?Hay PRI m¨¢s all¨¢ de la CFE?
Tengo la impresi¨®n de que el Gobierno conseguir¨¢ de los priistas los votos que necesita para su contrarreforma energ¨¦tica. Si la Administraci¨®n acepta modificar o flexibilizar un par de puntos pol¨¦micos, tales legisladores podr¨¢n argumentar que su intervenci¨®n fue decisiva para mejorar estas leyes
En las pr¨®ximas semanas sabremos si el obradorismo enfrentar¨¢ una oposici¨®n significativa en los a?os por venir o si tiene el camino pavimentado para un largo proyecto transexenal. Mucho se ha dicho sobre los perjuicios o los beneficios que podr¨ªa provocar la iniciativa que ha presentado el ejecutivo para darle a la Comisi¨®n Federal de Electricidad (CFE) mayor injerencia en el manejo de la energ¨ªa. El debate ser¨¢ abordado en el Poder Legislativo en las pr¨®xima...
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En las pr¨®ximas semanas sabremos si el obradorismo enfrentar¨¢ una oposici¨®n significativa en los a?os por venir o si tiene el camino pavimentado para un largo proyecto transexenal. Mucho se ha dicho sobre los perjuicios o los beneficios que podr¨ªa provocar la iniciativa que ha presentado el ejecutivo para darle a la Comisi¨®n Federal de Electricidad (CFE) mayor injerencia en el manejo de la energ¨ªa. El debate ser¨¢ abordado en el Poder Legislativo en las pr¨®ximas semanas, lo cual significa que escucharemos todo tipo de argumentos sobre las ventajas y las desventajas que estas reformas tendr¨¢n en la econom¨ªa del pa¨ªs y en el bolsillo de los consumidores. Habr¨¢ tiempo para desglosar los pros y los contras de unos y de otros, m¨¢s all¨¢ de la obvia polarizaci¨®n pol¨ªtica que colorea los apasionados posicionamientos de los involucrados y sus personeros.
Pero ahora simplemente quisiera abordar el tsunami pol¨ªtico que esta ley podr¨ªa traer aparejada. No solo estar¨ªa en juego el futuro de la luz, sino tambi¨¦n la naturaleza y fuerza de la oposici¨®n pol¨ªtica en nuestro pa¨ªs. Como es bien sabido, Morena y sus aliados requieren necesariamente de los votos del PRI, tanto en la C¨¢mara de Diputados como en la de senadores para alcanzar las mayor¨ªas calificadas que se requiere para cambiar la constituci¨®n en materia energ¨¦tica.
Eso convierte a los 70 diputados y 12 senadores priistas en el fiel de la balanza para darle o quitarle al presidente su ansiada contrarreforma energ¨¦tica. Se ha dicho que esto representa un cheque en blanco para el propio PRI, pues estar¨ªa en condiciones de negociar muy caro su amor. Algo que, en teor¨ªa, es el sue?o de cualquier organizaci¨®n pol¨ªtica minoritaria: convertirse en la fuerza que decide la coyuntura hist¨®rica de un pa¨ªs. El problema es que tambi¨¦n pondr¨ªa en juego la existencia misma del propio PRI y, por ende, la fuerza real de la oposici¨®n, o la falta de ella.
Ahora mismo resulta dif¨ªcil comprender cu¨¢l es la esencia de este partido. Su base social ha sido tomada por el obradorismo. Las banderas que sostiene Morena son mucho m¨¢s fieles al contenido program¨¢tico del PRI hist¨®rico que la agenda que hoy sostiene el cascar¨®n en el que se ha convertido este partido. Nacionalismo, estatismo o conciencia social son reivindicaciones que la corriente tecn¨®crata que se apropi¨® de esta organizaci¨®n abandon¨® hace mucho tiempo. No es casual que el obradorismo haya tomado uno a uno los gobiernos regionales en manos del tricolor. A principios del sexenio este partido gobernaba en la mitad de las entidades federativas, hoy solo en cuatro y muy probablemente no tendr¨¢ una al terminar la Administraci¨®n. A la falta de base social habr¨¢ de a?adirse la ausencia de base territorial. Como el viejo PARM, el PRI enfrenta el riesgo de convertirse en un membrete meramente ocupado por cuadros pol¨ªticos profesionales sin representaci¨®n social alguna, m¨¢s all¨¢ de los vestigios de algunas organizaciones campesinas y populares tambi¨¦n de membrete o en proceso de serlo.
