Maniobras para la Cuarta Guerra Mundial
La batalla de la Edad de Piedra se?ala el territorio donde ronda el peligro, tal como tambi¨¦n demuestra la creciente tensi¨®n entre las dos Coreas
De atender a las armas, han sido unas maniobras para la guerra futura, seg¨²n la famosa premonici¨®n de Albert Einstein, arrepentido de sus fervores nucleares para frenar al nazismo: ¡°Yo no s¨¦ con qu¨¦ armas se combatir¨¢ en la Tercera Guerra Mundial, pero la Cuarta ser¨¢ con piedras y palos¡±.
No es el primer enfrentamiento que se produce en el valle de Galwan, situado en la regi¨®n de Ladakh, entre los ej¨¦rcitos de los dos pa¨ªses m¨¢s poblados del mundo (1.439 millones China y 1.380 la India), potencias nucleares ambas (320 ojivas chinas y 150 indias). S¨ª es el m¨¢s grave en bajas (35 muertos chinos y 20 indios, seg¨²n distintas y controvertidas fuentes) desde la guerra abierta de 1962, que empez¨® en los mismos escenarios y por el mismo motivo: un desacuerdo secular sobre fronteras que expresa el irredentismo nacionalista de cada una de las dos partes. En aquella ocasi¨®n, cuando ninguno de los dos pa¨ªses pose¨ªa el arma nuclear, Mao Zedong mandaba en Pek¨ªn y Jawaharlal Nehru en Nueva Delhi, fue una guerra reglamentaria, que termin¨® como una humillante derrota para la India, en la que murieron 1.383 de sus soldados y 1.696 desaparecieron. Ahora hay ¨®rdenes de librar la guerra a mano, evitando los disparos. En mitad de una pandemia, que prende de nuevo en China y afecta gravemente a la India, los instintos expansionistas siguen actuando por igual en ambos campos y no se resisten a someter a prueba la resistencia del adversario, aunque afortunadamente arrancan la escalada en lo m¨¢s bajo del umbral.
Nunca ha existido consenso entre Pek¨ªn y Nueva Delhi sobre la delimitaci¨®n de la frontera de 3.488 kil¨®metros entre valles y picos de los montes m¨¢s altos del planeta. China act¨²a en el Himalaya con la misma t¨¦cnica de ocupaci¨®n subrepticia que utiliza en los pe?ascos del Mar de China Meridional, partiendo del rechazo a las fronteras anteriores a la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular, identificadas con los tratados imperialistas impuestos por la fuerza.
Sin consenso bilateral y con los mapas coloniales en mano, la India ha sacado hist¨®ricamente buenos rendimientos del statu quo y pierde en cambio sus bazas cuando es ella misma la que lo pone en duda. Esta pelea a 4.000 metros de altitud es hija leg¨ªtima de la suspensi¨®n de la autonom¨ªa y de la disgregaci¨®n del Estado de Cachemira el verano pasado, cuando Narendra Modi quiso aplicar su programa nacionalista a la ¨²nica regi¨®n de mayor¨ªa musulmana, en abierta vulneraci¨®n del texto constitucional. Entonces desgaj¨® la regi¨®n de Ladakh de la Cachemira despose¨ªda de su autogobierno y la convirti¨® en el cebo apetecido por China. Contaba con la pasividad de un debilitado Pakist¨¢n, el enemigo hist¨®rico, pero ha tropezado con el tercero en discordia, en plena afirmaci¨®n de su poder sobre sus fronteras y aguas territoriales.
La batalla de la Edad de Piedra no es la escaramuza de una pr¨®xima guerra mundial, ni siquiera asi¨¢tica, pero se?ala el territorio donde ronda el peligro, tal como tambi¨¦n demuestra la creciente tensi¨®n entre las dos Coreas.
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