Azucena
Hija del Exilio Espa?ol, Azucena Rodr¨ªguez, reci¨¦n fallecida, bailaba hace unas semanas para honrar la memoria de su padre, que lleg¨® al mismo puerto de Veracruz huyendo de la guerra civil
Miguel Alejandro Rebollo Rodr¨ªguez es uno de mis ¨ªdolos: lo considero como uno de los mejores jugadores de f¨²tbol que he visto y lo he seguido desde que era ni?o prodigio. Comparte con mi hijo Santi el mismo a?o y mes de nacimiento y ha quedado congelada en mi mirada por una de las muchas jugadas en la que ambos conjugaron la rara armon¨ªa de la gambeta que se resuelve cedi¨¦ndose suavemente el bal¨®n en fugaz hermandad para que cualquiera de los dos asuma el tiro y conquiste ¨Duna vez m¨¢s¨D eso que llaman ?Gol! con signos de admiraci¨®n. Ten¨ªa tiempo de no ver a Rebollo en persona, aunque lo vimos florecer en su debut con los Pumas de la UNAM de la Primera Divisi¨®n de M¨¦xico y en el digno equipo de Toledo o el ?guila de Murcia de la Liga Espa?ola¡ as¨ª como queda para gloria el ¨²nico d¨ªa que port¨® la remera del aguerrido Alcorc¨®n para una foto hist¨®rica con mis dos hijos a ras de esa cancha que inexplicablemente vivi¨® el raro milagro de ganarle un d¨ªa al Real Madrid.
Esta semana volv¨ª a ver a Rebollo. Hecho un hombre que triunfa ahora en equipos que le pagan por partido jugado, t¨ªtulo obtenido e incluso por cada uno de los goles que anota¡ pero me duele verlo llorar y una vez m¨¢s lo abrac¨¦ como cuando jugaba de ni?o. Desconsolado, Rebollo me muestra un video donde sus abuelos bailan un danz¨®n en plena plaza del Puerto de Veracruz hace poco m¨¢s de una semana: unos enamorados octogenarios que parecen imantar sus corazones en cada lento giro donde el sombrero de panam¨¢ de Jorge, su abuelo, parece aletear en torno a la hermosa sonrisa de su abuela Azucena. La pareja envi¨® el video del danz¨®n a su nieto como recuerdo ya eterno de los d¨ªas que pasaron esos novios en Veracruz para conmemorar la llegada de un barco llamado Sinaia al puerto jarocho en otro mundo y sin colores. Hija del Exilio Espa?ol, la abuela Azucena bailaba para honrar la memoria de su padre Marcial Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez que lleg¨® al mismo puerto hace ya tantos a?os para huir del polvo y la p¨®lvora de lo que Jos¨¦ de la Colina llam¨® debidamente la Guerra Incivil de Espa?a.
El padre de la hermosa ni?a de ochenta y cinco a?os que baila danz¨®n enamorada de su Jorge fue pianista, director de orquesta, pintor, pol¨ªtico, funcionario p¨²blico, militar republicano y compositor de letra y m¨²sica del Himno Republicano Espa?ol y ya en el exilio de los Himnos del Instituto Luis Vives y del Colegio Madrid (donde su bisniesto se har¨ªa hermano de mis hijos) y Azucena sonr¨ªe al terminar el video y mirar fijamente a la c¨¢mara con esa sonrisa con la que ilumin¨® una vida entra?able mientras su nieto llora desconsolado a los pies del f¨¦retro donde Azucena ya duerme para siempre bajo una bandera extinta que re¨²ne la grana con el gualda y una banda morada.
La capilla ardiente del Exilio Espa?ol no precisa de crucifijos en oro ni de inciensos caducos: basta la memoria viva de los colores que enfrentaron a una dictadura necia y sangrienta que opac¨® a la Espa?a entera en tonos grises, mientras una milagrosa generaci¨®n resucit¨® precisamente en el Puerto de Veracruz y otros santuarios de libertad transterrada para echar ra¨ªces en todos los colores y acentos de M¨¦xico, en cada paisaje que parece peninsular sin serlo y en ese bal¨®n que rueda y rueda como planeta donde se unen ambas orillas del oce¨¢no.
Azucena Rodr¨ªguez, hija bella y rubia de Marcial el de los himnos, fue directora y actriz de doblaje. Es decir, que fue su voz como la agente 99 del super agente 86 quien enamor¨® no s¨®lo a Maxwell Smart sino a casi toda mi generaci¨®n y tiempo despu¨¦s fue la voz de Connie Corleone, la hija de Vito y hermana de Santino, Fredo y Miguele, pero sobre todo la abuela de Rebollo que siempre tuvo cari?o, afecto y esa sonrisa no s¨®lo para mis hijos sino para el mundo entero que hoy la recuerda con gratitud por su profesionalismo imbatible y su sereno ejemplo de ternura en flor.
?Silencio, que est¨¢n durmiendo los nardos y las azucenas!, al tiempo que intent¨® abrazar con estas l¨ªneas a don Jorge Fink, esposo y compa?ero de vidas de Azucena Rodr¨ªguez quien diera voz a Obi Wan Kenobi en espa?ol y que encarnaba en la vieja radio al Capit¨¢n Misterio. S¨ª, hablo de Jorge Mat¨ªas Rebollo Lozano, conocido como Fink para tantas voces tras bambalinas y actor en tablas honrando a Shakespeare y tambi¨¦n quiero abrazar a Azucena Rebollo, madre de un crack que lleva en el empe?o la libre consecuci¨®n de sus sue?os con bal¨®n al margen del imperio que contrataca siempre a los verdaderos h¨¦roes con corruptelas, cochupos y penalties si no es que torneos enteros que se fallan o pierden por c¨®moda mediocridad.
Me quedo llorando en silencio con una blanca flor entre las manos. Yo tambi¨¦n quer¨ªa bailar en el Puerto de Veracruz el recuerdo por los barcos del Exilio y los pasajeros ni?os que llegaron a M¨¦xico para convertirse en abuelos y bisabuelos de una forma de andar con la frente en alto, un aroma de dignidad que se confunde en el mestizaje de las comidas y en el olor de hogar o de sonrisas tiernas que destilan amabilidad y cari?o. Me entero al cerrar el p¨¢rrafo que hoy se celebra el D¨ªa Internacional del Actor de Doblaje¡ para que no olvide nunca que hay voces que nos ayudan a traducir al mundo y as¨ª poder driblar la vida, triangular sus pases y de vez en cuando anotar un golazo sin grito como homenaje a la bella flor que ilumina ya para siempre el tranquilo invernadero de los mejores recuerdos.
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