Qu¨¦ risa
No es dif¨ªcil si se mira despacio, saber lo que es preciso hacer. Gobernar y ejercer la oposici¨®n
Ay, qu¨¦ risa me da mi risa, dec¨ªa Gracita Morales para conseguir el favor de los espectadores.
Los ciudadanos decentes no pueden dejarse llevar por la desesperanza ni la desesperaci¨®n. La tentaci¨®n es enorme. Hay, por un lado, la oferta permanente de la ¡°cirug¨ªa de hierro¡±, la que supone el final de las autonom¨ªas, por ejemplo que, como siempre, viene de la extrema derecha.
Pero ahora nos llega una presunta nueva amenaza, que es la que tiene a la pol¨ªtica y, por supuesto, a los y las pol¨ªticos/as como el nuevo enemigo a batir. Es una amenaza que parte del propio terreno, algo as¨ª como un ¡°fuego amigo¡±, que puede causar bajas donde menos se espera. Viene envuelta en una m¨¢s que bienintencionada y espl¨¦ndida prosa.
No es fuego amigo, sino fuego muy amigo. Parte de una desconsoladora realidad, que es la de que hoy en Espa?a se debate, o quiz¨¢ no se debata, nada m¨¢s que la capacidad de los pol¨ªticos para hacer algo que sirva al pa¨ªs.
No hay nada m¨¢s oportuno que ¡°Dios nos asista¡±, recordando a Larra. A continuaci¨®n de s¨®lida, incontestable, exposici¨®n de horrores. Verdad lo de Larra, pero este pa¨ªs ha demostrado ya que se puede poner de acuerdo sobre las cosas fundamentales. Una de ellas, y vale como ejemplo, es justamente la transici¨®n que tuvo y tiene dos enemigos, los nacionalismos, muy crecidos hoy sobre todo en Catalu?a donde se muestran capaces de cualquier maniobra que promueva sus cortos intereses, y la extrema derecha de siempre.
A todo esto le sabr¨¢ hacer frente, una vez m¨¢s, el pueblo espa?ol aliado a sus pol¨ªticos. Espa?a ya ha sabido una vez afrontar una situaci¨®n tan delicada como la que vivimos ahora. Y realmente no deber¨ªa ser tan dif¨ªcil porque en aquellos momentos la generosidad de los contrincantes se sobrepuso a los intereses inmediatos elevando por encima de ellos hechos que parec¨ªan inalcanzables. ?Acaso huelen m¨¢s los muertos de Paracuellos o de Badajoz ahora que entonces? Es la misma t¨¢ctica de la extrema derecha, asumida ahora por una derecha que se siente comprensiva para llegar a alg¨²n poder.
La irresponsabilidad de Pablo Casado alcanza a sus l¨ªmites, pero m¨¢s lejos va a¨²n la de Ciudadanos, que han podido dejar a un lado los est¨²pidos prejuicios de Albert Rivera. No es dif¨ªcil, si se mira despacio, saber lo que es preciso hacer. Gobernar y ejercer la oposici¨®n. ?Qu¨¦ risa me da mi risa!
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