Lo que no dice la estrategia de seguridad de Sheinbaum
El rigor del documento de la presidenta derrapa al hablar de coordinarse con los Gobiernos estatales porque, dicho as¨ª nada m¨¢s, la frase es hueca. Falta saber c¨®mo meter a los gobernadores al carril
El cuarto eje de la Estrategia Nacional de Seguridad que revel¨® la presidenta Claudia Sheinbaum esta semana hace temer si sus autores no se pasaron de ingenuos: ¡°Coordinaci¨®n absoluta en el Gabinete de Seguridad y con las Entidades Federativas¡±.
Cualquier persona que haya seguido la ruta de la inseguridad y violencia criminal en M¨¦xico en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas sabe que cuatro presidentes antes de Sheinbaum tambi¨¦n hablaban de la coordinaci¨®n con los Estados como punto clave en el combate al crimen. Miles de homicidios, asaltos, secuestros y balaceras despu¨¦s, sabemos que eso fue una f...
El cuarto eje de la Estrategia Nacional de Seguridad que revel¨® la presidenta Claudia Sheinbaum esta semana hace temer si sus autores no se pasaron de ingenuos: ¡°Coordinaci¨®n absoluta en el Gabinete de Seguridad y con las Entidades Federativas¡±.
Cualquier persona que haya seguido la ruta de la inseguridad y violencia criminal en M¨¦xico en las ¨²ltimas dos d¨¦cadas sabe que cuatro presidentes antes de Sheinbaum tambi¨¦n hablaban de la coordinaci¨®n con los Estados como punto clave en el combate al crimen. Miles de homicidios, asaltos, secuestros y balaceras despu¨¦s, sabemos que eso fue una farsa o un fracaso.
El documento que presentaron Sheinbaum y su secretario de Seguridad, Omar Garc¨ªa Harfuch, tiene m¨¢s rigor que cualquier plan que lleg¨® a articular Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador. Reconoce que hay generadores de violencia en el pa¨ªs que no se van a aplacar con abrazos, por lo que propone el combate frontal. Enfatiza la inteligencia para anticiparse a los criminales. Propone diagn¨®sticos con base en din¨¢micas regionales, entendiendo que el motor de la violencia en Le¨®n, por ejemplo, es distinto a la de Tijuana.
Ese rigor derrapa cuando se habla de coordinarse con los Gobiernos estatales porque, dicho as¨ª nada m¨¢s, la frase es hueca y remite a algo que solo se promete pero nunca se logra. Falta una parte esencial: c¨®mo meter a los gobernadores al carril para que trabajen por la seguridad.
En el documento se nota la mano de Garc¨ªa Harfuch. El acento en las labores de inteligencia e investigaci¨®n fueron el eje de una exitosa estrategia que aplicaron ¨¦l, como secretario de Seguridad de la Ciudad de M¨¦xico, y Sheinbaum, como jefa de Gobierno. Pero a Garc¨ªa Harfuch le pasa lo que a muchos funcionarios chilangos: creen que el resto del pa¨ªs es como la Ciudad de M¨¦xico.
En la capital, Garc¨ªa Harfuch tuvo dos cosas a su favor: un mando total de la polic¨ªa local y la confianza plena de L¨®pez Obrador en Sheinbaum para dejarle el manejo de la seguridad. La misma Sheinbaum, como jefa de Gobierno, se ufanaba de que en la Ciudad de M¨¦xico no operaba la Guardia Nacional. Incluso unos d¨ªas antes de tomar posesi¨®n dijo que no necesitaban ese nuevo cuerpo de seguridad.
Garc¨ªa Harfuch tuvo mano ancha y nunca tuvo que preocuparse por coordinarse con nadie, ni arriba con el gobierno federal, ni abajo con los alcaldes. No es lo mismo tener un control pleno de los cuerpos de seguridad que trabajar con otros niveles que tienen otros intereses u objetivos. Dicho en menos palabras, el secretario de Seguridad nunca ha tenido que lidiar con un gobernador.
