Viaje a los or¨ªgenes de L¨®pez Obrador
EL PA?S recorri¨® los pueblos de Tabasco, en el sureste de M¨¦xico, donde comenz¨® su lucha pol¨ªtica el candidato presidencial l¨ªder en las encuestas
Unos d¨ªas despu¨¦s de la muerte de su madre, Candelaria L¨¢zaro quit¨® el altar que la difunta mantuvo durante 30 a?os en honor a Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Una ma?ana de noviembre de 2012, la mujer desmantel¨® la mesa de madera que hab¨ªa en la sala de su casa repleta de veladoras y vasos con agua. En el centro de la tarima resaltaba la foto del candidato presidencial sobre una impecable manta tejida con hilos de colores. ¡°Mi mam¨¢, que ayud¨® a la primera esposa de Andr¨¦s Manuel en el cuidado de su primer hijo, todas las ma?anas rezaba por ¨¦l, para que no le fueran hacer da?o o para que pudiera llegar a la presidencia¡±, cuenta Candelaria en el patio de su casa en Tucta, una localidad de Nacajuca, en el sure?o Estado de Tabasco. ¡°Se muri¨® con ganas de verlo ganar¡±, confiesa.
L¨¢zaro, una l¨ªder chontal de mansos ojos oscuros, conoce al l¨ªder del Movimiento de Regeneraci¨®n Nacional (Morena) desde que era una ni?a. Le toc¨®, primero, presenciar el trabajo social que hizo en las comunidades chontales del Estado y despu¨¦s compartir con ¨¦l las diversas luchas pol¨ªticas que encabez¨®. ¡°Muchos aprendimos de ¨¦l. El problema es que nos hizo dependientes¡±, afirma la actual gobernadora de los pueblos ind¨ªgenas de la entidad. Uno de sus grandes defectos, afirma, es que no acepta comentarios cr¨ªticos y cree tener siempre la raz¨®n. ¡°Andr¨¦s fue mi l¨ªder, pero ya no concuerdo con ¨¦l en muchos puntos que van en contra de ¨¦l mismo y de nosotros¡±, dice con un tono de escasa resignaci¨®n.
Una parte importante de la historia de L¨®pez Obrador se traz¨® en este pueblo: con los chontales. Su nombramiento en 1977 como director del Centro Coordinador Indigenista, una instituci¨®n del Gobierno federal, fue crucial para la carrera pol¨ªtica del hoy m¨¢ximo favorito para ser el pr¨®ximo presidente de M¨¦xico. Con 24 a?os de edad lleg¨® a la sede de la dependencia en Nacajuca, un municipio ubicado a unos 30 kil¨®metros de Villahermosa, la capital de Tabasco. Pronto se adentr¨® a las comunidades marginadas, como Tucta. Ah¨ª organiz¨® a los ind¨ªgenas para construir camellones (terrenos flotantes donde cultivaron diversas hortalizas), dot¨® de viviendas a las personas que viv¨ªan en zonas pantanosas, entreg¨® cr¨¦ditos a la palabra (sin aval) para la agricultura y se crearon cooperativas para vender artesan¨ªas locales.
Reyes Arias Rom¨¢n es uno de los pocos camelloneros que a¨²n residen en Tucta y que trabaj¨® con Obrador. ¡°Antes esa actividad no exist¨ªa aqu¨ª. Lo que hac¨ªamos era irnos a trabajar a las fincas, a los potreros con los rancheros o a las haciendas a cortar cacao¡±, relata. En Tucta no hab¨ªa ni calles para acceder y conectarse con los poblados m¨¢s cercanos: era una marginaci¨®n tremenda, recuerda. ¡°Cuando ¨¦l vino a hacer reuniones aqu¨ª como representante del Gobierno y a preguntarnos c¨®mo pod¨ªa ayudarnos, la gente no le cre¨ªa porque siempre hab¨ªamos sido enga?ados¡±, recuerda. ¡°Pero ¨¦l si nos cumpli¨®, por eso aqu¨ª la gente lo estima¡±.
En 1988 cuando Obrador fue candidato del Frente Democr¨¢tico Nacional a la gubernatura de Tabasco, el mayor respaldo se lo brindaron los ind¨ªgenas. Despu¨¦s de su derrota, la gente lo compadeci¨® y luego lo santific¨®, relata Candelaria. ¡°Lleg¨® a un grado el fanatismo que hubo gente que mand¨® a imprimir su retrato y lo puso en su veladora. Todas las ma?anas era orar a San Andr¨¦s. Hay una gran cantidad de ni?os y escuelas que se llaman Andr¨¦s Manuel. Esta calle ¡ªpor donde est¨¢ su casa¡ª fue nombrada tambi¨¦n como ¨¦l¡±, cuenta entre risas dispersas.
