Es pol¨ªtica, est¨²pido
Hacen falta expertos y buena informaci¨®n para tomar decisiones, pero en ¨²ltima instancia, ante cada opci¨®n que se toma hay un dilema pol¨ªtico
La gente de este pa¨ªs ya est¨¢ cansada de los expertos. As¨ª se despachaba Michael Gove, ministro de Reino Unido, cuando hac¨ªa campa?a por el Brexit. Y en un tiempo en que se consumaba, contra todo pron¨®stico, la salida del Reino Unido de la UE o las victorias de Trump o Bolsonaro, parec¨ªa tener raz¨®n.
La desafecci¨®n y la desconfianza hacia la pol¨ªtica tradicional es intensa en nuestras sociedades, de ah¨ª que surgiera como alternativa el recurso a la participaci¨®n directa de los ciudadanos para que recuperasen su influencia. Una pol¨ªtica desintermediada, en la que el refer¨¦ndum fuera el instrumento vehicular. Tras la Gran Recesi¨®n lleg¨® ¡°el momento populista¡±, cuando se apelaba directamente a la voz del pueblo y los que, en su nombre, llevaban el enfado a las instituciones.
Sin embargo, la crisis del coronavirus nos lleva hoy a otra forma de rechazo a la pol¨ªtica tradicional: la pulsi¨®n tecnocr¨¢tica. M¨¢s que recurrir a participaci¨®n directa o la deliberaci¨®n ciudadana, esta cr¨ªtica apela a la eficiencia. Su idea es que debemos buscar un Gobierno de los mejores y m¨¢s preparados, de sabios y expertos, que no tengan que rendir cuentas, sino que lleven a cabo las mejores pol¨ªticas para todos.
Lo curioso es que, pese a ofrecer soluciones antit¨¦ticas, en el fondo ambas cr¨ªticas niegan una parte esencial de la pol¨ªtica. Una porque piensa que toda voluntad nacida directamente de una mayor¨ªa es una respuesta definitiva. La otra porque asume que existen soluciones ¨®ptimas e inapelables para cada problema. Pero la pol¨ªtica, por el contrario, consiste en presentar proyectos alternativos de sociedad, mediando entre diferentes grupos e intereses en conflicto.
Un Gobierno necesita mayor¨ªas para legitimar sus proyectos sociales. Un representante necesita expertos para un buen ajuste entre fines y medios. Sin embargo, ambos componentes complementan, pero no reemplazan la acci¨®n de la pol¨ªtica.
En la crisis de la covid-19 se puede asumir que todos buscan minimizar el da?o en vidas humanas, el econ¨®mico y el social. Sin embargo, esto no quita que confronten dilemas que van mucho m¨¢s all¨¢ del sencillo ¡°la salud o la econom¨ªa¡± ?Hay que mantener el confinamiento total hasta que haya cero casos? ?C¨®mo se debe desconfinar? ?Qu¨¦ niveles de riesgo son asumibles para restablecer la actividad econ¨®mica y social? ?Y por d¨®nde empezamos? ?Qui¨¦n o qu¨¦ nivel de gobierno debe ser el responsable de hacerlo?
Todas estas preguntas confrontan los intereses de diferentes grupos, es m¨¢s, casi siempre obliga a escoger de manera tr¨¢gica, entre dos males. Decidir entre equidad y eficiencia, libertad y seguridad, autonom¨ªa y solidaridad. Y claro que hacen falta expertos y buena informaci¨®n para tomar decisiones, pero en ¨²ltima instancia, ante cada opci¨®n que se toma hay un dilema pol¨ªtico. Esa es su responsabilidad.
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