T?xyty?jk. La pol¨ªtica de verdad y las mujeres ind¨ªgenas
Si demandas como la despenalizaci¨®n del aborto se explican dentro del funcionamiento del Estado, muchas de las luchas de las ind¨ªgenas se explican dentro de la comunidad. Es importante considerarlo, de lo contrario se da una relaci¨®n asim¨¦trica que refuerza el colonialismo
Cuando diferentes movimientos de mujeres se encuentran hay momentos en los que, inevitablemente, se generan tensiones. La lucha antipatriarcal es diversa y esta se concreta en m¨²ltiples y a menudo contrastantes acciones, diferentes estrategias y desde una gran variedad de lugares y posiciones. No podr¨ªa ser de otra manera si tomamos en consideraci¨®n que el sistema patriarcal opera de manera distintas y como ya han recalcado muchas voces, como la de la antrop¨®loga kaqchikel Aura Cumes: el patriarcado se haya profundamente imbricado con el colonialismo y el capitalismo a grado tal que es imposible separarlos. Este hecho genera entonces que las respuestas de lucha necesiten poner en crisis el entramado completo cada vez que se le intenta poner en crisis.
Cuando comenzamos a separar el patriarcado pretendiendo que es posible hacerle frente, que es posible resistirle o subvertirlo sin tomar en cuenta que se haya imbuido de colonialismo, surgen din¨¢micas bastante peculiares que se evidencian en un quiebre en la comunicaci¨®n y el entendimiento, por decir lo menos, entre diferentes luchas y movimientos de mujeres. Entre la amplia gama de la lucha y los movimientos de las mujeres, el feminismo ha sido tal vez el m¨¢s visible a nivel global pero es uno entre varios, cuenta con sus propias discusiones, con una genealog¨ªa de lucha y con un muy interesante corpus escrito. Dentro del feminismo, alcanzo a observar que existen tambi¨¦n diferentes corrientes que incluso se encuentran en abierta oposici¨®n.
En algunos encuentros entre feminismos que no consideran las din¨¢micas coloniales y otros movimientos de mujeres que han surgido o se han sostenido dentro de pueblos ind¨ªgenas se generan situaciones de las que he podido hacer algunas inferencias. Una de los m¨¢s recurrentes situaciones tiene que ver con la delimitaci¨®n de lo que se puede o no considerar una demanda dentro de la lucha de las mujeres. A lo largo de la historia del feminismo en pa¨ªses occidentales, ciertas corrientes han ido estableciendo las demandas y agendas de lucha prioritarias. En alg¨²n tiempo, el derecho al sufragio de las mujeres fue una prioridad, en otros momentos la despenalizaci¨®n del aborto se ha determinado como una de las prioridades que el movimiento feminista ha establecido y sobre esta demanda se han generado espacios y agendas de lucha. Si analizamos, ambas demandas tienen su raz¨®n de ser dentro de las din¨¢micas de los Estados-naci¨®n.
Los Estados-naci¨®n negaron durante mucho tiempo la participaci¨®n pol¨ªtica de las mujeres desde el hecho de prohibirles el voto y lo mismo sucede con la despenalizaci¨®n del aborto, se explica por el hecho de que el marco legal del Estado posibilita que las mujeres puedan ser encarceladas por abortar. Muchas mujeres ind¨ªgenas comprendemos que el hecho de que el Estado-naci¨®n surte efecto sobre nuestros cuerpos y vidas, una demanda como la despenalizaci¨®n del aborto es tambi¨¦n de nuestro inter¨¦s. Sin embargo, cuando en estos encuentros entre determinados feminismos y mujeres de pueblos y comunidades ind¨ªgenas se plantean otros preocupaciones y demandas como el acceso, por ejemplo, a ser posesionarias de tierra comunal, en muchas ocasiones nos responden que esa no es necesariamente una demanda feminista o simplemente se omiten estas ideas porque en muchos casos nuestras interlocutoras no comprenden qu¨¦ significa exactamente ¡°ser posesionarias de tierra comunal¡± ni por qu¨¦ es una demanda y una preocupaci¨®n de la que muchas de nuestras compa?eras hablan una y otra vez.
Lo mismo sucede cuando ciertas compa?eras han explicado la necesidad de int¨¦rpretes ling¨¹¨ªsticos en hospitales para evitar violencia obst¨¦trica, esta demanda se califica como algo propio de la lucha de los derechos ling¨¹¨ªsticos y no una demanda feminista. He llegado a pensar que efectivamente no es una demanda feminista pero s¨ª una demanda de muchas de las mujeres mixes, es decir, de un movimiento distinto. Ha sido una lucha tratar de que las demandas de mujeres ind¨ªgenas puedan ser comprendidas a cabalidad por una parte del feminismo de tradici¨®n occidental. ?C¨®mo hacemos que en estos encuentros no se trate solo de escuchar las voces y las demandas que se han gestado siempre desde una tradici¨®n hegem¨®nica? ?C¨®mo hacemos para que en estos espacios de encuentro no se trate de educar a las mujeres de comunidades ind¨ªgenas sobre demandas ya fijadas previamente? En muchas ocasiones, durante los cursos y talleres que instituciones feministas imparten a mujeres ind¨ªgenas, la condescendencia es lamentablemente muy frecuente, se nos explican cu¨¢les son las preocupaciones de una buena parte del feminismo pero no se explora y se trata de comprender otras prioridades, demandas y deseos de otros movimientos y luchas de mujeres.
Si demandas como el derecho al sufragio dentro de las democracias liberales y la despenalizaci¨®n del aborto dentro de un marco legal se explican dentro de la existencia y el funcionamiento del Estado, muchas de las demandas y las luchas de las mujeres ind¨ªgenas se explican dentro de la comunidad cuando este es el referente de organizaci¨®n sociopol¨ªtica en la que se lleva a cada la lucha de estas mismas mujeres (recordemos que no todos los pueblos ind¨ªgenas se organizan en estructurales comunales). Es importante considerar este hecho, de lo contrario en medio de una lucha anti-patriarcal supuestamente compartida, comienzan a saltar la discriminaci¨®n que evidencia una relaci¨®n asim¨¦trica que refuerza el colonialismo.
En una conferencia impartida a mujeres de distintos pueblos ind¨ªgenas por una feminista especialista en participaci¨®n pol¨ªtica de mujeres, se nos repiti¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n que si bien haber logrado nuestra participaci¨®n en las asambleas comunales era un gran logro, no deb¨ªamos conformarnos con eso, que era necesario saltar de la pol¨ªtica comunal a ¡°la pol¨ªtica de verdad¡±, es decir, la pol¨ªtica dentro de los partidos pol¨ªticos y dentro del aparato del Estado. Dichos como este evidencian que a una buena parte del feminismo a¨²n cree que la pol¨ªtica de verdad s¨®lo puede hacerse dentro del marco de ese mismo Estado patriarcal al que tuvieron que arrebatarle el derecho al voto y al que cre¨® ese marco jur¨ªdico que permite encarcelar mujeres por abortar. Por esta misma raz¨®n, resulta entonces fundamental ubicar la lucha anti-patriarcal como una lucha que necesariamente tendr¨¢ que ser anti-colonial.
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