Garc¨ªa Harfuch, la seguridad de M¨¦xico en manos del polic¨ªa de Sheinbaum al que intentaron matar
La presidenta electa encumbra a su colaborador al frente de la Secretar¨ªa de Seguridad federal. El exjefe de polic¨ªa de Ciudad de M¨¦xico enfrenta un reto m¨²ltiple, sin agentes pr¨¢cticamente a su cargo, obligado a crear sus propios espacios operativos
Cuando Omar Garc¨ªa Harfuch lleg¨® a la polic¨ªa de Ciudad de M¨¦xico a finales de 2019 la situaci¨®n era complicada. La inseguridad en la capital era abrumadora. El a?o anterior hab¨ªa concluido con m¨¢s de 1.500 homicidios, pico hist¨®rico. Casi 300 personas hab¨ªan sido secuestradas y los robos a casas, veh¨ªculos y transe¨²ntes, violentos o no, ascend¨ªan a m¨¢s de 120.000, seg¨²n datos oficiales. Harfuch, que ven¨ªa de dirigir la Polic¨ªa de Investigaci¨®n de la fiscal¨ªa local, ten¨ªa una tarea muy concreta: desmantelar los grupos criminales violentos que operaban en la ciudad.
El nombramiento extra?¨® a propios y a extra?os. Harfuch no era parte de las familias pol¨ªticas que hab¨ªan llegado al poder con Morena. Tampoco de las del moribundo PRD. Carec¨ªa de un pasado de lucha social, como su jefa, Claudia Sheinbaum. Peor a¨²n, ven¨ªa de una de las familias priistas m¨¢s controvertidas de la segunda mitad del siglo XX, los Barrag¨¢n-Paniagua. Su padre y su abuelo hab¨ªan sido jerarcas del r¨¦gimen contra el que hab¨ªa luchado la izquierda de base, Sheinbaum entre ellos. Y, sin embargo...
Cinco a?os m¨¢s tarde, no hay dudas con Harfuch en el entorno de la futura presidenta, que lo acaba de nombrar secretario de Seguridad. Al contrario. Las sombras de su pasado, adscritas mayoritariamente a su actuar en el caso Ayotzinapa, parecen resueltas. Al menos a ojos de su jefa. Otro asunto son las narices torcidas de viejas familias morenistas, las m¨¢s puristas, que incluso provocaron su retirada de la carrera por la candidatura del partido en Ciudad de M¨¦xico. Harfuch, que hab¨ªa ganado la encuesta interna, se hizo a un lado sin chistar.
Su imagen solo ha mejorado estos a?os. La emboscada criminal que sufri¨® a mediados de 2020, cuando le dispararon cientos de veces camino al trabajo, seg¨® de un tajo buena parte de la cr¨ªtica interna contra su figura. Harfuch acab¨® en el hospital, con varios balazos en el cuerpo. Las fotos del jefe de polic¨ªa, convaleciente en el hospital, ablandaron los corazones m¨¢s duros. Adem¨¢s, los buenos resultados en materia de seguridad en la ciudad, que en 2022 registr¨® 747 asesinatos, 35 secuestros y la mitad de robos que cuatro a?os antes, acabaron de allanarle el camino.
Pero a¨²n antes de todo esto, la elecci¨®n de Sheinbaum ten¨ªa cierto sentido. Al tomar posesi¨®n, a finales de 2018, colaboradores de la jefa de Gobierno colocaron su nombre encima de la mesa para la jefatura de polic¨ªa. Ella prefiri¨® entonces a Jes¨²s Orta, un cuadro formado en el Gobierno local en a?os anteriores, que hab¨ªa sido tambi¨¦n oficial mayor de la desaparecida Polic¨ªa Federal. Pero Orta no dur¨® un a?o en el cargo. Una investigaci¨®n por malversaci¨®n oblig¨® a Sheinbaum a cesarlo. Cuando mir¨® alrededor, la jefa de Gobierno vio a Harfuch como la opci¨®n ideal.
El polic¨ªa, mientras tanto, hab¨ªa hecho la tarea. Harfuch, polic¨ªa de carrera, hab¨ªa empezado el sexenio como jefe de la Agencia de Investigaci¨®n Criminal (AIC) de la Fiscal¨ªa General de la Rep¨²blica (FGR). No hab¨ªa sido una apuesta del nuevo fiscal, Alejandro Gertz. Hab¨ªa llegado al cargo durante la administraci¨®n anterior, encabezada por el priista Enrique Pe?a Nieto (2012-2018), previo paso por la Polic¨ªa Federal, con la que estuvo en operativos y puestos en Michoac¨¢n y Guerrero. En los meses que ¨¦l y Gertz coincidieron, el polic¨ªa se sinti¨® desubicado, seg¨²n una persona de su equipo estos a?os, que habla bajo condici¨®n de anonimato. ¡°No le ped¨ªan que hiciera nada¡±, explica.
Harfuch vio la luz en la capital. En el primer semestre de 2019, dedic¨® esfuerzo y recursos de la FGR a perseguir a los l¨ªderes criminales de la Uni¨®n Tepito y la Fuerza Anti Uni¨®n, los grupos de delincuentes que m¨¢s violencia generaban en la capital. En mayo, un operativo de la Fiscal¨ªa acab¨® en la detenci¨®n de los dos l¨ªderes, alias El Tortas y alias El Jam¨®n. Al mes siguiente, Harfuch renunci¨® a la AIC. D¨ªas m¨¢s tarde, la fiscal de la capital, Ernestina Godoy, le presentaba como nuevo jefe de la polic¨ªa de investigaci¨®n local. Meses m¨¢s tarde, cuando Sheinbaum sac¨® a Orta del gabinete, Harfuch ya parec¨ªa una apuesta segura.
