?Y ahora qu¨¦ hacemos con Ad¨¢n y Monreal?
Lo que est¨¢ a punto de comenzar es la dura batalla entre la corriente ganadora y las de los perdedores respecto a lo que podr¨ªa ser el pr¨®ximo gobierno de la 4T
La designaci¨®n de Ad¨¢n Augusto L¨®pez y de Ricardo Monreal como coordinadores de pol¨ªtica y de enlace territorial, respectivamente, de la campa?a de Claudia Sheinbaum, revela la enorme tensi¨®n que comienza a vivirse en el seno del movimiento obradorista. Algunos lo ven como un paso al reparto de posiciones entre los grupos, de cara al deseo del pr...
La designaci¨®n de Ad¨¢n Augusto L¨®pez y de Ricardo Monreal como coordinadores de pol¨ªtica y de enlace territorial, respectivamente, de la campa?a de Claudia Sheinbaum, revela la enorme tensi¨®n que comienza a vivirse en el seno del movimiento obradorista. Algunos lo ven como un paso al reparto de posiciones entre los grupos, de cara al deseo del presidente de entregar el poder a un equipo. Lo veo distinto: la nota no es tal nombramiento, sino el hecho de que Ad¨¢n Augusto no ser¨¢ el coordinador general de la campa?a, como muchos daban por descontado. Enormemente revelador de lo que en el fondo est¨¢ pasando.
Lo que est¨¢ a punto de comenzar es la dura batalla entre la corriente ganadora y las de los perdedores respecto a lo que podr¨ªa ser el pr¨®ximo gobierno de la 4T. En la definici¨®n de las pr¨®ximas candidaturas est¨¢ en juego el futuro equilibrio entre corrientes pol¨ªticas y la probable presidenta. Podemos encarar el tema en t¨¦rminos de grilla pura: qui¨¦n decide qu¨¦ en el reparto de posiciones de las miles de candidaturas, o podemos abordarlo desde las tensiones m¨¢s profundas que est¨¢n en movimiento.
Empecemos por la grilla. Con toda raz¨®n Claudia sostendr¨¢ ante el presidente la necesidad de escoger o al menos vetar a los candidatos a las nueve gubernaturas que estar¨¢n en disputa, con el argumento de asegurar con ellos y ellas una relaci¨®n tersa los seis a?os de gesti¨®n. El presidente, a su vez, no ser¨ªa indiferente a los casos de Tabasco y de Veracruz, y Sheinbaum no ver¨ªa con malos ojos a los candidatos aparentemente favoritos de Palacio Nacional, Javier May y Roc¨ªo Nahle, respectivamente. En el resto de las entidades, las consideraciones de Claudia tendr¨ªan enorme peso, provisto que sean opciones capaces de ganar en las urnas. Lo anterior no significa que la inclinaci¨®n por uno u otro se traduzca en dedazos categ¨®ricos, porque la designaci¨®n ser¨¢ resultado de una encuesta. Pero tambi¨¦n es cierto que puede inhibirse una candidatura indeseada y, m¨¢s importante, poner a correr la noci¨®n de que uno de ellos o ellas es favorito de Claudia y del presidente. Por lo pronto, es evidente que los precandidatos de corrientes asociadas a Ad¨¢n Augusto L¨®pez o Marcelo Ebrard s¨²bitamente han perdido encanto entre las filas morenistas.
En el Senado y la C¨¢mara de Diputados entran otros factores. Desde la necesidad de honrar acuerdos y proteger cuadros de la actual Administraci¨®n, hasta el reparto de esca?os y curules para asegurar el apoyo de tribus y corrientes del movimiento, o galvanizar alianzas con otras organizaciones y fuerzas pol¨ªticas. Como en el caso del presupuesto, hay una porci¨®n de las c¨¢maras que est¨¢ atada al reparto en aras de los equilibrios. As¨ª es aqu¨ª y en China, para decirlo r¨¢pido. Pero incluso en esto, Claudia y su equipo tendr¨ªan que hacer las sumas y restas pertinentes para asegurar un n¨²cleo fuerte, en n¨²mero y en calidad de operadores, para estar en condiciones de subordinar los matices e intereses de los distintos grupos a la agenda presidencial. Pero como en esto no hay algoritmos establecidos ni cuotas fijas, lo que veremos es un duro tira tira que pondr¨¢ a prueba el bast¨®n de mando de la reci¨¦n elegida.
M¨¢s all¨¢ de la grilla y la feria de ambiciones personales, lo que se disputar¨¢ es mucho m¨¢s que la distribuci¨®n de ¡°huesos¡± pol¨ªticos. La batalla por las candidaturas ser¨¢ la primera de muchas que habr¨¢n de tener lugar para el reacomodo de una situaci¨®n in¨¦dita. Y esto es as¨ª por el choque de impulsos contradictorios.
1.- El deseo del presidente de dejar el relevo no a una persona, sino a un equipo, dicho literalmente por ¨¦l, entra?a enormes riesgos. Por un lado, porque contradice la noci¨®n misma de liderazgo. Un equipo unido es m¨¢s fuerte, cierto, pero desunido es desastroso. Los llamados del presidente a la unidad entre las corcholatas fueron deso¨ªdos abiertamente. Si eso sucedi¨® bajo un liderazgo tan s¨®lido como el suyo, las perspectivas de gobernabilidad de Sheinbaum deben encararse de manera realista y proceder en consecuencia. La f¨®rmula designada por AMLO para evitar perdedores, repartiendo la coordinaci¨®n del poder legislativo a dos rivales de Claudia, los hace menos perdedores, en efecto, pero a ella tambi¨¦n la hace menos ganadora. Una f¨®rmula que habr¨ªa que revisar.
La gobernabilidad pol¨ªtica exige no solo ostentar un cargo sino proyectar liderazgo y cierta solidez. Los factores reales de poder en M¨¦xico (generales de las Fuerzas Armadas, l¨ªderes empresariales y sindicales, due?os de la prensa, hombres fuertes en bastiones pol¨ªticos, caciques universitarios, gobernadores, etc.) pondr¨¢n a prueba la firmeza de quien se siente en la silla presidencial. O, como dec¨ªa el cl¨¢sico, ¡°si toco y siento blandito, empujo¡±. Si hay actores clave de la 4T que operan con agendas propias (gobernadores, coordinadores de senadores, generales de Ej¨¦rcito y Marina), los poderes reales acudir¨¢n a ellos para negociar al margen del Ejecutivo.
2.- Eso en lo que respecta a la relaci¨®n entre Sheinbaum y el resto de los actores pol¨ªticos. Pero hay tambi¨¦n una tensi¨®n imposible de evitar entre el que se va y el que llega: ?Es posible dejar de mandar cuando se tiene un poder real, qui¨¦rase o no? Si gana las elecciones Claudia gobernar¨¢ en Palacio Nacional por un mandato institucional, pero gracias al apoyo de una fuerza pol¨ªtica cuyo l¨ªder hist¨®rico y moral residir¨¢ en otro lado. Si el carisma no es transmisible tampoco lo es la parte m¨¢s subjetiva y a veces decisiva del liderazgo. Habr¨¢ situaciones en las que el peso moral de AMLO resolver¨¢ entuertos en los que se encuentre Claudia (una llamada, un consejo a alguien), pero lo que sirve en lo inmediato dinamita en lo mediato. Pasado cierto punto, el poder comienza a ser compartido.
Me parece que habr¨¢ tensiones dentro del pecho que no es bodega en los pr¨®ximos meses. Se entiende que el presidente quiera dejar arropada a Sheinbaum con un equipo fuerte y solvente, o que la continuidad de su movimiento no solo resida en los designios de una persona, sino tambi¨¦n en un corpus de actores pol¨ªticos y sociales imbuidos de sus banderas. Pero L¨®pez Obrador tambi¨¦n es consciente de lo se?alado arriba. Alfiles fuertes en ocasiones provocan una reina atrapada. Las t¨¢cticas utilizadas por el equipo de Ad¨¢n Augusto, las actitudes separatistas de Ebrard o el pasado de Monreal permiten asumir que el reparto de poder real a exrivales es una f¨®rmula explosiva de obvios pron¨®sticos.
La entrega del bast¨®n de mando es una clara se?al de la necesidad de personalizar el relevo en Claudia Sheinbaum y no tanto en un equipo, que en realidad no es tal. Demasiado poco, a¨²n, para saber cu¨¢l de las estrategias se impondr¨¢n en el ¨¢nimo del presidente. Lo sabremos mejor cuando se defina al coordinador de la campa?a y, sobre todo, cuando conozcamos a los precandidatos a las posiciones m¨¢s cotizadas en los pr¨®ximos comicios. La batalla est¨¢ en curso. Por el momento, la pregunta es qu¨¦ hacemos con Ad¨¢n, Monreal y sus equipos; por lo que toca a Ebrard, todo indica que lo resolvi¨® ¨¦l mismo, pintando su raya.
@jorgezepedap