Muerte de un jornalero
El ¡®caso Bland¨®n¡¯ revela la condici¨®n infrahumana de algunas tareas agr¨ªcolas
La muerte del jornalero Eleazar Benjam¨ªn Bland¨®n el s¨¢bado en Lorca produce una reacci¨®n inmediata de verg¨¹enza. En un pa¨ªs de la Uni¨®n Europea, en el a?o 2020, un trabajador es abandonado delante de un centro de salud por la camioneta que traslada y recoge a los jornaleros y muere a consecuencia de un golpe de calor cuyas fatales consecuencias podr¨ªan haberse evitado simplemente con las cautelas preventivas adecuadas para un trabajo que se desarrolla a pleno sol, a una temperatura de 44 grados, en jornadas extenuantes y mal pagadas. Bland¨®n era nicarag¨¹ense. Sali¨® de su pa¨ªs para evitar las represalias de su Gobierno y solicit¨® asilo en Espa?a. La demora en la tramitaci¨®n le oblig¨® a desempe?ar trabajos clandestinos hasta que muri¨® en Lorca v¨ªctima de un golpe de calor y de la conducta atroz de quienes prefirieron esperar ¡°a que terminara la jornada laboral¡± para ahorrarse un viaje que le hubiera salvado la vida. El relato remite a los t¨®picos de esa Espa?a negra que el conjunto de la sociedad daba por superados en los ¨²ltimos cincuenta a?os.
La primera impresi¨®n es que estamos ante un posible delito de negaci¨®n de auxilio que deber¨ªa ser investigado y sancionado con rigor. Investigaci¨®n que, por supuesto, hay que hacer extensiva a los capataces de la explotaci¨®n y al propietario. Las conductas presuntamente delictivas, que pueden atribuirse al retraso en el tratamiento m¨¦dico (ni siquiera se pens¨® en pedir una ambulancia) o el pat¨¦tico abandono en la puerta del centro sanitario, reflejan un fondo de explotaci¨®n laboral fraudulenta, no por denunciada menos extendida y, desgraciadamente, impune en muchos casos. Hay una investigaci¨®n pendiente de las redes de explotaci¨®n de inmigrantes (con o sin papeles) y de jornaleros clandestinos en muchas zonas agr¨ªcolas del pa¨ªs. Es una tarea de inspecci¨®n y limpieza que conviene en primer lugar a los empresarios que contratan legalmente a los jornaleros y ajustan las faenas a la legislaci¨®n vigente. Nadie m¨¢s interesado que ellos en que se se?ale con el dedo la explotaci¨®n infrahumana de los trabajadores y se erradique la recluta de inmigrantes con jornadas de 11 horas a cambio de salarios de hambre.
Las redes fraudulentas de sobrexplotaci¨®n tienen un cierto grado de complejidad. Intervienen en ellas intermediarios del m¨¢s variado pelaje, que se ocupan de reclutar a los inmigrantes y temporeros, facilitar su transporte hasta los campos de trabajo y esquilmarlos mediante el cobro de comisiones.
Ante un episodio mortal como el de Bland¨®n cabe reclamar que se acabe con la sobrexplotaci¨®n, con las mafias y con la costumbre de ¡°mirar hacia otro lado¡±. ¡°Todo el mundo lo sab¨ªa¡± es la frase m¨¢s letal que existe para el ordenamiento democr¨¢tico de la sociedad y del trabajo; un insulto a la estabilidad social del pa¨ªs.
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