Pijoapartada
Lo que me preocupa es que las verdaderas v¨ªctimas de una perpetua pandemia econ¨®mica hagan suyas las consignas de quienes les sacan los h¨ªgados
Qu¨¦ buenas semanas nos est¨¢ haciendo pasar el pijer¨ªo. ¡°Borja Mari, escucha, el pueblo est¨¢ en la lucha¡±. La se?ora va del bracete de su ¡°chica¡± que le da con garbo a la sart¨¦n. Nos re¨ªmos y por dentro nos a¨²lla la procesi¨®n de por qu¨¦ no los disuelven sulf¨²ricamente. El Pijo Manteca abolla el mobiliario p¨²blico con su palo de golf. Cayetano llama a la revoluci¨®n para comprarse zapatos de tac¨®n. El pijer¨ªo ignora la diferencia entre Robespierre y la Pimpinela Escarlata, y protesta porque el Gobierno ¡ªmotivado por misteriosas razones que buscan llevar a la ruina a la patria¡ª lo mantiene encerrado. El pijer¨ªo no duda en poner en peligro nuestra salud. Ahora comprendo aquella frase de otra se?ora, que habla sin abrir la boca para no arrugarse, cuando en la crisis de 2008 manifest¨® que era tremendo, para la gente criada entre algodones, no disponer de cash. Las personas sin amarre en Puerto Ban¨²s est¨¢n acostumbradas al dos por uno y a esperar a la puerta del s¨²per para hacerse con productos caducados. La plebe sufre menos la crisis porque vive en estado de crisis permanente y tiene picard¨ªas, pero los aristogatos, que ganan su dinero con bonhom¨ªa e inteligencia y levantan el pa¨ªs con caridades, esos sufren much¨ªsimo sin cash. En un alarde de interclasismo cat¨®dico, esta se?ora, muy natural, se comi¨® una lata de mejillones en el barrio del Langui.
Esta semana he entendido por qu¨¦ los ricos tambi¨¦n lloran. He reinterpretado, con ojos de solidaridad hacia arriba y coraz¨®n levantado hacia el Se?or, Dallas y Falcon Crest, y he corroborado lo mucho que sufre este colectivo empresarial y terrateniente, y lo grandes que son sus corazones de bueyes y vacas sagradas cuando donan para salvarnos de nuestra miseria perezosa o cuando producen una riqueza que chorrea en nuestros hogares y nos permite comprar neveras no frost. Cu¨¢nto mira esta gente por las clases medias y populares, y qu¨¦ mal nos comportamos cuando les robamos su libertad de defenderse con pistola, contagiarnos o ser caritativos: una cosa es que JR extienda un cheque cuando le sale del alma, y otra que un Gobierno promulgue un impuesto para las grandes fortunas. Cuando el vicepresidente Iglesias se pone ir¨®nico asegurando que este sector de poblaci¨®n bonsai estar¨¢ encantado de colaborar, se est¨¢ temiendo que ese 1% de poblaci¨®n pensar¨¢ que ni bien com¨²n, ni equidad, ni alarma, ni hambre, que eso es una libertad de mierda y que uno da cuando le sale de las g¨®nadas: el gesto de dar subraya la bondad de quien se rasca el bolsillo y purga sus explotaciones en el manto de la Virgen de la Beneficencia. Pero dar impositivamente es otra cosa. Estos batallones por la libertad tampoco comulgan con la derogaci¨®n de la reforma laboral.
Entiendo las encopetadas razones de manifestantes con menaje Chanel: lo que me preocupa es que las verdaderas v¨ªctimas de una perpetua pandemia econ¨®mica hagan suyas las consignas de quienes les sacan los h¨ªgados. Los pijoapartados y pijoapartadas de la tierra se ponen, bajo la nariz, la mascarilla con la bandera de Espa?a y agarran su cacerola clamando por una libertad de pel¨ªcula de vaqueros y de qu¨¦ quiere el se?orito, porque les harta perder, la igualdad les parece una injusticia ¡ªpasan de mediocridades¡ª y est¨¢n listos para comer langosta.
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