El Brexit va a peor
La negociaci¨®n encalla, con acusaciones sobre los derechos de los residentes
La ronda negociadora Uni¨®n Europea-Reino Unido sobre su relaci¨®n futura una vez se consumen todos los efectos del Brexit ¡ªla retirada brit¨¢nica del club comunitario¡ª en principio a fin de a?o, acab¨® el jueves en el peor clima posible. Nada augura su mejora sustancial antes de final de junio, plazo m¨¢ximo del que dispone Londres para solicitar un aplazamiento de la fecha-guillotina del 31 de diciembre. Crece as¨ª la probabilidad del escenario m¨¢s da?ino: un futuro sin ning¨²n acuerdo, salvo el ya vigente de retirada, que cubre solo algunos aspectos, como los derechos de los residentes brit¨¢nicos en el continente, y de los europeos en la isla.
Pero tambi¨¦n en este asunto clave, ya negociado, han aparecido densos nubarrones. Es un s¨ªntoma de que el resto pinta mal. En efecto, antes de empezar la ronda de esta semana, un grupo de parlamentarios europeos denunci¨® la discriminaci¨®n que el sistema sanitario brit¨¢nico practica sobre los ciudadanos continentales, que encuentran ¡°obst¨¢culos significativos¡± adicionales para ser tratados en la presente crisis del coronavirus. Ocurre que Londres reform¨® el a?o pasado la normativa de su sanidad, negando su acceso autom¨¢tico a los residentes que ven¨ªan ostent¨¢ndolo: ahora ya no es as¨ª, si su estancia ha sido interrumpida en alg¨²n momento en los ¨²ltimos cinco a?os.
Michael Gove, el ministro jefe de gabinete de Boris Johnson, respondi¨® el jueves con una carta p¨²blica en la que acusaba a los europeos de no facilitar la consolidaci¨®n de los derechos de los residentes brit¨¢nicos en la UE. Pero su apoyatura es imprecisa e inconcreta, y con algunos ribetes rid¨ªculos: atribuye a Francia y Espa?a no ser ¡°nada proactivas¡± en concienciarlos de su situaci¨®n y derechos; a la Rep¨²blica Checa de no ofrecer ¡°traducci¨®n inglesa¡± de los formularios, y a Malta y Chipre de no facilitar reuniones presenciales con los aspirantes, sino telem¨¢ticas (como lo son, por cierto, las rondas negociadoras). Tambi¨¦n anteayer la Comisi¨®n Europea abri¨® un proceso de infracci¨®n al Reino Unido por restringir el derecho a la libre circulaci¨®n de los europeos.
Todo eso no suceder¨ªa, al menos no con este grado de encono, si las negociaciones prosperasen. Los avances son min¨²sculos (en cooperaci¨®n nuclear y transporte a¨¦reo), mientras que aumentan las dificultades, y la distancia, en los asuntos clave. Londres atornilla sobre la baza de sus ricos caladeros que apenas usa, a diferencia de los europeos, y se encastilla en la pretensi¨®n de dar a la pesca un trato radicalmente distinto del de otros sectores, basado en pactos de corta duraci¨®n, anuales. Aunque la sostenibilidad de las especies sea un objetivo com¨²n obvio, no puede someterse a un sector tan vulnerable a una inseguridad jur¨ªdica tan exorbitante.
Bruselas mantiene a cal y canto su l¨®gica exigencia de que el acceso total de las mercanc¨ªas brit¨¢nicas a su mercado interior incorpore en ellas el cumplimiento de los est¨¢ndares comunes actuales en derechos laborales, medioambiente y fiscalidad. El propio Gove ha anunciado ya a los Lores que renunciar¨ªa al acceso total, admitiendo la imposici¨®n mutua de aranceles, para poder soslayar esas exigencias que garantizar¨ªan una competencia leal brit¨¢nica. Lo que equivale, entre otros perjuicios, a reservarse el derecho a convertirse en un macro-Singapur ventajista, un cercano para¨ªso fiscal amenazante.
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