Darwinismo pol¨ªtico
En las elecciones vascas y gallegas se ha certificado el viejo principio: gana m¨¢s quien mejor se adapta al terreno
Las elecciones gallegas y vascas presentan lecciones de inter¨¦s. El incremento de la abstenci¨®n en el Pa¨ªs Vasco y Galicia, que ha sido algo m¨¢s alto de lo esperado. El miedo a la covid-19, la ausencia de polarizaci¨®n y, sobre todo, de unas elecciones competidas son tres factores que pueden estar detr¨¢s. Los datos posteriores nos ayudar¨¢n a saber qu¨¦ ha pesado m¨¢s, pero se confirma la tendencia que asocia la baja participaci¨®n electoral a la continuidad pol¨ªtica.
Desde la perspectiva de los ganadores, se confirma que en tiempos de pandemia el elector prefiere no hacer mudanza. El voto retrospectivo, es decir, el examen de la gesti¨®n del PPdeG y el PNV durante estos a?os, qued¨® claramente opacado durante la campa?a. Solo se habl¨® de la pandemia y sus efectos, as¨ª que, ante eso, una parte sustancial del electorado ha preferido f¨®rmulas conocidas en previsi¨®n de lo que viene. En el caso de Galicia, su sistema de partidos ha vuelto al escenario anterior a 2012, cuando la nueva pol¨ªtica empez¨® a asomar. La similitud de los comicios actuales con los de 1997 es sorprendente, pues no es la primera vez que el BNG tiene la medalla de plata, aunque sin poder gobernar. La f¨®rmula Feij¨®o, que marida competici¨®n moderada (consigue la mitad del voto gallego de centro, y Casado apenas el 23% con el el votante autonomista) ha hecho su victoria arrolladora.
El PSdeG no ha logrado disputar el centro a la maquinaria engrasada del PPdeG y no ha capitalizado la extinci¨®n de las Mareas, cuyos votantes han optado por un nacionalismo que ha puesto m¨¢s el ¨¦nfasis en lo social que en lo identitario. Quiz¨¢ esta apuesta, que genera una suma cero en el voto progresista gallego, explique la falta de alternancia. Pelean por la segunda posici¨®n, pero no ensanchan el espacio.
En Euskadi, se ratifica la hegemon¨ªa total del PNV. Convertido en un partido atrapalotodo de manual, ha mordido a izquierda y derecha, entre votantes que se sienten solo vascos y tambi¨¦n entre los de identidad solo espa?ola. EH Bildu se ha aposentado como primera espada de la oposici¨®n. Su votante es el m¨¢s fiel y se ha beneficiado de la descomposici¨®n de Podemos. Este ¨²ltimo sufre fugas muy parecidas a las de otras de sus marcas territoriales en las auton¨®micas del pasado a?o, entre la mitad y dos tercios de los apoyos. Como en Galicia, el PSE resiste, pero no capitaliza ni la ca¨ªda de Podemos ni estar en el Gobierno.
Quiz¨¢ el fracaso m¨¢s llamativo sea el de la alianza del PP y Cs. Se confirma que las coaliciones preelectorales rara vez suman y esta ha fracasado en todos sus objetivos: ha vuelto testimonial al PP de Euskadi y no ha impedido la emergencia de Vox. Se certifica el viejo principio del darwinismo pol¨ªtico: gana m¨¢s quien mejor se adapta al terreno. No es solo que la covid-19 haya imprimido en el votante la querencia de estabilidad, tambi¨¦n ha primado a las fuerzas que se considera que defienden mejor los intereses espec¨ªficos de su tierra. Una llamada de atenci¨®n a los que piensan que un partido empieza y acaba en la M-30.
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