Cogobernanza, un t¨¦rmino redundante

El t¨¦rmino gobernanza ha perfilado su significado con el paso del tiempo. Procedente del franc¨¦s antiguo gouvernance, se introduce en la literatura inglesa en un primer momento como sin¨®nimo de governing para aludir a los aspectos procesales de gobierno. Ser¨¢ en los siglos XVII y XVIII cuando la gouvernance comenzar¨¢ a utilizarse para referirse al equilibrio entre el poder real y el parlamentario, y progresivamente se usar¨¢ ¡°gobierno¡± para referirse al viejo r¨¦gimen jer¨¢rquico y centralizador, y se reservar¨¢ ¡°gobernanza¡± para aludir a la horizontalidad en la gesti¨®n del poder.

Desde los a?os setenta, el concepto de gobernanza ha transitado entre organizaciones internacionales, instituciones europeas y el interior de los Estados. Influido por la idea de que el Estado naci¨®n era demasiado grande para los peque?os problemas y demasiado peque?o para los grandes, el significado exacto que cada cual le ha dado ha ido cambiando en cada momento y en cada ¨¢mbito. De ser un constructo legitimador de las pol¨ªticas neoliberales de algunas organizaciones internacionales a verse como un paradigma para dar cabida a la participaci¨®n, la idea de gobernanza ha ido adapt¨¢ndose a cada tiempo y lugar.

El Libro Blanco de la Gobernanza Europea de 2001 define la gobernanza como ¡°las normas, procesos y comportamientos que influyen en el ejercicio de los poderes a nivel europeo, especialmente desde el punto de vista de la apertura, la participaci¨®n, la responsabilidad, la eficacia y la coherencia¡±. Desde entonces las aportaciones te¨®ricas han sido numerosas, si bien la mayor¨ªa coinciden en se?alar como elementos centrales la interdependencia entre organizaciones basada en la cooperaci¨®n y el acuerdo, lo que hoy se considerar¨ªa un compendio de los principios de buen gobierno.

Si ya antes de la pandemia era evidente la necesidad de articular mecanismos de cooperaci¨®n entre distintas Administraciones, a lo que se alud¨ªa con la ¡°gobernanza multinivel¡±, ahora, en medio de una crisis sanitaria, econ¨®mica, social y pol¨ªtica, este aspecto cobra especial trascendencia, especialmente en pa¨ªses descentralizados como el nuestro. La legislaci¨®n que aprueba el Parlamento necesita para su aplicaci¨®n del concurso de las comunidades aut¨®nomas y muchas veces de los municipios, las instituciones mejor valoradas por su cercan¨ªa y las peor tratadas en el equilibrio entre competencias y presupuesto.

A esto hay que a?adir que, tras el desastre, la recuperaci¨®n requerir¨¢ acuerdos con los agentes sociales, la comunidad educativa, la sociedad civil organizada, los centros de innovaci¨®n y de pensamiento... De esto va la gobernanza, de incluir a todos. Por eso el prefijo co no deja de ser una redundancia que muestra cuanto esconde: la evidencia de que, hasta el momento, m¨¢s que de gobernanza, en Espa?a hay que hablar de un Gobierno en su sentido m¨¢s monol¨ªtico y solitario. Una forma de ejercer el poder problem¨¢tica y arriesgada, ya que incluso el mando ¨²nico, para ser eficiente y eficaz, precisa de la cooperaci¨®n de todos. Es decir, de una buena gobernanza.