En la historia de la reciente violencia criminal los gobernadores tienen, en su mayor¨ªa, una p¨¢gina de infamia. Se llenan la boca con promesas de coordinaci¨®n pero en cuanto ven que el gobierno federal les manda soldados o marinos, se echan a dormir. Su incentivo perverso es que mientras peor sea la situaci¨®n de seguridad, m¨¢s posibilidad hay de aventarle el paquete a la Federaci¨®n. Seguros que la Secretar¨ªa de la Defensa o la Marina se encargar¨¢n del problema, no se preocupan por mejorar sus polic¨ªas locales.
Hay excepciones, por supuesto. La Laguna es uno de los casos m¨¢s exitosos desde que en 2013 el Gobierno federal estableci¨® un modelo de seguridad donde el Ej¨¦rcito coordina a polic¨ªas estatales de Coahuila y Durango y a las municipales de la zona metropolitana. En el resto de Coahuila, ya son tres Gobiernos estatales consecutivos que han mantenido ¨ªndices delictivos bajos en colaboraci¨®n con cuerpos federales. La zona metropolitana de Monterrey lleg¨® a ser otro caso, aunque el resto de Nuevo Le¨®n sea territorio dominado por criminales.
En contraste, hay incontables casos en los que los presidentes Calder¨®n, Pe?a Nieto o L¨®pez Obrador fueron a alguna regi¨®n con el gabinete de seguridad y dijeron que el gobierno estatal tendr¨ªa todo el apoyo y que habr¨ªa toda la coordinaci¨®n, s¨®lo para ver c¨®mo las cosas empeoraban. Eso pasaba con gobernadores del PRI, PAN, PRD o Morena.
?Cu¨¢les van a ser los incentivos que tendr¨¢n los gobernadores actuales? ?Cu¨¢les ser¨¢n las herramientas que tendr¨¢ el gobierno federal para meterlos en el carril? Son preguntas clave cuando hay gobernadores que tienen otros intereses, ajenos y opuestos a los de la seguridad. Y esa es la parte que Garc¨ªa Harfuch omiti¨® al presentar la estrategia de seguridad.
Se refiri¨®, por ejemplo, a Guerrero, donde el fin de semana fue asesinado el alcalde de Chilpancingo, pero no habl¨® de c¨®mo la gobernadora Evelyn Salgado ha sido tolerante con los grupos que pelean en el estado, ni mencion¨® los se?alamientos de que su padre, F¨¦lix Salgado Macedonio, hizo pactos con varios jefes criminales.
Luego Garc¨ªa Harfuch viaj¨® a Sinaloa, sumida un mes en una violencia desatada por pugnas entre los herederos del Chapo Guzm¨¢n y el Mayo Zambada. Se reuni¨® con el gobernador Rub¨¦n Rocha Moya y volvi¨® a salir la famosa palabra ¡°coordinaci¨®n¡±. Pero el secretario de Seguridad en ning¨²n momento se ha referido a las sospechas que hay sobre el gobernador: la carta de Zambada en la que dice que iba a reunirse con Rocha Moya cuando supuestamente fue secuestrado, o la forma en que manipul¨® la investigaci¨®n del asesinato de su rival pol¨ªtico Melesio Cu¨¦n para desvincularlo de esa reuni¨®n con El Mayo.
Y esos son los gobernadores del mismo partido que Garc¨ªa Harfuch y la presidenta Sheinbaum. Est¨¢n en una posici¨®n muy similar a la que estuvieron sus antecesores, cuando solaparon a gobernadores se?alados de v¨ªnculos con el narcotr¨¢fico.
El resto del pa¨ªs no es como la Ciudad de M¨¦xico. Se puede esperar que por su trabajo en la extinta Polic¨ªa Federal, Garc¨ªa Harfuch lo sepa. Ojal¨¢ tambi¨¦n lo aprenda la presidenta Sheinbaum, cuya experiencia en el gobierno se limita a la capital. Pronto se dar¨¢n cuenta que, en eso de la coordinaci¨®n, los gobiernos estatales son, en su mayor¨ªa, m¨¢s parte del problema que de la soluci¨®n.