Atsoo. ¡°Mujer ind¨ªgena¡± como respuesta
Entre la izquierda que hace un uso f¨¢cil de la frase y la derecha que aprovecha para evidenciar su desprecio, las mujeres de muchos pueblos ind¨ªgenas seguimos resistiendo al racismo y al colonialismo patriarcal
Un fen¨®meno interesante de cuando personas identificadas con la izquierda se incorporan al aparato de gobierno es que el universo l¨¦xico que se utilizaba en la lucha contra los anteriores reg¨ªmenes se comienza a escuchar dentro de las instituciones. En muchas ocasiones significa que los anhelos con los que se relacionan palabras como ¡°descolonizar¡± o ¡°autonom¨ªa¡± para el caso de los pueblos ind¨ªgenas han tomado cauces institucionales. No debatir¨¦ aqu¨ª si esos cauces son los m¨¢s adecuados pero es verdad que cuando se hacen cr¨ªticas desde diversas luchas sociales y espacios no gubernamentales a c...
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Un fen¨®meno interesante de cuando personas identificadas con la izquierda se incorporan al aparato de gobierno es que el universo l¨¦xico que se utilizaba en la lucha contra los anteriores reg¨ªmenes se comienza a escuchar dentro de las instituciones. En muchas ocasiones significa que los anhelos con los que se relacionan palabras como ¡°descolonizar¡± o ¡°autonom¨ªa¡± para el caso de los pueblos ind¨ªgenas han tomado cauces institucionales. No debatir¨¦ aqu¨ª si esos cauces son los m¨¢s adecuados pero es verdad que cuando se hacen cr¨ªticas desde diversas luchas sociales y espacios no gubernamentales a ciertos fen¨®menos vemos reflejadas en las respuestas palabras con las que tambi¨¦n nos identificamos. No est¨¢bamos acostumbrados a que se use ese l¨¦xico desde una postura oficial.
En un debate sobre el uso de la violencia por parte de la polic¨ªa con una persona que hab¨ªa elegido pasar de la lucha social a la funci¨®n institucional, mi interlocutor argument¨® que mi cr¨ªtica a los cuerpos policiacos reflejaba ¡°clasismo¡± contra las personas que integran estas agrupaciones. Dado que me identifico con la lucha en contra del clasismo, el hecho de que la persona con la que establec¨ª la discusi¨®n haya utilizado esa palabra, me oblig¨® a detenerme para evaluar ese uso de un l¨¦xico que antes no era frecuente en la defensa de las acciones de la polic¨ªa. De alg¨²n modo, las palabras para criticar el comportamiento de un sistema opresivo ahora eran susceptibles de ser utilizadas en defensa de ese mismo sistema, como si s¨²bitamente el hecho de que ese sistema ya estuviera a cargo de la izquierda hubiera suspendido la opresi¨®n.
Algo semejante sucede cu¨¢ndo algunas personas defensoras del proyecto gubernamental actual argumentaron a favor de Tlali, la primera opci¨®n que se hab¨ªa manejado para sustituir la estatua de Crist¨®bal Col¨®n, diciendo que su colocaci¨®n era parte de un proceso de descolonizaci¨®n. El uso de esos elementos l¨¦xicos dentro del discurso de funcionarios y defensores del actual gobierno se relaciona tambi¨¦n con el hecho evidente de que, desde la derecha, una buena parte de las cr¨ªticas que se hacen al presidente de la Rep¨²blica y a muchas pol¨ªticas gubernamentales est¨¢n empapadas de racismo, de clasismo y de un gran desprecio a las clases populares. Sin embargo, este uso en agentes del gobierno del l¨¦xico con el que se han identificado movimientos sociales, luchas comunitarias o luchas por defensa del territorio entra?a otro peligro: una apropiaci¨®n que abone a domesticar y a neutralizar, al menos discursivamente, a una oposici¨®n y resistencia al gobierno que no es el de la derecha, una oposici¨®n de base a los megaproyectos del sexenio, una oposici¨®n que no disputa el control del estado sino que apuesta por la defensa del ambiente, de los pueblos ind¨ªgenas, del territorio y de otras maneras comunales de hacer pol¨ªtica. Por esta raz¨®n, me sorprende y me preocupa cuando agentes del estado que hablan en contra de la organizaci¨®n que plantea el EZLN utilicen ahora frases como ¡°mandar obedeciendo¡± para describir sus funciones en el gobierno; por una parte se desprecia la opci¨®n que el EZLN y las Juntas de Buen Gobierno plantean a la vez que se hace un uso instrumental de una frase que naci¨® dentro de un planteamiento espec¨ªfico. La frase se desliga del contexto y de la lucha en que tom¨® sentido y desde la que fue enunciada para servir ahora como eslogan de personas actuando dentro del Estado. Esta situaci¨®n me hace pensar en c¨®mo es necesario construir y renovar constantemente las frases, palabras y narrativas que dan sustento discursivo y sem¨¢ntico a las luchas que defienden el ambiente, el territorio y otras estructuras sociopol¨ªticas hist¨®ricamente golpeadas por el modelo del estado-naci¨®n.