El salinismo apost¨® por la modernizaci¨®n del pa¨ªs y perdi¨®. Fue una f¨®rmula pol¨ªtica y econ¨®mica que dio la espalda a los sectores sociales y ramas econ¨®micas tradicionales, bajo la premisa de que los sectores punta sacar¨ªan al resto del pa¨ªs de la pobreza. Como sabemos el resultado no fue ese, sino la profundizaci¨®n de diferencias producto de un crecimiento desigual. El Gobierno de Pe?a Nieto hab¨ªa intentado relanzar la estrategia salinista, en versi¨®n pol¨ªtica Atlacomulco, y lo que consigui¨® fue pintar a la tecnocracia de una p¨¢tina de frivolidad y corrupci¨®n. Las mayor¨ªas abandonadas respondieron a ese desprecio abrazando la propuesta de cambio enarbolada por Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Hoy mismo el PRI ya no sabr¨ªa bien a bien d¨®nde est¨¢n sus banderas.
L¨®pez Obrador ha se?alado con cierta raz¨®n que cada uno de los legisladores priistas tendr¨¢ que decidir si act¨²a de acuerdo con los principios priistas de L¨¢zaro C¨¢rdenas y L¨®pez Mateos, o los de Carlos Salinas. Preeminencia del Estado en materia energ¨¦tica o, por el contrario, predominio de las fuerzas del mercado.
Ojal¨¢ fuera as¨ª, pero me temo que lo que van a tener en mente cada uno de esos priistas no ser¨¢ el potencial beneficio del pa¨ªs sino el de sus carreras pol¨ªticas. Muchos de ellos est¨¢n ya en proceso de decidir si dan el salto a Morena, como lo han hecho antes muchos de sus correligionarios. Pero incluso los que prefieran seguir siendo cabeza de rat¨®n que cola de le¨®n, tendr¨¢n que valorar si les conviene ser parte de un gran bloque opositor o un rival circunstancial y asequible al poder.
Tengo la impresi¨®n, dada la correlaci¨®n de fuerzas, de que el Gobierno conseguir¨¢ del PRI los votos que necesita para su contrarreforma. Puede llegar por la v¨ªa de un acuerdo de conjunto con los l¨ªderes de este partido o por el saldo positivo de sumas y restas en el cabildeo con cada uno de los legisladores. Muchos de estos simplemente est¨¢n esperando una raz¨®n pol¨ªtica que legitime su aprobaci¨®n. Si el Gobierno acepta modificar o flexibilizar un par de puntos pol¨¦micos, incluso de alcances meramente simb¨®licos, tales priistas podr¨¢n argumentar que su intervenci¨®n fue decisiva para mejorar estas leyes; es decir que no habr¨ªan traicionado su oposici¨®n original. Depender¨¢, ciertamente, de la capacidad pol¨ªtica de negociaci¨®n y la flexibilidad del propio Ejecutivo. Alguna se?al ya ha enviado al incorporar a la Secretar¨ªa de Gobernaci¨®n a operar parte de estos cabildeos. Si bien la CFE es la fuerza que dota de criterios t¨¦cnicos los argumentos de la propuesta, todo indica que Bucareli ha comenzado a emplearse a fondo en la negociaci¨®n de cada uno de estos decisivos votos.
La pregunta es qu¨¦ pasar¨¢ con el PRI despu¨¦s de esto. De entrada, la posibilidad de una alianza electoral con el PAN y el PRD de cara a las elecciones de 2024 pr¨¢cticamente quedar¨ªa hecha trizas. Algo que quiz¨¢ decepcione a muchos, pero no a los priistas que encontraron poco rentable la intentona en las elecciones pasadas. Esto en lo pol¨ªtico; lo econ¨®mico y energ¨¦tico es otra historia.
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