optaron por obviar la institucionalidad de sus gobiernos. El v¨ªnculo entre ambos ¡ªaunque breve y ajustado a un guion¡ª ¡°hermanos de diferentes madres¡±, como ha escrito Jeffrey Davidow, exembajador de Estados Unidos en M¨¦xico, ha muerto.
Al margen de ese singular cap¨ªtulo en la relaci¨®n bilateral, a ninguno de los antecesores de Trump le interes¨® M¨¦xico, salvo para lograr una frontera segura. Posiblemente, L¨®pez Obrador crea que ha perdido un aliado ¡ªuno inestable, racista y narcisista¡ª y ahora, con el dem¨®crata Joe Biden, el Gobierno de la 4T se enfrenta a un pol¨ªtico del status quo no racista cuya prioridad no ser¨¢ M¨¦xico, pero ya ha anunciado una revisi¨®n ¡°radical¡± de las leyes de inmigraci¨®n, incluida la posibilidad de dar la ciudadan¨ªa a inmigrantes sin estatus legal y ampliar la admisi¨®n de refugiados.
El dem¨®crata, quien al asumir anunci¨® que ser¨¢ ¡°un socio fuerte y confiable¡±, es todo lo opuesto a Trump. Es producto del sistema con medio siglo de experiencia en relaciones internacionales y muchos a?os como legislador. Prefiere la v¨ªa institucional y el presidente mexicano tendr¨¢ que adaptarse. El pa¨ªs con la sart¨¦n por el mango y el mango tambi¨¦n es Estados Unidos. Que L¨®pez Obrador en su momento no lo haya reconocido ni felicitado como lo hicieron la mayor¨ªa de los presidentes, cuando qued¨® claro que Biden hab¨ªa ganado las elecciones, fue pecata minuta para ¨¦l. El ¡°reconocimiento¡± solo fue una expresi¨®n mexicana de discusi¨®n interna. Hoy le dese¨® suerte y asegur¨® que coinciden en el tema de la reforma migratoria. Lo m¨ªnimo que podr¨ªa hacer a estas alturas.
Aunque le urge abordar la epidemia de la covid-19, Biden llega al Gobierno en un pa¨ªs polarizado con una agenda cargada con desastres heredados que deben ser reparados. En medio de la contingencia y de la crisis econ¨®mica, deber¨¢ garantizar estabilidad y paz social en su pa¨ªs. Su reto es gigantesco. Barack Obama lo nombr¨® vicepresidente porque escoge sus batallas. Concilia y escucha a opositores; es institucional y moderado. Lo suyo es seguir las reglas, aunque se atrevi¨® a una sabia decisi¨®n, pol¨¦mica para muchos: nombrar a Kamala Harris como su vicepresidenta, la primera mujer en ese cargo que representa el crisol estadounidense.
Aunque en pol¨ªtica exterior tenga un lugar subordinado en los conflictos estrat¨¦gicos que Biden hereda (OTAN, Ir¨¢n, Rusia, China, Medio Oriente, Acuerdo de Par¨ªs), M¨¦xico es un carril separado como ¡°problema de frontera¡±; un asunto de seguridad interna para Estados Unidos.
Con Alejandro Mayorkas, el nuevo jefe de Seguridad Nacional ¡ªel primer latino en ese puesto, quien estuvo a cargo del programa DACA (Acci¨®n Diferida para ni?os inmigrantes indocumentados que llegaron a Estados Unidos con Obama)¡ª la migraci¨®n cuenta con un gran aliado. Pese a la huida de sus padres de la Cuba comunista de Fidel Castro, Mayorkas regres¨® a la isla en 2015 como secretario adjunto de Seguridad Nacional para promover la hist¨®rica normalizaci¨®n de relaciones entre Barack Obama y Ra¨²l Castro, que Trump intent¨® revertir. Seg¨²n fuentes cercanas a Mayorkas, como est¨¢ ¡°emocionalmente involucrado¡±, la reforma migratoria le es importante. La propuesta legislativa del nuevo Jefe de Estado le cae como anillo al dedo. Otro aliento para el cambio dr¨¢stico que busca su jefe es la elecci¨®n de la exembajadora de Estados Unidos en M¨¦xico, Roberta Jacobson, al frente de los temas relacionados con la frontera sur y el asilo.