Un mecanismo parecido se pone en marcha cuando, desde los micr¨®fonos oficiales, se utiliza la frase ¡°mujer ind¨ªgena¡± como respuesta a distintos conflictos, crisis y problemas que surgen dentro del gobierno. Ante la renuncia de la presidenta del Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminaci¨®n (Conapred) en medio de una airada pol¨¦mica, Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador plante¨® que deber¨ªa elegirse a una mujer ind¨ªgena como titular de dicho consejo. Una vez que se hizo el anuncio, diferentes redes, colectivas y asociaciones de mujeres ind¨ªgenas lanzaron comunicados para pedir que el proceso tomara en cuenta sus voces y sus propuestas, muchas de estas colectivas propusieron e impulsaron la candidatura de mujeres de diferentes pueblos ind¨ªgenas. Por su parte, la Asamblea Consultiva del Conapred postul¨® a seis candidatas para presidir este organismo mientras que el presidente de la Rep¨²blica present¨® una terna para el mismo cargo, en sus palabras estas tres mujeres ind¨ªgenas eran ¡°aut¨¦nticas representantes del orgullo, la grandeza y el M¨¦xico profundo¡±. Ha pasado m¨¢s de un a?o y la p¨¢gina del Conapred muestra un espacio vac¨ªo en el directorio, no hay un nombre en la presidencia del organismo.
Meses despu¨¦s, en medio de otra pol¨¦mica suscitada por el nombramiento de la escritora Brenda Lozano como agregada cultural de M¨¦xico en Espa?a, el presidente de la Rep¨²blica declar¨® que en su lugar pedir¨ªa al canciller mexicano que nombrara para esa agregadur¨ªa a una mujer ind¨ªgena, fuera una poeta zapoteca del Istmo o bien una mujer ¡°mexica¡± del centro del pa¨ªs (supongo que quer¨ªa decir mujer nahua). Despu¨¦s de varias semanas, ese nombramiento no se ha concretado.
Una vez m¨¢s, cuando se anunci¨® que la estatua de Crist¨®bal Col¨®n en el Paseo de la Reforma en Ciudad de M¨¦xico ser¨ªa sustituida, la propuesta oficial fue de nuevo: una mujer ind¨ªgena. En un primer anuncio, se dijo que ser¨ªa una escultura de una mujer olmeca ¡°estilizada¡± con nombre en n¨¢huatl (Tlali) y realizada por el escultor Pedro Reyes; ante las quejas, la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, anunci¨® que ser¨ªa el Comit¨¦ de Monumentos y Obras Art¨ªsticas en Espacios P¨²blicos de Ciudad de M¨¦xico quien decidir¨ªa la escultura en sustituci¨®n. El 12 de octubre de este a?o, Sheinbaum dio a conocer que ser¨ªa una r¨¦plica de la ¡°Se?ora de Amajac¡± la que se colocar¨ªa en Paseo de la Reforma, esta pieza fue descubierta este a?o en Veracruz y est¨¢ fechada en el poscl¨¢sico tard¨ªo. Ni las mujeres olmecas ni las mujeres huastecas del poscl¨¢sico tard¨ªo fueron, por fortuna, mujeres ind¨ªgenas.
La categor¨ªa ind¨ªgena deriva del orden colonial al que las mujeres de pueblos originarios nos seguimos enfrentando en la actualidad, esta situaci¨®n presenta retos y opresiones pero tambi¨¦n respuestas creativas de resistencia a lo largo de estos ¨²ltimos cinco siglos, incluyendo las opresiones derivadas del establecimiento del Estado mexicano. Resulta preocupante, por decirlo de alg¨²n modo, que la frase ¡°mujer ind¨ªgena¡± se utilice como una respuesta f¨¢cil cuando se trata de evidenciar que las formas y las ideas de la izquierda en el poder han cambiado con respecto del r¨¦gimen anterior. Cada vez que se ha enunciado ¡°mujer ind¨ªgena¡± sea para Conapred, sea para la agregadur¨ªa cultural o para sustituir la estatua de Col¨®n, voces desde la derecha evidencian racismo y desprecio, un racismo que no se cansa de recordarnos que no hay mujeres ind¨ªgenas que tengan las capacidades y los requerimientos necesarios para ocupar esos cargos.
Para quienes participan de luchas en contra del racismo, resulta dif¨ªcil criticar ¡°mujer ind¨ªgena¡± como estrategia discursiva para espacios que les han sido negados estructuralmente, ?qui¨¦n que abogue por un mundo m¨¢s justo se opondr¨ªa a que sea una mujer ind¨ªgena la elegida?, quien se oponga podr¨ªa ser acusado de racista. Sin embargo, es importante desnudar el mecanismo narrativo y evidenciar los problemas de hacer de la frase ¡°mujer ind¨ªgena¡± un instrumento discursivo f¨¢cil que nos instrumentaliza una vez m¨¢s en medio de pol¨¦micas generadas en espacios oficiales. Entre la izquierda en el poder que hace un uso f¨¢cil de la frase ¡°mujer ind¨ªgena¡± sin concretar nada y la derecha recalcitrante que aprovecha para evidenciar su racismo y desprecio, las mujeres de muchos pueblos ind¨ªgenas seguimos, como dice la antrop¨®loga kaqchikel Aura Cumes, resistiendo cotidianamente al racismo y al colonialismo patriarcal.
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