Los ministros no mandan
Ocho ministros de la Suprema Corte se preparan para recorrer curvos caminos que definan lo que debemos entender por Poder judicial
¡ªCuando yo uso una palabra ¡ªinsisti¨® Humpty Dumpty con un tono de voz m¨¢s bien desde?oso¡ª quiere decir lo que yo quiero que diga¡, ni m¨¢s ni menos.
¡ªLa cuesti¨®n ¡ªinsisti¨® Alicia¡ª es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
¡ªLa cuesti¨®n ¡ªzanj¨® Humpty Dumpty¡ª es saber qui¨¦n es el que manda¡, eso es todo.
Con esto en mente, ocho ministros de la Suprema Corte se preparan para recorrer curvos caminos que definan lo que debemos entender por Poder judicial. Est¨¢n convencidos de que en ellos habita la ¨²ltima palabra: quien tiene el poder, manda.
Para lograrlo, buscar¨¢n declarar la inconstitucionalidad de la reforma judicial. Cuatro rutas han trazado para lograrlo. ?El fundamento central? La reforma vulnera el principio de divisi¨®n de poderes y compromete la imparcialidad del sistema de justicia.
Amparos
Mientras los juzgados y tribunales del pa¨ªs permanecen en paro ¡ªcon m¨¢s de 9.000 audiencias federales suspendidas¡ª, un pu?ado de furiosos jueces ha abierto las puertas al amparo. Esa vieja herramienta que promete defender derechos contra los abusos del poder.
Los juicios han sido admitidos, sin pesta?ear, en flagrante violaci¨®n de la ley: esa que establece, sin ambig¨¹edades, que el amparo no procede contra reformas constitucionales. ?Ignoran los jueces el texto que deber¨ªan honrar? ?Es acaso un conflicto de inter¨¦s? ?Una conveniente amnesia? ?Un punto ciego?
Y ustedes lament¨¢ndose por el antiguo sistema de elecci¨®n de juzgadores porque garantizaba la capacidad y la imparcialidad de sus miembros.
Afortunadamente, frente a la ilegalidad de los amparos y las suspensiones dictadas, las autoridades responsables ¡ªel INE y el Senado¡ª han optado por ignorarlas. Las han tratado como lo que son: papel mojado.
Nada justifica dejar de aplicar la Constituci¨®n. Ella misma ¡ªen su ¨²ltimo art¨ªculo¡ª se protege: su texto no perder¨¢ su fuerza ni su vigor, aun cuando una rebeli¨®n interrumpa su observancia. Ni en el peor de los escenarios. Hoy, los jueces pretenden, con una simple suspensi¨®n, lograr lo que ni una rebeli¨®n podr¨ªa.
Controversia constitucional
Diego Sinhue, quien fuera gobernador de Guanajuato, antes de desaparecer de escena a finales del mes patrio y mudarse a vivir a Texas, lanz¨® un segundo intento: una controversia constitucional ante la Suprema Corte.
Este recurso, en esencia, fue dise?ado para resolver conflictos en los que una autoridad invade competencias de otra. En este caso, Sinhue invoca una controversia constitucional y acusa a la reforma judicial de poner un pie sobre la soberan¨ªa de su Estado.
El exgobernador va a necesitar mucho m¨¢s que suerte para caer parado. El problema es que la Constituci¨®n ¡ªesa misma que Sinhue desaf¨ªa¡ª es la que distribuye las competencias entre la federaci¨®n y los Estados. En facilito: una reforma constitucional no puede, por definici¨®n, invadir competencias estatales.
Acci¨®n de inconstitucionalidad
Con el secuestro pol¨ªtico de Yunes M¨¢rquez de la C¨¢mara de Senadores, la oposici¨®n qued¨® sin el ansiado 33% necesario para ejercer, con efectos amplios, la acci¨®n de inconstitucionalidad. Por ello, el PRI y el PAN no tuvieron m¨¢s remedio que ¡ªhacer un papel¨®n¡ª y ejercitarla con efectos limitados como partidos pol¨ªticos.
Los enredos aqu¨ª son dos. Primero, la acci¨®n de inconstitucionalidad ¡ªlo dice la Constituci¨®n, no me lo he inventado¡ª sirve para expulsar del orden jur¨ªdico normas contrarias a la constituci¨®n, no para poner bajo la lupa a la propia Carta Magna. Segundo, la acci¨®n que el PRIAN ¡ªtodo junto¡ª ha presentado, solo es procedente contra leyes electorales. Hasta un ni?o entender¨ªa la insensatez de intentar derribar una reforma constitucional con un arma tan inapropiada. ?Lo entender¨¢n los ministros?
La ¨²ltima y nos vamos
Por ¨²ltimo, con pleno conocimiento de que las opciones tradicionales de impugnaci¨®n caminan con el viento en contra, ocho ministros de la Corte han lanzado un tiro al aire: han admitido a tr¨¢mite la solicitud de ciertos juzgadores para frenar la reforma judicial. ?El fundamento? Una fracci¨®n a todas luces inaplicable de su ley org¨¢nica.
Ha le¨ªdo bien: los ministros pretenden hacer lo m¨¢s con lo menos. Analizar la validez constitucional sustent¨¢ndose en una ley reglamentaria de dudosa aplicaci¨®n. Incluso los togados se sonrojan ante lo extraordinario de la v¨ªa.
Con todos los topes y baches que la Corte enfrenta para analizar la constitucionalidad de la reforma constitucional ¡ªel trabalenguas no es m¨ªo¡ª, van a intentarlo. Ocho ministros ya lo han dicho: lo in¨¦dito de las circunstancias lo ameritan. Las condiciones, aseguran, han cambiado.
Un sinsentido, una muestra infantil de irresponsabilidad que choca una y otra vez contra el muro impenetrable de la reforma constitucional.
¡ª?Querr¨ªa decirme, por favor ¡ªrog¨® Alicia¡ª que es lo que quiere decir eso?
¡ªAhora s¨ª que est¨¢s hablando como una ni?a sensata ¡ªaprob¨® Humpty Dumpty, muy orondo. ¡ªPor ¡°impenetrabilidad¡± quiero decir que ya basta de hablar de este tema y que m¨¢s te valdr¨ªa que me dijeras de una vez qu¨¦ es lo que vas a hacer ahora pues supongo que no vas a estar ah¨ª parada para el resto de tu vida.
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