?Puede la izquierda sobrevivir a L¨®pez Obrador?
Los reacomodos tras la salida del presidente ser¨¢n may¨²sculos porque el movimiento es una constelaci¨®n de cuadros sin m¨¢s ideolog¨ªa que el acuerdo de favorecer a los pobres
M¨¦xico pasar¨¢ por una segunda temporada de gobiernos de la Cuarta Transformaci¨®n casi con absoluta seguridad. A menos de cinco meses de los comicios, la posibilidad de que la candidata opositora remonte su rezago (entre 20 y 25 puntos) es poco menos que imposible, a juzgar por la correlaci¨®n de fuerzas que hoy prevalece. Claudia Sheinbaum ser¨¢ presidenta del pa¨ªs a partir de octubre pr¨®ximo. Si esa es una razonable c...
M¨¦xico pasar¨¢ por una segunda temporada de gobiernos de la Cuarta Transformaci¨®n casi con absoluta seguridad. A menos de cinco meses de los comicios, la posibilidad de que la candidata opositora remonte su rezago (entre 20 y 25 puntos) es poco menos que imposible, a juzgar por la correlaci¨®n de fuerzas que hoy prevalece. Claudia Sheinbaum ser¨¢ presidenta del pa¨ªs a partir de octubre pr¨®ximo. Si esa es una razonable certeza, lo que sigue es pura incertidumbre.
La pregunta de fondo es en qu¨¦ medida podr¨¢ mantener, profundizar o modificar la propuesta del gobierno del cambio impulsado por L¨®pez Obrador. Esta pregunta es pertinente porque la toma electoral del poder y luego el ejercicio del mismo estuvo centrado en la voluntad, el carisma, la idiosincrasia y la popularidad de L¨®pez Obrador.
El inicio del cambio naci¨® en 1988 como una reacci¨®n de priistas (Cuauht¨¦moc C¨¢rdenas, Porfirio Mu?oz Ledo y el mismo AMLO) en contra de la deriva tecnocr¨¢tica liderada por Salinas de Gortari; no era estrictamente de izquierda, pero a ella se sumaron las corrientes progresistas. La disidencia priista y la izquierda formaron juntos el PRD, pero en los siguientes a?os el liderazgo de L¨®pez Obrador termin¨® dominando a las distintas fracciones, al grado de que ¡°obradorismo¡± resulta la manera m¨¢s r¨¢pida para definir a este movimiento. ?Y qu¨¦ es el obradorismo? Lo que conciba, diga y haga L¨®pez Obrador.
?Adem¨¢s de eso qu¨¦ otra cosa tendr¨ªan en com¨²n los cuadros que hoy militan en el obradorismo? La convicci¨®n de que la sociedad mexicana est¨¢ en deuda con los m¨¢s necesitados y, por ende, es prioritario corregir las desigualdades y la injusticia social. El c¨®mo y con qu¨¦ intensidad hasta ahora ha sido definido personalmente por L¨®pez Obrador. La gran interrogante es c¨®mo va a ser interpretado a partir del momento en que ¨¦l desaparezca del escenario, dentro de diez meses.
Mucho de la respuesta residir¨¢ en Claudia Sheinbaum, que tiene una procedencia muy distinta a la del fundador. Clase media urbana, moderna, progresista, cient¨ªfica y m¨¢s cosmopolita. Leal a L¨®pez Obrador pero con una cosmovisi¨®n diferente. No se form¨® propiamente en la oposici¨®n sino en la academia cient¨ªfica y en la Administraci¨®n P¨²blica, fue miembro del PRD, nunca del radicalismo de izquierdas ni de las tribus.
El problema para Sheinbaum no solo es de redefinici¨®n conceptual de un obradorismo sin L¨®pez Obrador; quiz¨¢ eso sea lo m¨¢s f¨¢cil: modernizar y hacer mas viables las propuestas de cambio y en favor de las mayor¨ªas. La dificultad no reside en ¡°qu¨¦ va a hacer¡±, porque eso se responder¨¢ con los diagn¨®sticos que sus equipos est¨¢n realizando. No, el desaf¨ªo residir¨¢ en los ¡°c¨®mos¡±.
Y esto es as¨ª porque L¨®pez Obrador no solo es el ide¨®logo del cambio, es tambi¨¦n el fact¨®tum que lo hac¨ªa funcionar: operador, ¨¢rbitro, divulgador, controlador de fracciones, v¨ªnculo con el resto de los poderes reales, l¨ªder de masas, formador dominante de la opini¨®n p¨²blica. ?C¨®mo sustituir todo eso?