Candelaria reconoce que s¨ª hizo un trabajo importante en beneficio de los chontales, pero cuestiona que ahora haya colocado en puestos de poder dentro del partido a sus hijos porque es una pr¨¢ctica que ¨¦l le ha criticado a sus adversarios pol¨ªticos. ¡°Cuando empez¨® la lucha ¨¦l no ten¨ªa ni un peso, todos aport¨¢bamos un pedazo de pl¨¢tano, yuca o calabaza para reunir dinero y levantar el partido, pero ya les dej¨® a sus hijos la direcci¨®n de Morena cuando ahora tiene m¨¢s gente que pudiera aportar algo¡±. Es una gran contradicci¨®n, resalta, y que va en contra de los principios que pregona. ¡°Nos lastima a los que creemos en la justicia y en las cosas honestas¡±, dice con un destello volc¨¢nico en su mirada.
Sus or¨ªgenes
En la calle principal de Tepetit¨¢n ¡ªuna villa ubicada a unos 80 kil¨®metros de la capital tabasque?a¡ª est¨¢ la casa donde vivieron los abuelos de L¨®pez Obrador: una construcci¨®n de ventanales amplios y paredes ro¨ªdas por el moho. Frente a la vivienda hay un busto del pol¨ªtico con una leyenda que dice: el rostro de la esperanza. En este pueblo naci¨® en 1953 el candidato presidencial. Sus abuelos maternos eran unos conocidos comerciantes en la zona. ¡°Aqu¨ª su gente es muy querida, fueron honestos¡±, dice Rosaura Reyes, una mujer que comparti¨® los juegos de la infancia con Andr¨¦s Manuel y sus hermanos. Los padres de L¨®pez obrador tambi¨¦n se dedicaron al comercio. ¡°Iban en lancha a vender a las rancher¨ªas que estaban a la orilla del r¨ªo, llenaban un cayuco (canoa) grande y echaban costales de az¨²car, frijol y arroz¡±, cuenta.
A unos metros de la casa donde pas¨® su infancia el candidato presidencial, Jos¨¦ intenta amortiguar el sopor de la tarde. Sentado en una silla, sobre la acera de su vivienda, cuenta que la gente for¨¢nea pasa al pueblo s¨®lo a tomarse fotos con el busto de Obrador. ¡°Si supieran que ese ni se asoma por ac¨¢¡±, se queja el hombre canoso. Don Pepe, que no quiere decir su apellido para no enemistarse con sus vecinos, asegura que el pol¨ªtico nunca ha hecho nada por Tepetit¨¢n. ¡°Vea nom¨¢s el malec¨®n, ni terminado est¨¢¡±, se queja y se?ala hacia el rio que pasa a un costado del pueblo. Su hermano Jos¨¦ Ramiro L¨®pez Obrador, prosigue, fue alcalde de Macuspana (2003-2006) y tampoco hizo nada por la comunidad.
En esta villa de pescadores? ¡ªperteneciente al municipio de Macuspana¡ª el Peje, como le dicen sus seguidores, estudi¨® la primaria. Nidia C¨¢mara, quien fue su compa?era de clase, lo recuerda como un ni?o que siempre ayud¨® a sus padres en el comercio familiar. ¡°Cuando termin¨® la primaria, ¨¦l se fue a Macuspana (la cabecera del municipio) a estudiar all¨¢ la secundaria, pero volv¨ªa aqu¨ª los fines de semana a ayudar a sus pap¨¢s en la tienda¡±. Aunque no conoce a detalle las propuestas del candidato, Nidia asegura que votar¨¢ por tercera ocasi¨®n por ¨¦l porque es el orgullo de Tepetit¨¢n y promete un cambio.
Rosaura tambi¨¦n es una fiel seguidora del candidato y lo ha apoyado en diversas movilizaciones, como el proceso de desafuero que hubo en su contra en 2005 cuando el presidente Vicente Fox intent¨® quitarle los derechos pol¨ªticos a fin de deshabilitarlo para la contienda presidencial de 2006. ¡°Toda la gente lo sigue porque quiere, no por obligaci¨®n ni porque nos lleven a fuerzas. Uno va (a los m¨ªtines y protestas) con sus gastos pagados. Ah¨ª no hay dinerito ni nada, pura voluntad¡±, afirma. Ella no ve cambios en el aspecto personal del candidato, s¨®lo una transformaci¨®n pol¨ªtica, explica. Su fidelidad es tan grande, que buscar¨¢ apoyarlo hasta las ¨²ltimas consecuencias. ¡°Si le quieren quitar la presidencia, ah¨ª vamos nosotros a la guerra, a pelear por los votos¡±, sentencia.
