Un problema postal
Que se deje de mancillar la relaci車n inquebrantable entre M谷xico y Espa?a con posturas populacheras que ensucian la oportunidad hist車rica de compartir las dos caras de una memoria compartida
El presidente de M谷xico insiste en quejarse por la falta de respuesta a una carta que envi車 hace dos a?os y medio al Rey Felipe VI en donde pide que el monarca pida perd車n a los pueblos ind赤genas de M谷xico por las atrocidades y atropellos cometidos por soldados de diversos or赤genes en la Pen赤nsula Ib谷rica durante la Conquista de lo que se llam車 Nueva Espa?a.
Abnegados carteros mexicanos del l芍nguido Servicio Postal Mexicano juran haber realizado una notable de carreras en relevo con d...
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El presidente de M谷xico insiste en quejarse por la falta de respuesta a una carta que envi車 hace dos a?os y medio al Rey Felipe VI en donde pide que el monarca pida perd車n a los pueblos ind赤genas de M谷xico por las atrocidades y atropellos cometidos por soldados de diversos or赤genes en la Pen赤nsula Ib谷rica durante la Conquista de lo que se llam車 Nueva Espa?a.
Abnegados carteros mexicanos del l芍nguido Servicio Postal Mexicano juran haber realizado una notable de carreras en relevo con dicha carta desde el Antiguo Palacio de Correos (de arquitectura neog車tica catalana) en la esquina del ahora Eje Central L芍zaro C芍rdenes y la antigua calle de Tacuba (all赤, al lado del Palacio de Miner赤a# obra de Manuel Tols芍, el del Caballito) y consta que a pesar del estado de la mochila del 迆ltimo relevo, la carta lleg車 salva al puerto de Veracruz donde no sabemos si abord車 un buque o si se pagaron timbres de env赤o a谷reo. Por lo mismo, no consta si la carta lleg車 a Madrid por v赤a de un avi車n que aterriz車 en el Aeropuerto Adolfo Su芍rez Madrid Barajas o si se logr車 no arrugar sobre ni sellos en un supuesto desembarco en C芍diz y de all赤, a lomo de mula, tren de Renfe o furgoneta hasta un palomar de misivas en Madrid, donde se anid車 fugazmente en el casillero marcado: ※Rey: cartas y postales§.
A partir de aqu赤 se espesa la trama. Es probable que con uso de lupa y a trasluz alg迆n cartero genial originario de la colonia Bondojo oteara a escondidas un problema nodal en la rotulaci車n del sobre (al parecer, de delgad赤simo papel cebolla con ribete tricolor a la antigua; es decir, con borde verde, blanco y rojo) o bien, fue gracias al sistema de ba?o-mar赤a en una buhardilla de Lavapi谷s, donde dos distinguidos funcionarios de Correos de Espa?a lograran abrir el mentado sobre (para luego volver a sellarlo con cola o goma de tragacanto).
Lo cierto es que desde hace m芍s o menos dieciocho meses estamos ante un problema postal: el destinatario a qui谷n deber赤a ir dirigida la carta en busca del perd車n deber赤a ser descendiente directo del rey Carlos I de Espa?a y V de Alemania y no el actual monarca de la casa Borb車n (ni su padre, ahora llamado Em谷rito habitante de los Emiratos ?rabes) y el remitente firma con nombres (dos al hilo) y apellidos (paterno y materno) de origen no s車lo peninsular, sino particularmente espa?oles, por lo que carteros de ambos lados del Atl芍ntico cuestionan sus p芍rrafos escritos en nombre de los ind赤genas de M谷xico.
Ya entrados en tertulia (v赤a correo electr車nico para mayor rapidez y eficiencia) los carteros de ambos lados del charco oce芍nico han mantenido una tertulia continua donde se han expuesto los siguientes silogismos. Seg迆n una cartera originaria de Zaragoza (vecina de Madrid desde hace seis a?os) se necesita que ※pida perd車n el Imperio Romano 〞y los fenicios〞 para formular perdones con sombrero ajeno§ a lo que un noble cartero de Morelia, Michoac芍n (al filo de la jubilaci車n) subraya repetidas veces ※?Que pida perd車n el PRI y el sindicato de PEMEX!... y de paso, que ya pida perd車n la pinche Liga Mexicana de F迆tbol (creo que ahora financiada por un banco espa?ol) y un antiguo telegrafista, ahora ejecutivo de Correos de Espa?a en Toledo, pregunta en cada sesi車n si el remitente es el verdadero portavoz de los pueblos que 谷l ahora llama originarios o, como le inform車 Chonita la eterna cartera de la Colonia Tabacalera en la ciudad de M谷xico: ※La verdadera voz ind赤gena de M谷xico y su aut谷ntico portavoz encapuchado, pero que ha vivido y sobrevivido ya media vida en la selva Lacandona, le han advertido que mejor pidan perd車n por el proyecto del Tren Maya (cuya modelo a seguir es el trenecito de Disneylandia) y que ni los humos de copal, los panes en el cr芍neo o los listones de colores convierten a un ladino en chontal o zapoteco§. Otras muchas voces ind赤genas que se han unido al coro de correos preguntan con insistencia si Espa?a tambi谷n aprovechar芍 para pedir perd車n por las pel赤culas de Julio Iglesias, los gestos de Raphael, la horchata de chufa y la madrile?a costumbre de llamarle callos a la pancita o mondongo.
