Chupones

Admito haber tenido tendencias vamp¨ªricas desde muy joven y en ambas modalidades, vampirizado yo gustosamente y vampirizando sin darme cuenta. Todo ello con apenas derramamiento de sangre. As¨ª que al saber que Vampiros, la evoluci¨®n del mito, clausurada en marzo poco despu¨¦s de abrirse, hab¨ªa despertado de su letargo y estaba abierta en Atocha hasta septiembre, me fui a CaixaForum desprovisto de crucifijo y ristra de ajos. El vampirismo no es un humanismo, y lo sab¨ªamos. Su m¨¢ximo s¨ªmbolo es un murci¨¦lago, y el primer acierto de la exposici¨®n es iniciarla con cuatro grabados de Goya en los que el mam¨ªfero volador que tanto obsesionaba al aragon¨¦s comparte sala con otros visionarios de la pintura y con el ap¨®stol del mito, Bram Stoker, de quien se puede ver el manuscrito original de su novela Dr¨¢cula. Llama la atenci¨®n el Capricho n? 45, Mucho hay que chupar; sus comeni?os no son m¨¢s truculentos que otros rufianes goyescos, pero el comentario del artista tiene la llaneza brutal de tantos de sus escritos: ¡°Parece que el hombre nace y vive para ser chupado¡±. En el repertorio de rijosos y alcahuetas de Goya, chupado y chupador son de ambos sexos, ambiguos o binarios, como si anunciaran el moderno salto de la vampiresa al transvampiro. Asombra en la muestra de la Cinemateca Francesa la cantidad de andr¨®ginos reflejados en el espejo de la moda, el arte y, sobre todo, el cine. ?Contagio yugular? La exposici¨®n es un desaf¨ªo al statu quo. Las muchas alas presentes, membranosas o no, nos recuerdan nuestra parte y origen animal. ?Qui¨¦n chupa a qui¨¦n? En mitad del recorrido surge la c¨¢mara del horror pol¨ªtico, con sus caricaturas de chupones hist¨®ricos y c¨¦lebres iconos del capitalismo succionador. El visitante espa?ol se pregunta: ?y los de aqu¨ª? Con tanto vampiro de colmillo retorcido y tanta vamp de melena rubia, ?ning¨²n chup¨®ptero nuestro?

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