Los reacomodos tras la salida de L¨®pez Obrador ser¨¢n may¨²sculos porque el movimiento es una constelaci¨®n de cuadros de toda ¨ªndole, sin m¨¢s ideolog¨ªa que el acuerdo de favorecer a los pobres, pero siempre subordinado a la tarea que impone la conquista y consolidaci¨®n del poder. Muy distinto el obradorismo de un priista reci¨¦n llegado, al de Pablo G¨®mez, exdirigente comunista o Rom¨¢n Meyer, miembro del gabinete, formado en la academia. La principal argamasa de todo este tinglado es la lealtad al fundador y a sus ideas, pero ahora este desaparecer¨¢ por voluntad propia.
No se necesita una bola de cristal para saber que los grupos de fuerza, dentro y fuera del obradorismo, buscar¨¢n ampliar su poder una vez que desaparezca el estilo personalizado de un l¨ªder tan fuerte. Gobernadores que cuentan los d¨ªas, generales que querr¨¢n consolidar sus espacios, empresarios que intentar¨¢n imponer condiciones y restablecer privilegios, radicales de izquierda que se declarar¨¢n verdaderos herederos del movimiento y vigilantes de la pureza, poderes f¨¢cticos que desafiar¨¢n de una u otra manera a la nueva mandataria. Todos probar¨¢n su consistencia y empujar¨¢n donde sientan blandito.
Sheinbaum tendr¨¢ que desarrollar una enorme habilidad para neutralizar a unos, ceder en ocasiones y en otras dar el manotazo. Encontrar un balance necesario para proyectar una imagen de firmeza sin que se interprete como dureza o rigidez. Todo eso supone poner en juego habilidades personales pol¨ªticas que en este momento est¨¢ desarrollando. Me parece que, sin que ello sea sencillo, la doctora tiene la inteligencia, el talante y la disciplina para lograrlo.
Pero no reside solo en atributos personales. Va m¨¢s all¨¢ de una adecuada estrategia respecto a su estilo de liderazgo. La dificultad estriba en c¨®mo operar un sistema que est¨¢ basado en el apoyo de las mayor¨ªas a una persona, en la polarizaci¨®n nutrida por el carisma, en la enorme capacidad para imponer un discurso por encima de los medios, en la capacidad de subordinar sin costo pol¨ªtico a cualquier protagonista dentro del movimiento (y a veces fuera de ¨¦l).
Para tener ¨¦xito tendr¨¢ que resolver varios desaf¨ªos. Menciono algunos: primero, resultados r¨¢pidos con relaci¨®n a las expectativas de las grandes mayor¨ªas. No puede reeditarse la polarizaci¨®n que L¨®pez Obrador manej¨® con tanta habilidad para hacer sentir al pueblo que hab¨ªa un mandatario que hablaba en su nombre y desde sus reclamos. Sheinbaum tendr¨¢ que buscar una legitimaci¨®n popular por la v¨ªa de los resultados.
Segundo, necesitar¨¢ cuadros leales y muy capaces en la operaci¨®n pol¨ªtica. Imposible sustituir a AMLO en ese sentido, pero puede paliarlo con un trabajo de equipo de altos vuelos, con mayor autonom¨ªa y personalidad de lo que fue este gabinete.
Tercero, una relaci¨®n con los medios y la opini¨®n p¨²blica distinta, basada en el respeto profesional y la legitimidad de los dichos y los hechos. Solo L¨®pez Obrador pod¨ªa confrontar a los medios y salir airoso. Un tema complejo que requerir¨ªa mayor desglose.
Cuarto, una estrategia de conciliaci¨®n con el sector privado para generar un clima favorable a la generaci¨®n de empleos y el crecimiento econ¨®mico. No hay transformaci¨®n posible con crecimientos de 2% anual o menos. La redistribuci¨®n en favor de los pobres ya se hizo con los m¨¢rgenes que hab¨ªa, lo que sigue es crecer o quitar a los que tienen (cosa que no va a suceder ni por convicci¨®n del obradorismo ni por el contexto internacional de M¨¦xico). Pero tal conciliaci¨®n con las fuerzas productivas tendr¨¢ que hacerse sin perder legitimidad frente a las mayor¨ªas, ni ser boicoteado por los radicales.
Sheinbaum tiene la dura tarea de demostrar que es posible un gobierno progresista en un contexto de econom¨ªa de mercado e integraci¨®n como en el que se encuentra el pa¨ªs. C¨®mo resolver la resistencia del sistema, dejar atr¨¢s la polarizaci¨®n y no perder identidad ideol¨®gica. C¨®mo crecer y distribuir al mismo tiempo en una sociedad de mercado. En suma, c¨®mo sobrevivir a L¨®pez Obrador.
@jorgezepedap
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs