Griter¨ªo selectivo
Solo podemos alegrarnos de que, aunque sea por motivos interesados, no se est¨¦n arrojando los muertos en residencias a la cara
Hagamos un ejercicio. Imaginen que una terrible pandemia azota a un pa¨ªs. Que los muertos se cuentan por miles. Tantos como 25.000, oficialmente. E imaginen que m¨¢s de un tercio de esos fallecidos murieron, oficialmente, en residencias de mayores. Y que, adem¨¢s, hay otros 9.000 fallecidos en residencias con s¨ªntomas compatibles con la terrible pandemia. M¨¢s de 16.000 en total.
Sigamos con el ejercicio. Esa pandemia y esas cifras corresponden a un pa¨ªs tan polarizado y con tanta penetraci...
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Hagamos un ejercicio. Imaginen que una terrible pandemia azota a un pa¨ªs. Que los muertos se cuentan por miles. Tantos como 25.000, oficialmente. E imaginen que m¨¢s de un tercio de esos fallecidos murieron, oficialmente, en residencias de mayores. Y que, adem¨¢s, hay otros 9.000 fallecidos en residencias con s¨ªntomas compatibles con la terrible pandemia. M¨¢s de 16.000 en total.
Sigamos con el ejercicio. Esa pandemia y esas cifras corresponden a un pa¨ªs tan polarizado y con tanta penetraci¨®n partidista en todos los ¨¢mbitos e instituciones p¨²blicas que hasta la vida y la muerte se mercantilizan electoralmente. Los muertos que provocan el terrorismo o las enfermedades se arrojan a la cara del adversario pol¨ªtico, no solo en los medios y en las redes sociales. Desde la propia tribuna del Congreso.
Se instrumentalizaron los asesinados por ETA, por el yihadismo y, por supuesto, los fallecidos por la terrible pandemia. Pero ?oh! milagro, no existe un griter¨ªo pol¨ªtico a cara de perro sobre la responsabilidad de las muertes en un territorio tan acotado, sujeto a regulaciones, donde personas dependientes no tuvieron ninguna oportunidad. Una pensar¨ªa que averiguar qu¨¦ ha pasado ah¨ª ser¨ªa el objeto central de los voceadores. Pero no.
No existe ese debate porque la responsabilidad est¨¢ muy repartida ¡ªlas residencias son competencia auton¨®mica y ha ocurrido en pr¨¢cticamente todas las comunidades¡ª, y porque las cifras m¨¢s dram¨¢ticas corresponden a comunidades gobernadas por el PP o por Junts per Catalunya y ERC, los dos extremos de la pinza pol¨ªtica que hoy ejerce la oposici¨®n al Gobierno central.
Para ser rigurosos, s¨ª hubo un conato de griter¨ªo. En un nuevo alarde de trumpismo, el secretario general del PP acus¨® al Gobierno central, que lleva tres meses en La Moncloa y no ten¨ªa competencias, de esas muertes en las residencias. No lo secundaron muchos de los suyos. Ese foco no conviene.
Solo podemos alegrarnos de que, aunque sea por motivos interesados, no se est¨¦n arrojando los muertos en residencias a la cara. La Fiscal¨ªa est¨¢ actuando ya y se depurar¨¢n las responsabilidades, si las hay. Pero la prudencia pol¨ªtica permite albergar alguna esperanza de que se analizar¨¢ en serio y sin presiones lo ocurrido, atajando ya, ahora mismo, algunas grietas. Y que, para el futuro inmediato, se busquen alternativas a un modelo de residencias que, a la vista est¨¢, ha fallado estrepitosamente. @PepaBueno