El miedo a la verdad en Colombia
La historia del conflicto armado comienza a salir a flote. Lo que piden sectores sociales y pol¨ªticos es que todos cuenten su parte
El s¨¢bado, la extinta guerrilla de las FARC, ahora convertida en partido pol¨ªtico, emiti¨® un comunicado en el que reconoce su participaci¨®n en una serie de homicidios de impacto nacional, entre ellos los del pol¨ªtico conservador ?lvaro G¨®mez y el acad¨¦mico Jes¨²s Bejarano. Ambos reconocimientos sorprendieron al pa¨ªs, pero para los expertos la probabilidad de que, en su momento, las FARC estuvieran detr¨¢s de los hechos no era remota.
En el caso de ?lvaro G¨®mez, las FARC ¨Cy particularmente Manuel Marulanda, quien fue el m¨¢ximo com¨¢ndate de esa guerrilla por varias d¨¦cadas¨C nunca le perdonaron las denuncias de los a?os 60 del siglo XX sobre la existencia de ¡°rep¨²blicas independientes¡±. Denuncias que provocaron bombardeos y operaciones militares contra campesinos en varias zonas del pa¨ªs. Para esos a?os, G¨®mez era el representante m¨¢s fuerte de la derecha; su padre, Laureano G¨®mez, era el mejor representante del fascismo en el pa¨ªs. Jaime Guaracas, un viejo militante y fundador de las FARC, en una entrevista dec¨ªa lo siguiente:
¡°El Ej¨¦rcito arras¨® con todo; lo que no saquearon se lo comieron, comenzando por el ganado; en Marquetalia acabaron con el ganado, con los cerdos y las gallinas. Tambi¨¦n acabaron con la producci¨®n agr¨ªcola; todo eso se lo comi¨® el Ej¨¦rcito, como si los productos agr¨ªcolas y los animales dom¨¦sticos tuvieran filiaci¨®n pol¨ªtica. Uno entiende que en una guerra esas cosas son as¨ª, pero Marquetalia no estaba en guerra, esa era una zona por dem¨¢s pac¨ªfica, la guerra y la violencia la impuso el gobierno de Guillermo Le¨®n Valencia, con el respaldo de la C¨¢mara de Representantes de esa ¨¦poca, del Congreso de esa ¨¦poca; a¨²n recordamos las posiciones de ?lvaro G¨®mez Hurtado, que instigaron para que se nos atacara de esa forma¡±.
El propio Manuel Marulanda V¨¦lez, en un comunicado de 1999, manifest¨®:
¡°Por primera vez en 34 a?os de confrontaci¨®n armada declarada por el Estado en 1964, a 48 hombres con la asesor¨ªa militar y ayuda econ¨®mica del Gobierno de los Estados Unidos, quien le entreg¨® 500 millones de pesos al presidente de ese entonces Guillermo Le¨®n Valencia, para acabar con las supuestas ¡°rep¨²blicas independientes¡± que exist¨ªan tan solo en la mente del parlamento, en cabeza del doctor ?lvaro G¨®mez (que en paz descanse), quien promovi¨® un fogoso debate en el congreso contra estas, para justificar la represi¨®n; mientras no lo hizo, con la real Rep¨²blica independiente situada en Loma Linda (Meta); santuario norteamericano, donde permanec¨ªan un gran n¨²mero de ciudadanos de este pa¨ªs, armados y sin ning¨²n control estatal, a cuyo campamento no pod¨ªan entrar ni los generales colombianos. Motivados por el doctor G¨®mez, el congreso facult¨® al presidente y a los altos mandos militares, para que nos pasaran la cuenta de cobro por haber enfrentado las dictaduras de Laureano G¨®mez y el general Rojas Pinilla, a pesar de haber sido nosotros amnistiados e indultados por una ley del parlamento. Huyendo a la represi¨®n oficial, nos radicamos como colonos en la regi¨®n de Marquetalia (Tolima), donde el estado nos expropi¨® fincas, ganados, cerdos y aves de corral; extendiendo esta medida a miles de compatriotas por no compartir con la pol¨ªtica bipartidista del frente nacional¡±.
Pero sumado a esto, para los a?os noventa del siglo XX las FARC ven¨ªan en una avanzada militar enorme, la cual signific¨® la toma militar de poblaciones enteras, la toma a bases y operaciones militares que involucraban centenares de guerrilleros. A la vez, el presidente de ese momento, Ernesto Samper (1994-1998), estaba en medio de un l¨ªo jur¨ªdico, y un sector de la ¨¦lite promov¨ªa un golpe de Estado. Acudiendo a la teor¨ªa marxista de agudizar las contradicciones, las FARC entonces, como t¨¢ctica militar, habr¨ªan asesinado a ?lvaro G¨®mez para hacer explotar las tensas relaciones de la ¨¦lite. Seg¨²n ellos, esto har¨ªa colapsar el r¨¦gimen. De hecho, al siguiente Gobierno, en la administraci¨®n de Andr¨¦s Pastrana (1998-2002), el Estado colombiano tuvo que hacer un repliegue pol¨ªtico y permiti¨® las negociaciones de paz del Cagu¨¢n.
Si bien el ?lvaro G¨®mez de los a?os noventa era muy diferente al de los sesenta y setenta, tambi¨¦n se puede decir que si algo nos ha ense?ado la violencia colombiana es que nada se olvida. Como dicen los campesinos colombianos, ¡°no hay plazo que no venza y deuda que no se pague¡±.
Frente al asesinato de Jes¨²s Bejarano, el radicalismo de la ¨¦poca ser¨ªa la explicaci¨®n. En medio de la ola de violencia que afectaba al pa¨ªs, y de la brutal avanzada paramilitar, las FARC ve¨ªan enemigos en todos lados. Hubo sectores radicales que, incluso, lo acusaron de ser de la CIA y la inteligencia militar.
La verdad del conflicto comienza a salir a flote. Ahora, lo que piden muchos sectores sociales y pol¨ªticos es que la otra parte, es decir, el establecimiento colombiano, las fuerzas pol¨ªticas que siempre han gobernado y las fuerzas militares cuenten su parte de la verdad. Por ejemplo, qui¨¦nes ordenaron matar a los candidatos presidenciales de izquierda: Bernardo Jaramillo, Jaime Pardo Leal o Pizarro. Qui¨¦nes ordenaron y participaron en la ¡°guerra sucia¡± que dej¨® miles de militantes de izquierda asesinados. Qu¨¦ pol¨ªticos estuvieron detr¨¢s del despojo de seis millones de hect¨¢reas de tierra o detr¨¢s de los falsos positivos. Todas esas preguntas cada vez se hacen de forma m¨¢s seguida.
Tambi¨¦n, con la verdad revelada por las FARC, queda claro que sin el proceso de paz y la justicia transicional nunca se habr¨ªa sabido esto, pues durante 25 a?os el proceso de ?lvaro G¨®mez estuvo dando vueltas en la justicia colombiana.
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