Una cura de humildad
Ahora el Govern ya tiene el control y todos podemos observar cu¨¢nto mejor es capaz de hacerlo
Con un aplomo digno de mejores prop¨®sitos, la portavoz del Gobierno catal¨¢n no tuvo empacho en afirmar el 20 de abril que si este hubiera tenido el control de la pandemia no hubiera habido en Catalu?a tantos muertos ni tantos infectados. Y cuando se le pidi¨® que concretara, dijo que habr¨ªan decretado el confinamiento 15 d¨ªas antes. Era una falacia, porque dos semanas antes el propio Gobierno convocaba un acto masivo en Perpi?¨¢n. Con el permanente e incansable cuestionamiento de las decisiones de Sanidad el independentismo trataba de construir el marco mental de que ellos lo har¨ªan mejor. Si aquello no era supremacismo, se le parec¨ªa mucho.
Ahora ya tienen el control y todos podemos observar cu¨¢nto mejor son capaces de hacerlo. Lo primero que sorprendi¨®, trat¨¢ndose de un Gobierno que siempre consideraba insuficientes las medidas decretadas ¡°por el Gobierno de Espa?a¡± ¡ªdicho siempre en castellano para se?alarlo como algo ajeno a Catalu?a¡ª es la prisa que le entr¨® por desconfinar en cuanto recuper¨® las competencias. Barcelona y Lleida pasaron de la fase dos a la nueva normalidad en apenas 24 horas. Despu¨¦s de tener que prorrogar la fase dos por los malos indicadores, en un viraje sorprendente, pas¨® a predicar justo lo que antes criticaba: se salt¨® la fase tres y propici¨® una relajaci¨®n y un exceso de confianza que ahora pagamos.
Tambi¨¦n ha demostrado una preocupante falta de reflejos. S¨®lo un d¨ªa antes de decretar el cierre de la comarca del Segri¨¤ por el rebrote de Lleida, la consejera de Salud Alba Verg¨¦s hab¨ªa dicho que no era necesario, y el 23 de mayo, cuando Fernando Sim¨®n sugiri¨® que quiz¨¢s deber¨ªa haberse anticipado, respondi¨® con suficiencia: ¡°Gracias, pero quien sabe lo que ocurre en Catalu?a somos nosotros¡±. El confinamiento perimetral garantizaba que el brote no se extendiera, pero no se tomaron medidas para evitar que los contagios aumentaran dentro del per¨ªmetro, a diferencia lo que hab¨ªa hecho Arag¨®n, que en un brote similar y paralelo, hab¨ªa devuelto tres comarcas a la fase dos de confinamiento. Sus cifras de contagio son ahora notablemente inferiores. Ayer, tras disensiones internas paralizantes y con el rebrote fuera de control, el Gobierno decidi¨® finalmente el confinamiento domiciliario.
Mientras tanto, la marea del malestar entre el personal sanitario ha subido a cotas m¨¢ximas y aquel Gobierno que tanto criticaba ha podido experimentar en carne propia que es mucho m¨¢s f¨¢cil culpar a otro que tomar decisiones acertadas. Lo peor es que, a diferencia de lo que ocurr¨ªa al principio de la pandemia, ha tenido cuatro meses para preparar los dispositivos de seguimiento de los nuevos contagios y sus contactos, y no ha sido capaz de hacerlo pese a la insistencia de los profesionales de la salud p¨²blica, que claman desde hace tiempo que esa es la clave para evitar la transmisi¨®n comunitaria. ?De qui¨¦n ser¨¢n los muertos que vengan ahora?
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