Sin embargo, la nueva Administraci¨®n se enfrenta a un obst¨¢culo con el que Trump ¡ªapoyado por L¨®pez Obrador¡ª buscaba alentar a sus seguidores: militarizar las fronteras e impedir la entrada de inmigrantes ilegales centroamericanos. Aunque nunca se convirti¨® en un sistema coherente, con el programa Remain in Mexico, el presidente mexicano cedi¨® a las amenazas de Trump: frenaba la inmigraci¨®n centroamericana a Estados Unidos o su ¡°amigo¡± impon¨ªa aranceles a productos mexicanos. Con Mayorkas al tim¨®n, Biden busca que esas amenazas desaparezcan, con lo cual podr¨ªa quitarle al mexicano el peso culposo que le impuso Trump. Pero, como ser¨¢ imposible mantener a los inmigrantes centroamericanos en M¨¦xico, estos empezar¨¢n a llegar a Estados Unidos. Ya una caravana de miles se ha adelantado desde Honduras.
Aunque queda claro que el tema migratorio es importante, al principio ser¨¢ imposible mover mucho las cosas tal y como las dej¨® Trump. La nueva Administraci¨®n tambi¨¦n busca cerrar las ¡°c¨¢rceles¡± en las fronteras y reunir a las familias de inmigrantes, pero tampoco quiere una ¡°inundaci¨®n¡± de estos desde M¨¦xico. Con la militarizaci¨®n de las fronteras, este es un campo minado. Y ha quedado claro que los militares son los grandes aliados de L¨®pez Obrador, como lo demuestra el caso del exgeneral Salvador Cienfuegos.
Las reglas de la larga tradici¨®n de interacci¨®n al m¨¢s alto nivel entre los gobiernos de Estados Unidos y M¨¦xico ya est¨¢n en la boca de funcionarios a ambos lados de la frontera. Antes de que asumiera Biden, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, y el nuevo asesor de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, se reunieron y coincidieron en la importancia de trabajar juntos para atender ¡°las causas estructurales de la migraci¨®n¡±. Los mexicanos pusieron a consideraci¨®n la implementaci¨®n de un programa de cooperaci¨®n para el desarrollo en el norte de Centroam¨¦rica y el sur de M¨¦xico, en respuesta a la crisis econ¨®mica provocada por la pandemia y los recientes huracanes que afectaron la regi¨®n. Una declaraci¨®n pol¨ªticamente correcta que se abstuvo de tocar el tema de fondo: c¨®mo lidiar internamente con la migraci¨®n.
La agenda bilateral comparte temas como la pandemia, el apoyo a Centroam¨¦rica y la reactivaci¨®n de la econom¨ªa regional con el T-Mec, aunque en los cap¨ªtulos laboral y ambiental, habr¨¢ rispidez mutua. El lavado de dinero, el tr¨¢fico de drogas, el trasiego de armas, el respeto a los derechos humanos en uno y otro lado de la frontera, el impulso a la inversi¨®n privada, la pol¨ªtica energ¨¦tica que impulsa las energ¨ªas limpias y renovables, as¨ª como el incierto destino de la Iniciativa M¨¦rida, tambi¨¦n son puntos de tensi¨®n.
El tema de seguridad est¨¢ en plena crispaci¨®n. Es el centro de una espiral de desconfianza mutua. Por un lado, la operaci¨®n silenciosa de la DEA, que se le ocult¨® al Gobierno mexicano, fue un agravio may¨²sculo, m¨¢s trat¨¢ndose de un militar con el m¨¢s alto rango como Cienfuegos. Por el otro, su exoneraci¨®n y las restricciones a los agentes extranjeros. Y la a?eja disputa por el control de armas, sin soluci¨®n a la vista: el embajador Christopher Landau se despidi¨® con la versi¨®n de que M¨¦xico no ha cooperado en esta materia.
En el caso de Cienfuegos, con la cr¨ªtica del exfiscal William Barr a la difusi¨®n de evidencia que ¡°viola el Tratado de Asistencia Legal Mutua¡±, parecer¨ªa que la relaci¨®n entre L¨®pez Obrador y Biden empieza mal. Pero habr¨¢ que ver c¨®mo reacciona Merrick Garland, hoy juez principal de la Corte de Apelaciones de Washington, quien ha sido nominado por Biden para suceder a Barr.
Fuentes cercanas al nuevo Gobierno aseguran que evitar¨¢ un discurso agresivo hacia M¨¦xico. Garland optar¨¢ por la negociaci¨®n, lo que no quiere decir que estar¨¢ de acuerdo con la exoneraci¨®n a Cienfuegos.
Habr¨¢ que ver si L¨®pez Obrador permite que Ebrard opere estos temas dif¨ªciles sin interferir demasiado ni agregar ¨¢ngulos innecesarios a la discusi¨®n. El futuro de la cooperaci¨®n en seguridad y narcotr¨¢fico va a condicionar el resto de la agenda bilateral, ya no la relaci¨®n personal entre los jefes de Estado. Habr¨¢ una nueva normalidad con dos presidentes que no podr¨ªan ser m¨¢s distintos y que tendr¨¢n que entenderse cuatro a?os m¨¢s.
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