En Tepetit¨¢n, durante las horas de mayor calor, la gente se resguarda en sus casas. Por la tarde, cuando el Sol parece aplastarse tras el verdoso llano, salen a sentarse en la banqueta. Daniel Mendoza, en el patio de la vivienda familiar, cuenta que trabaj¨® durante 30 a?os como conductor de transporte de personal de Pemex en Tabasco, y luego fue despedido. El trabajo para los petroleros cada vez es m¨¢s escaso, expone. ¡°?C¨®mo es posible que este es un estado rico en energ¨¦ticos y la gente est¨¦ pobre?¡±, cuestiona. El hombre de 61 a?os que ahora se dedica a la alba?iler¨ªa dice que L¨®pez Obrador advirti¨® de la crisis que ocasionar¨ªa privatizar la petrolera mexicana, pero pocos le creyeron. ?l desde hace 30 a?os es su fiel seguidor. ¡°Nosotros admiramos a nuestro l¨ªder porque habla lo que es, se arriesga a se?alar a los corruptos y conoce la naci¨®n como la palma de su mano¡±, asevera con una alegr¨ªa enardecida.
Su lucha social con los camelloneros
Gaspar Montero se adentra en la espesa regi¨®n selv¨¢tica de Tucta y atraviesa las brechas sin titubear. El hombre de 39 a?os conoce estos caminos desde que era un ni?o y los recorr¨ªa con su finado padre. Su cuerpo macizo y moreno parece inherente al calor tropical que asfixia la atmosfera cuando el term¨®metro supera los 35 grados cent¨ªgrados. En un punto del camino se detiene y se?ala con su dedo el horizonte compuesto por pantanos y una verdosa vegetaci¨®n.
¡ªAqu¨ª era pura agua, no ten¨ªa donde trabajar la gente. La comunidad estaba en completo abandono ¡ªnarra¡ª. Mi pap¨¢ nos cont¨® que cuando comenzaron hacer la brecha, ¨¦l (L¨®pez Obrador) se arremangaba los pantalones y se met¨ªa al agua, no le importaba andar como los campesinos, pese a ser una persona que ten¨ªa estudios.
Gaspar contin¨²a su camino ¨¢gilmente hasta que llega a un estanque y muestra el camell¨®n que le dej¨® de herencia su pap¨¢, un campesino que trabaj¨® con Andr¨¦s Manuel cuando lleg¨® a Tucta a trazar con los ind¨ªgenas un plan de trabajo. El primer proyecto fue la construcci¨®n de camellones, que consist¨ªa en habilitar campos de cultivo sobre zonas pantanosas.
¡ªEsta es nuestra ¨¢rea de trabajo ¡ªapunta con orgullo¡ª. Aqu¨ª nos dedicamos al cultivo de la tilapia. Son 62 hect¨¢reas: 32 de agua y 30 de tierra. Ahorita debe haber unos 100 camellones.
El camellonero, como se dicen entre ellos, se trepa a su cayuco (una canoa) y comienza a remar hasta detenerse en un punto del estanque donde le da de comer a las mojarras.
¡ª?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le convence de ¨¦l? ¨Cse le pregunta.
¡ªSu honestidad. Es una persona que lo que dice lo cumple. Nosotros nos morimos en la raya con ¨¦l porque creemos en su palabra. Eso es lo que nos motiva a luchar con el licenciado: que sabemos que es una persona seria. Eso es lo que nos lo contaban nuestros viejos.
Don Reyes, un viejo camellonero que ha cedido el pedazo de su tierra a sus hijos, cree que si el tabasque?o llega a la Presidencia har¨¢ proyectos para el campo. ¡°Cuando lo conocimos est¨¢bamos marginados y ¨¦l se fij¨® en el campesino. Luego form¨® una cooperativa de artesan¨ªas, ayud¨® a hacer caminos, escuelas, hasta nos construy¨® casas¡±, dice sentado en su carpinter¨ªa: un peque?o cuarto de paredes rasposas con un modesto ventanal y techo de l¨¢mina.
La l¨ªder indigenista Candelaria duda que L¨®pez Obrador mejore las condiciones de marginaci¨®n y olvido que viven las comunidades chontales. En su planilla, apunta, no tiene a ning¨²n representante de los pueblos ind¨ªgenas. ¡°No vas a ver en el escenario a un ind¨ªgena cuando ¨¦l se hizo de los ind¨ªgenas. Y eso es lo que m¨¢s duele¡±, se lamenta.
¡ª?Usted votar¨ªa por alguien que no fuese L¨®pez Obrador?
¡ªS¨ª voy a votar por Andr¨¦s Manuel. Por solidaridad ¡ªguarda silencio y arrastra las l¨¢grimas¡ª porque lo quiero, porque en el rescoldo de mi coraz¨®n tengo esperanza de que pueda hacer algo distinto.