Por lo que vale
En la desquiciada psicodelia de estos d¨ªas, el mundo entero parece repoblarse de sombras habiendo quedado en el sano vac¨ªo
For What It¡¯s Worth es un himno de la infancia, una rola ya cl¨¢sica de la d¨¦cada psicod¨¦lica que grab¨® el grupazo Buffalo Springfield quiz¨¢ sin saber que ser¨ªa el soundtrack que mejor sincroniza con la brutalidad policial, c¨ªclica y racista, as¨ª como con los amargos enga?os de los supremacistas, no m¨¢s que fascistas que cada generaci¨®n desde hace casi un siglo cree erradicar para confirmar con sutil asombro sus retornos. ¡°Nadie puede estar bien si todos estamos mal¡±, dice uno de los prof¨¦ticos versos de For What It¡¯s Worth y quien la escuche tendr¨¢ ahora en n¨ªtido sonido d...
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For What It¡¯s Worth es un himno de la infancia, una rola ya cl¨¢sica de la d¨¦cada psicod¨¦lica que grab¨® el grupazo Buffalo Springfield quiz¨¢ sin saber que ser¨ªa el soundtrack que mejor sincroniza con la brutalidad policial, c¨ªclica y racista, as¨ª como con los amargos enga?os de los supremacistas, no m¨¢s que fascistas que cada generaci¨®n desde hace casi un siglo cree erradicar para confirmar con sutil asombro sus retornos. ¡°Nadie puede estar bien si todos estamos mal¡±, dice uno de los prof¨¦ticos versos de For What It¡¯s Worth y quien la escuche tendr¨¢ ahora en n¨ªtido sonido digitalizado el coro de esta semana: la tira como avalancha contra los inocentes, la tira que mata a un hombre en Jalisco por no llevar tapabocas y the fuzz asfixiando a un hombre negro en menos de nueve minutos, con la rodilla en el cuello de la v¨ªctima, arrodillado tal como se arrodillan los jugadores de f¨²tbol americano para protestar precisamente por el oleaje de racismo encendido e insuflado por el buf¨®n de la Casa Blanca, capaz de rociar con gas lacrim¨®geno a un grupo de pac¨ªficos manifestantes para hacer la fotograf¨ªa m¨¢s rid¨ªcula de la Biblia, y luego pedirle a su demente vocera que lo compare con Churchill en Londres.
Escucho a Buffalo Springfield como el coro de los reyes magos que disipaban el humo de mi infancia, cuando tropas de uniforme verde como los que portaban en Vietnam invadieron las calles de Washington, D. C. Adelanto del delirio desesperado del buf¨®n de la Casa Blanca, refugiado en un b¨²nker del inframundo, amenazando con lanzar al Ej¨¦rcito a las calles, encerrado ya por ahora en el muro que tanto fard¨® construir, aisl¨¢ndose como no lo hizo ante la pandemia. En la desquiciada psicodelia de estos d¨ªas, el mundo entero parece repoblarse de sombras habiendo quedado en el sano vac¨ªo de hace unas semanas y en el montaje caben todas las desesperadas confusiones de quienes no merecen tanta desgracia irracional: hablo del alba?il que es torturado por la tira en despoblado y por el anciano descalabrado en Boston, al que le pasan por encima qui¨¦nsabecu¨¢ntos uniformados sin reparar en su da?o, pero sobre todo hablo de los ni?os y enfermos, los deudos y enfermeros, los que pasan del quir¨®fano al terror de la inseguridad y la persistente, variable, intacta vocaci¨®n del racismo que parece enga?ar al grado de proyectar que no existe, tal como parece a muchos exagerado o mala met¨¢fora asegurar lo evidente: el fascismo se ha instalado en la saliva de bufones inconcebibles, en la desidia del silencio y la apat¨ªa de los que se creen inmunes. Est¨¢ tambi¨¦n en la penosa penca de pusil¨¢nimes, los que prefieren hacerse de la vista gorda y por supuesto, en el descarado discurso con el que siguen en su discurso de segregaci¨®n y odio quienes tarde o temprano callar¨¢n y purgar¨¢n su Maldad may¨²scula.
Cuando Tarantino quiso cambiarle el terror¨ªfico destino a Sharon Tate y dem¨¢s v¨ªctimas de la secta sat¨¢nica de Charles Manson, film¨® un cuento de hadas que quiz¨¢ enga?a a toda la generaci¨®n que no sabe que en la vida real Manson es un Diablo de carne y hueso, a¨²n preso y su clan no muri¨® en una peli de Tarantino sino que asesinaron a sangre fr¨ªa a un pu?ado de v¨ªctimas con toda la sorna, alevos¨ªa y horror m¨¢s all¨¢ de lo que cabe en una pel¨ªcula. Quiz¨¢ lo que podr¨ªa servir para un documental urgente de estos d¨ªas no sean las rid¨ªculas escenas coreografiadas desde la Casa Blanca, sino una ¨ªntima conversaci¨®n con Charles Manson en su celda de hoy mismo, ley¨¦ndonos en su bola de cristal el siniestro galimat¨ªas de una eternidad que dura no m¨¢s de nueve minutos¡ lo que vale la agon¨ªa de un hombre asfixiado por el color de su piel, aunque el pretexto era un billete de 20 d¨®lares.