Ilustres ¡®fans¡¯

No escribi¨® ni una l¨ªnea pero tuvo a quien lo hizo por ¨¦l: el fil¨®sofo comadr¨®n de la conducta humana, S¨®crates, y el primer escritor fan de la historia, Plat¨®n, que oy¨® elucubrar al maestro, le sigui¨® hasta el final y le dio voz, sentido y encarnaci¨®n en sus Di¨¢logos. El fen¨®meno de la adoraci¨®n entre semejantes se repite en la literatura. Nada sabr¨ªamos de La Bo¨¦tie, muerto a los 30 a?os, si su ¨ªntimo amigo Montaigne no le hubiera sacado del anonimato y publicado su obra. Otras veces, el seguidor tiene aspiraciones propias pero las pone a la sombra de la figura mayor: Trelawny oscureci¨¦ndose en sus Memorias f¨²nebres de Byron y Shelley, Eckermann como interlocutor de Goethe en sus Conversaciones, el poeta Jos¨¦ Luis Cano perfilando de cerca a Vicente Aleixandre en Los cuadernos de Velintonia.

De una editorial reci¨¦n descubierta, Hatari Books, que edita con esmero y elegancia buenos libros en torno al cine y la literatura, he le¨ªdo el recomendable Recordando al Sr.Maugham. Seg¨²n el modelo de otro cl¨¢sico del g¨¦nero fan¨¢tico, la vida del Dr. Johnson de Boswell, uno de los grandes guionistas de Hollywood, Garson Kanin, hizo una operaci¨®n similar tomando como imagen de culto a W. Somerset Maugham, novelista y dramaturgo hoy desprovisto del renombre que tuvo (aqu¨ª lo rescata ahora Atalanta). Maugham fue la ant¨ªtesis de Henry James, quien quiz¨¢ fue su n¨¦mesis; sus roces, sus afinidades, sus escaramuzas, las cuenta Kanin dando el rango debido a James pero defendiendo el astuto desequilibrio de Maugham, capaz de lo m¨¢s rancio y lo m¨¢s atrevido. Kanin anota d¨ªa a d¨ªa, y, tan buen dialoguista, traza un vivaz retrato de grupo de la intelligentsia de la primera mitad del siglo XX, con W.S.M. de h¨¦roe central y antih¨¦roe: locuaz y tartamudo, inseguro y altivo, promiscuo y no infiel. Un escritor de talento que vendi¨® una parte de ¨¦l al ¨¦xito.