Madrazos
¡°Cuando lleg¨® [a la polic¨ªa], ¨¦l dec¨ªa, ¡®mira, yo solo s¨¦ dar madrazos y detener gente, necesito que me ayudes con esto o con esto otro¡¯. Era as¨ª¡±, dice un colaborador suyo en la polic¨ªa capitalina. Quiz¨¢ resulte algo exagerado, pero la frase resume dos rasgos de su car¨¢cter, a juicio del colaborador: el gusto por el trabajo de calle, y la capacidad para reconocer los propios l¨ªmites y delegar. ¡°Ahora ya ha cambiado mucho, pero en esencia es as¨ª. Es igual ahora. Cuando empez¨® a sonar de secretario, dec¨ªa, ¡®bueno, pero es que tres millones de personas votaron por m¨ª como senador, ?c¨®mo voy a renunciar al cargo?¡±, a?ade.
Ambos rasgos interpelan el futuro de Harfuch al frente de la Secretar¨ªa de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana. La misma fuente se?ala que el futuro secretario deber¨¢ copar espacios donde pueda, ya sea en la FGR, en la Guardia Nacional, cuerpo de seguridad adscrito a la Secretar¨ªa de la Defensa, o en su misma secretar¨ªa, sin apenas agentes. Lo que parece dif¨ªcil es que el polic¨ªa adopte un rol de coordinador, parecido al que ha interpretado estos a?os la actual secretaria del ramo, Rosa Icela Rodr¨ªguez, que en el nuevo gabinete asumir¨¢ Gobernaci¨®n.
Este diario informaba esta semana de que una de las salidas que puede buscar el futuro secretario es fortalecer o crear equipos al interior de Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana. Actualmente, la secretar¨ªa cuenta con tres ¨¢reas que podr¨ªan servir al nuevo Gobierno. Por un lado est¨¢n la Comisi¨®n para la Atenci¨®n del Delito de Homicidio Doloso y la Comisi¨®n Nacional Antisecuestro. Son espacios de escasa experiencia operativa pero que, con Harfuch, podr¨ªan cambiar, ya sea incorporando agentes de la Guardia Nacional, o efectivos de otras corporaciones.
Otra opci¨®n es el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), agencia adscrita a Seguridad, actualmente encabezada por el general retirado Audomaro Mart¨ªnez. Seg¨²n ha podido saber EL PA?S, el CNI cuenta actualmente con alrededor de 5.000 agentes, estado de fuerza mucho menor al que ha manejado Harfuch en Ciudad de M¨¦xico, pero parecido al que tuvo en la AIC. Este jueves, el futuro secretario ha se?alado precisamente que el nuevo Gobierno fortalecer¨¢ las capacidades de inteligencia e investigaci¨®n del Estado, precisamente a trav¨¦s del CNI.
Otra opci¨®n es buscar espacios fuera. Claudia Sheinbaum ha aceptado el paso definitivo de la Guardia Nacional al paraguas administrativo del Ej¨¦rcito. Pero no ser¨ªa extra?o que, en un futuro, ella y Harfuch consigan readscribir algunas de sus ¨¢reas a Seguridad y Protecci¨®n Ciudadana, principalmente las que tienen que ver con inteligencia y carreteras. Para la presidenta y su colaborador, elevar el control en las carreteras es una prioridad, seg¨²n fuentes cercanas al futuro gabinete.
En cualquier caso, el nuevo Gobierno parece poco preocupado con el poder del Ej¨¦rcito en materia de seguridad. La fuente mencionada en la parte de arriba de este apartado se?ala que Harfuch se ha ganado el respeto del Ej¨¦rcito y la Marina ¡°porque pone el cuerpo¡±. Explica: ¡°Conf¨ªan en ¨¦l porque sabe lo que es estar parado en un Oxxo durante horas, haciendo guardia. No es un pol¨ªtico, es operativo y ha trabajado con comandantes del Ej¨¦rcito y la Armada en sus a?os en la Polic¨ªa Federal y la vieja fiscal¨ªa¡±.
Y luego est¨¢n sus genes. Garc¨ªa Harfuch no es un desconocido para la milicia. Su abuelo, Marcelino Garc¨ªa Barrag¨¢n, fue secretario de la Defensa durante el Gobierno de Gustavo D¨ªaz Ordaz (1964-1970), de nefasto recuerdo para el pa¨ªs, por la salvaje represi¨®n contra el movimiento estudiantil, simbolizada en la masacre de Tlatelolco. Su padre, Javier Garc¨ªa Paniagua, encabez¨® la Direcci¨®n Federal de Seguridad en los a?os m¨¢s oscuros de la Guerra Sucia en el pa¨ªs. Sin parecer demasiado conflictuado, ¨¦l ha tratado de distanciarse, pero su genealog¨ªa integra, le guste o no, su libro de credenciales. Para lo bueno y para lo malo.
Ap¨²ntese gratis a la newsletter de EL PA?S M¨¦xico y al canal de WhatsApp y reciba todas las claves informativas de la actualidad de este pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.