Alemania unida: los pr¨®ximos 30 a?os
Esta Rep¨²blica Federal es tan s¨®lida gracias a sus propias cualidades, pero tambi¨¦n porque est¨¢ construida sobre dos pilares: el proyecto com¨²n europeo y el v¨ªnculo transatl¨¢ntico con EE UU
Feliz cumplea?os, Alemania. Cumplir¨¢s nada menos que 30 a?os el s¨¢bado 3 de octubre, el aniversario de la unificaci¨®n en 1990. Un momento, ?no son 71 a?os? Eso, si hablamos de la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Federal en 1949. ?O 149, si nos remontamos a la primera unificaci¨®n en 1871? ?O 1.220 a?os, si consideramos que la coronaci¨®n de Carlomagno en el a?o 800 fue el principio de lo que los alemanes llaman el Reich, m¨¢s conocido como el Sacro Imperio Romano Germ¨¢nico? ?O unos 2.000 a?os, si nos parece que el brillante centrocampista del Bayern de M¨²nich Bastian Schweinsteiger es remoto descendiente de los miembros de aquellas tribus guerreras, pero protodemocr¨¢ticas que describi¨® T¨¢cito en su Germania?
Contestar una pregunta aparentemente tan sencilla como cu¨¢ntos a?os tiene Alemania no lo es en absoluto. No obstante, me atrevo a decir que las tres ¨²ltimas d¨¦cadas han sido las mejores de toda esa larga y complicada historia. Si a alguien se le ocurre otro periodo mejor para la mayor¨ªa de los alemanes y sus relaciones con la mayor¨ªa de sus vecinos, me gustar¨ªa saberlo. Esta es la mejor Alemania que hemos conocido. En un mundo agitado por el populismo, el fanatismo y el autoritarismo, la Rep¨²blica Federal es un modelo de estabilidad, civismo y moderaci¨®n, cualidades encarnadas en la propia canciller Angela Merkel.
Ahora bien, los retos nacionales y regionales que ha afrontado Alemania en los ¨²ltimos 30 a?os no son nada en comparaci¨®n con los problemas mundiales que le aguardan en los 30 pr¨®ximos. A diferencia de otras democracias, entre las que hay algunos miembros del sur de la eurozona como Grecia y Espa?a, Alemania no ha vivido a¨²n la prueba de una crisis econ¨®mica verdaderamente grave. En parte por su gran fortaleza econ¨®mica, pero tambi¨¦n por el crecimiento de mercados de exportaci¨®n como China, que se abri¨® con la globalizaci¨®n, las ventajas de formar parte del euro y una reserva de mano de obra cualificada y barata en el este de Centroeuropa. No hay ninguna garant¨ªa de que en los pr¨®ximos a?os las circunstancias geoecon¨®micas sean tan favorables, ni el contexto geopol¨ªtico, tan benigno.
En la reciente presentaci¨®n de su admirable y elogioso libro Why the Germans Do It Better [Por qu¨¦ los alemanes lo hacen mejor], preguntaron al periodista brit¨¢nico John Kampfner qu¨¦ pensaban los alemanes del Brexit. Despu¨¦s de comentar que al principio se sorprendieron, luego se horrorizaron y ahora miran con desd¨¦n la p¨¦sima gesti¨®n que est¨¢ haciendo Gran Breta?a, asegur¨® que, si los alemanes hubieran hecho algo similar al Brexit, de inmediato habr¨ªan creado una comisi¨®n multipartidista en el Bundestag y habr¨ªan elaborado un plan serio y racional para su aplicaci¨®n.
Es un experimento mental interesante, pero debemos evitar la falacia de extrapolar. Si Alemania hubiera decidido salir de la UE, eso presupondr¨ªa el triunfo de un movimiento nacionalista frente al que la Alternativa para Alemania (AfD) parecer¨ªa una ONG vegetariana. Ese movimiento, desde luego, no se atendr¨ªa a las normas actuales de la pol¨ªtica alemana, que dictan la sensatez y la b¨²squeda de consensos. Adem¨¢s, para Alemania, pertenecer a la Uni¨®n Europea tiene un significado existencial que no tiene para el Reino Unido, y Alemania es m¨¢s importante para la Uni¨®n. Podemos imaginar una Gran Breta?a que despu¨¦s del Brexit se las arregle por su cuenta, fuera de la UE, y una UE sin Gran Breta?a. Pero es imposible imaginar una Alemania sin el s¨®lido marco europeo, y mucho menos una UE sin Alemania.
