Yo soy ella
La voz de la escritora Fontananls-Cisneros es rompe amarras al tiempo silenciosa testigo de tribulaciones ajenas o pendencias de la Historia con may¨²scula
El t¨ªtulo de esta columna no es un desesperado intento de exclamaci¨®n feminista, sino desgutaci¨®n con admiraci¨®n por la lectura de una novela titulada Ella soy yo; escrita por Ella Fontanals-Cisneros y acertadamente publicada por El Equilibrista, la novela navega entre el ensue?o y la realidad y se vuelve espejo o ventana de quien la lea. Fontanals-Cisneros extiende en prosa un mural autobiogr¨¢fico ...
El t¨ªtulo de esta columna no es un desesperado intento de exclamaci¨®n feminista, sino desgutaci¨®n con admiraci¨®n por la lectura de una novela titulada Ella soy yo; escrita por Ella Fontanals-Cisneros y acertadamente publicada por El Equilibrista, la novela navega entre el ensue?o y la realidad y se vuelve espejo o ventana de quien la lea. Fontanals-Cisneros extiende en prosa un mural autobiogr¨¢fico salpicado de imaginaci¨®n e imaginer¨ªa donde a la vuelta de no pocos p¨¢rrafos la lectura se asombra y se regusta, al tiempo que pluraliza la experiencia completa como para animarme a sentir que yo soy Ella y toda mujer que habla con el coraz¨®n, que re¨²ne tantas vidas le¨ªdas y vividas sobre un entramado fant¨¢stico y sorprendente.
La voz inaudible de Fontanals-Cisneros va murmurando al oido de las p¨¢ginas los encuentros imprevisibles con el llamado comandante Fidel Castro, el enigm¨¢tico Andy Warhol o el inefable y siniestro Donald H. Trump no en la tina amarilla del suceso, sino en el registro ¨ªntimo de una memoria ingeniosa y creativa. Es una historia de vida, de una mujer que vive desde la flor de su adolescencia a la madurez de la tinta que se lee como testimonio de varias emancipaciones. Es la voz femenina que rompe amarras al tiempo silenciosa testigo de tribulaciones ajenas o pendencias de la Historia con may¨²scula.
Entre la biograf¨ªa verificable y la literatura que escribe lo que parece inveros¨ªmil cuando en verdad no es m¨¢s que increible, Ella soy yo es la propia Ella que escribe esta novela y la ella que son Ellas o el Ello de Freud feminizado como tel¨®n de fondo para la digesti¨®n de lo impensable y cr¨®nica palpable de lo contundente. Ella es ella en la aventura sorprendente de un vida que se desdobla p¨¢gina a p¨¢gina como lo sabe digerir quien reconoce un lienzo entra?able pero falsificado a pocos metros de distancia o quien sabe degustar el delicado instante que se congela al ¨®leo, lejos de los videos en tiempo real y las mentiras de la simulaci¨®n cibern¨¦tica. Ella sabe de arte, lo lleva en la saliva de sus palabras y en los muro de su hogar ahora abiertos en el abrazo que se da a s¨ª misma¡ narr¨¢ndose.
La autora es una notable Mujer de Acci¨®n con un palmar¨¦s ejemplar en el mundo movido empresarial y emprendedor, pero aqu¨ª me concentro en la literatura que transpira su memoria entrelazada con la imaginaci¨®n, aqu¨ª donde lo vivido se mezcla con el deseo, con los hubieras normalmente prohibidos y ese quiz¨¢s que se ondula como ola de mar o bolero al filo de la medianoche. Aqu¨ª hay novela y la callada m¨²sica de la conciencia, con la mixtura se destila en s¨ªlabas o por goteo el manto legible de la existencia y a m¨ª se me afigura que quien lea Ella soy yo sentir¨¢ una imantaci¨®n m¨¢gica, la que atrae por palabras y se desenreda en la trama, la que se pierde en pupilas con la mirada fija en un p¨¦talo o esa necia agua salada que a menudo salpica la memoria.
Quien la lea sentir¨¢ entonces eso que provoca intercambiar los pronombres en los t¨ªtulos de selectas novelas: Es Ella soy yo y Yo soy Ella en tanto un libro nos presenta de frente y perfil, de carne, huesos y vivencias a una mujer que parecer¨ªa ya memorizada al mismo tiempo que echa a volar el manto invisible de nuestra propia identidad, tal como quiere Alonso Quijano al rematar su primera salida en libertad: Yo s¨¦ qui¨¦n soy y las historias bien narradas no s¨®lo dan vida a los espectros del ingenio, sino al callado reconocimiento minucioso de qui¨¦n las lea.