Que cada quien pida perd車n por lo que hizo a su hermano o que cada quien espere lo que haya que esperar para que su hermano lo perdone. Que se aterricen los equivocados afanes de humanismo impostado e ignorante y que se psicoanalice colectivamente si cada quien ha de responsabilizarse por las culpas y cr赤menes de bisabuelos, choznos o antepasados lejanos; que se defina si la carta clonada que se envi車 al Vaticano intenta pedirle al Papa Francisco una postura definitiva o definitoria sobre los milagros guadalupanos y el creciente poder, presencia y pol谷micas de las iglesias llamadas evang谷licas# o por lo menos, que se deje de mancillar la relaci車n inquebrantable (o inevitable) entre M谷xico y Espa?a con efervescencias transitorias y posturas populacheras que ensucian la oportunidad hist車rica de compartir las dos caras de una memoria compartida, debatir en el reino de las ideas y el pensamiento los mutuos problemas y cuentas pendientes, recorrer sin ojos oportunistas el pret谷rito que nada o poco tiene que ver con las circunstancias del presente, recomendar los libros que nos salvan, los documentos que quedaron, las huellas palpables del habla, sabores, usos y costumbres, los apellidos y la fe, el credo de los agn車sticos y los trajes de luces, los versos de un poema que acorta las olas o clona las nubes de ambos paisajes, el humor que nos hace re赤r, los dobles sentido de cada palabra, la verdadera piel de los ind赤genas (que no precisan el criterio de un g邦erito para definirle sus estatuas), la verdadera descendencia de un descarado conquistador que ech車 ra赤ces en lo que ahora llamamos M谷xico y la caridad o condescendencia de los frailes que ense?aron a no pocos a leer y que de paso, escribieron con e?e y gram芍tica funcional las lenguas que ellos mismos ayudaron a salvar del olvido.
Que se ponga de una vez un orden concordante con el sentido com迆n y una racional serenidad ante el desd谷n, desorden o desprecio con el que se ha dejado naufragar no solamente la relaci車n diplom芍tica de M谷xico con Espa?a, sino la caprichosa, esquiva, equ赤voca, enredada, improvisada y caprichosa enredadera de chismes, insinuaciones y gazapos con las que se han maltratado a funcionarios (mexicanos y espa?oles) que se desviven por mantener en alto la Embajada de M谷xico con sede en Madrid, el Instituto Cultural de M谷xico en Espa?a y la Biblioteca Octavio Paz.
Lo que nos une est芍 muy por encima de cualesquier herida que nos separa. Espa?a y M谷xico se unen en el espanto y en el espasmo, en el mestizaje de la arquitectura y del zapote con la naranja, en los murales policromados de ambos paisajes y en las novelas de ida y vuelta, el son jarocho fusionado con sole芍 y el bolero que llevamos ambos en la piel. M谷xico y Espa?a se hablan hasta en silencio, se miran en el espejo aunque a menudo el reflejo refracte, se recuerdan por sus nombres y su diversidad de lenguas, su tenaz oposici車n al fascismo y sus rebozos de luto, sus pel赤culas a colores y sus caminos de tierra adentro# Lo que nos une est芍 en la caligraf赤a con la que nos traducimos a diario una lengua compartida; lo que nos une es el sue?o y las pesadillas, la inteligencia brillante y la estupidez del estorbo inevitable# la clara conciencia de coexistencia allende el mar y m芍s all芍 de pol赤ticos y politiquer赤as, pero sobre todo nos une el silencio y por lo mismo, incluso los carteros ante un necio problema postal como el que nos ocupa o preocupa, sugieren que nos dejemos de cartitas y pasemos directamente a recrear una paella con mole.
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