Independencia
Quim Torra ha encontrado, por fin, el m¨¦todo para que Europa, desde su coraz¨®n mismo, desde Bruselas, haya reconocido la excepcionalidad catalana
Por algo se empieza. Quim Torra ha conseguido, por fin, el reconocimiento internacional que buscaba. Un paso crucial para completar los ya dados por el em¨¦rito Carles Puigdemont, en pos de lo mismo. Empez¨® B¨¦lgica, uno de los Estados m¨¢s j¨®venes de Europa, y uno de los que m¨¢s sangre ha costado al sue?o europeo por su, eso si, poco voluntaria vocaci¨®n de territorio ¡°tap¨®n¡±. No se le ocurri¨® cosa mejor al Gobierno belga que aconsejar a sus ciudadanos no viajar a Catalu?a. No sab¨ªa Bruselas bien lo que empezaba: hace m¨¢s o menos una semana comenz¨® a romperse Europa. Todo tuvo su principio en el bichito criminal, y Torra se dio cuenta enseguida de que Catalu?a pod¨ªa muy bien distinguirse de Espa?a por la diferente implantaci¨®n de la pandemia de covid-19. Qu¨¦ mejor prueba de una naturaleza distinta que la respuesta diferenciada a una agresi¨®n similar. Ah¨ª no caben manipulaciones estad¨ªsticas. Quim Torra ha encontrado, por fin, el m¨¦todo para que Europa, desde su coraz¨®n mismo, desde Bruselas, haya reconocido la excepcionalidad catalana.
Aunque durante los pr¨®ximos d¨ªas se percibe que la competencia va a ser dura, porque tanto I?igo Urkullu, por parte del nacionalismo m¨¢s asentado, como Isabel D¨ªaz Ayuso, en la que residen las mejores esencias del centralismo espa?ol, han reaccionado para demostrar que no est¨¢n fuera de combate: desde Europa se han producido avisos a los ciudadanos para que no viajen ni a Catalu?a, ni a Euskadi ni a Madrid, porque hay un riesgo alto de contagio. Eso cualquier europeo lo interpreta en el peor de los posibles escenarios para los independentistas: viajar a Espa?a es ahora peligroso. Desde el Pa¨ªs Vasco, pero sobre todo desde Catalu?a, se ve el rechazo ampliado como una intolerable generalizaci¨®n, como una lectura aviesa de nuestra organizaci¨®n territorial.
D¨ªaz Ayuso, presidenta de Madrid porque los madrile?os la votan, ha conseguido con sus escandalosas cifras de la gesti¨®n del virus dos objetivos. El primero, que no parezca que su actuaci¨®n se trataba de un concurso con Torra a ver qui¨¦n ten¨ªa menos neuronas en funcionamiento; y el segundo, ponerse a la cabeza de una tendencia que ya asoma en las encuestas y en la derecha que pasa no solo por revisar el papel de las autoridades sanitarias en un caso como el de la covid, sino todo el equilibrio constitucional comenzado en 1978. La ausente transparencia en el asunto del em¨¦rito y su marcha va en la misma direcci¨®n.
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