Esta es la clara conclusi¨®n de una magn¨ªfica historia breve de Alemania reci¨¦n publicada, Wie wir wurden, was wir sind [C¨®mo nos convertimos en lo que somos], de Heinrich-August Winkler, uno de los principales historiadores del pa¨ªs. En su opini¨®n, el primer Reich, el Sacro Imperio Romano Germ¨¢nico, fue una fase fundamental y constituyente de la historia alemana, igual que lo que denomina la ¡°situaci¨®n insular, propensa a la libertad¡±, lo es para la historia de Inglaterra. A diferencia de esta ¨²ltima, en Alemania, la historia medieval y de la primera Edad Moderna tuvo muchas capas de leyes, soberan¨ªa y autoridad. La obra m¨¢s famosa de Winkler es una voluminosa historia de Alemania titulada Der lange Weg nach Westen [El largo camino hacia Occidente], y el comienzo del nuevo libro es una cita de la meditada proclamaci¨®n que hizo el entonces presidente federal Richard von Weizs?cker el 3 de octubre de 1990: ¡°Ha llegado el d¨ªa en el que, por primera vez en la historia, toda Alemania ha encontrado su lugar duradero en el c¨ªrculo de las democracias occidentales¡±. Sin embargo, lo que me impresiona del eminente historiador es el tono esc¨¦ptico, preocupado e incluso de advertencia con el que aconseja a sus compatriotas que permanezcan firmemente aferrados a Europa e incluso al Occidente transatl¨¢ntico.
La preocupaci¨®n me parece justificada. A pesar del euroescepticismo xen¨®fobo de AfD, no debemos inquietarnos mucho por lo que respecta a Europa. Es una palabra que aparece en los discursos alemanes con tanta frecuencia como ¡°am¨¦n¡± en una iglesia. Los alemanes, en su mayor¨ªa, son muy conscientes de que su futuro es inseparable del de la Uni¨®n Europea. Pero no ocurre lo mismo respecto a la idea de Occidente, que se menciona pocas veces y casi como una reliquia de la Guerra Fr¨ªa. A casi todos los europeos les horroriza y repugna Trump, pero la actitud de los alemanes respecto a EE UU en general tiene una acidez especial. En los medios alemanes hoy es habitual meter el pa¨ªs norteamericano en el mismo saco que China y Rusia.
Alemania ha abrazado el grito de batalla sobre la ¡°soberan¨ªa europea¡± con entusiasmo. Si ¡°soberan¨ªa europea¡± quiere decir ¡°los europeos debemos esforzarnos m¨¢s en defender nuestros intereses¡±, es algo positivo. Pero si significa ¡°podemos arregl¨¢rnoslas sin los yanquis¡±, es un error peligroso. El car¨¢cter planetario de los retos que vamos a afrontar los pr¨®ximos 30 a?os exige colaboraci¨®n mundial entre las democracias, no limitarse al ¨¢mbito regional.
Por usar una vaga analog¨ªa hist¨®rica, la gran suerte de Alemania desde 1990 ha sido la de formar parte de un Sacro Imperio Romano Germ¨¢nico y, a diferencia de los antiguos germanos descritos por T¨¢cito, un imperio romano. El Sacro Imperio de la UE le ha garantizado la prosperidad y ha dado muchas m¨¢s libertades y oportunidades a sus ciudadanos. El imperio romano de la alianza occidental encabezada por EE UU ha garantizado su seguridad militar y ha proporcionado un marco m¨¢s amplio de valores compartidos y alcance mundial. Esa Roma americana no va a volver a ser lo que era. Si Trump obtiene un segundo mandato, nadie sabe lo que pasar¨¢. El exconsejero de Seguridad Nacional John Bolton dice que puede incluso hacer que EE UU se retire de la OTAN. En ese caso, Europa tendr¨ªa que proteger su propia seguridad, una tarea para la que sigue estando mal equipada. En cambio, si Joe Biden es presidente, es posible que EE UU vuelva a ser un defensor indispensable del orden liberal internacional del que Alemania depende m¨¢s que ning¨²n otro pa¨ªs. En este sentido, la pr¨®xima fecha importante para los alemanes no es el 3 de octubre, sino el 3 de noviembre, cuando se celebren las elecciones seguramente m¨¢s cruciales en la historia del Occidente transatl¨¢ntico moderno.
Timothy Garton Ash es catedr¨¢tico de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford e investigador en la Universidad de Stanford.
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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