Las Am¨¦ricas sin Trump
Un triunfo de Biden y Harris resituar¨ªa las relaciones del continente y restaurar¨ªa el di¨¢logo
Nada est¨¢ escrito en piedra, menos en tiempos tan inestables, pero la posibilidad de que Joe Biden y Kamala Harris lleguen a la Casa Blanca es cada vez mayor. No es recomendable abultar expectativas sobre un cambio de mando en la potencia global, ahora ni nunca, ya que puede alentar los peores desequilibrios. Aun as¨ª, vale la pena correr el riesgo e imaginar qu¨¦ podr¨ªa pasar en las relaciones interamericanas si Trump abandona el poder. La generalizada percepci¨®n de que esta presidencia ha sido desastrosa para la pol¨ªtica exterior de EEUU anuncia un cambio. Desde el punto de vista global, el desplazamiento m¨¢s previsible ser¨ªa una recomposici¨®n paralela de las relaciones con China y Europa. Esa recomposici¨®n podr¨ªa generar tensiones con Rusia, pero no regresar¨ªa al nivel de aspereza que hubo con Obama. La grave situaci¨®n impuesta por la pandemia funciona como contenci¨®n dom¨¦stica de las potencias, como se observa en Bielorrusia o en la guerra entre Azerbaiy¨¢n y Armenia. En Am¨¦rica Latina, el fin de la era Trump supondr¨ªa ajustes en la pol¨ªtica migratoria y fronteriza, la erradicaci¨®n del lenguaje antimexicano y la reformulaci¨®n de la estrategia hacia Centroam¨¦rica y el Caribe, Venezuela y Cuba. Tan s¨®lo algunos giros en esos frentes producir¨ªan un clima favorable a la reconstrucci¨®n de v¨ªnculos diplom¨¢ticos y comerciales en una regi¨®n m¨¢s dividida que nunca desde la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn.
Biden y Harris han propuesto revertir la separaci¨®n de familias migrantes, el enjuiciamiento de menores y las redadas en centros de trabajo, escuelas, hospitales, iglesias y lugares de recreaci¨®n y esparcimiento. Tambi¨¦n han llamado a levantar trabas a visas de ingreso y permisos de residencia y a restablecer el programa de los dreamers con leyes ben¨¦ficas para inmigrantes radicados desde ni?os. El golpe de tim¨®n migratorio ser¨¢ positivo para la relaci¨®n con Centroam¨¦rica, el Caribe y M¨¦xico. No verlo as¨ª, y asumir pasivamente el rol de polic¨ªa fronterizo, mientras Trump alardeaba con el muro y reiteraba amenazas racistas y xen¨®fobas, ha sido uno de los grandes errores de la pol¨ªtica exterior del presidente L¨®pez Obrador.
Un error que se inscribe en una apuesta diplom¨¢tica mal dise?ada, que consisti¨® en fijar una ¨²nica prioridad: llevarse bien con Trump. Esa focalizaci¨®n excesiva descuid¨® la relaci¨®n con China, afectada por el rechazo al libre comercio de Washington, y, al mismo tiempo, pospuso el relanzamiento de v¨ªnculos con Am¨¦rica Latina. La esperada proyecci¨®n latinoamericana de M¨¦xico, al frente de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribe?os (CELAC), no pas¨® de un entendimiento inicial con el Gobierno argentino de Alberto Fern¨¢ndez, plasmado en la posici¨®n com¨²n ante el golpe en Bolivia, pero enturbiado por la divergencia en torno al r¨¦gimen de Nicol¨¢s Maduro. La (no) pol¨ªtica de Trump, basada en un v¨ªnculo personalista y arbitrario con l¨ªderes derechistas como Jair Bolsonaro, Jeanine ??ez e Iv¨¢n Duque, amplific¨® las tensiones. Como se vio en el caso venezolano, esa mezcla de racismo, aislacionismo y trato ideol¨®gico preferencial, lejos de crear un clima de interlocuci¨®n dentro de la OEA, dividi¨® a¨²n m¨¢s a los miembros. La oportunidad de los informes de Michelle Bachelet y la Misi¨®n Internacional Independiente se frustr¨® por los ardides geopol¨ªticos de Caracas y La Habana, y por la fobia a foros multilaterales y los constantes gui?os de la Casa Blanca a soluciones golpistas e intervencionistas.
Otro elemento de consenso hemisf¨¦rico, la normalizaci¨®n diplom¨¢tica con Cuba, tambi¨¦n fue abandonado. La administraci¨®n republicana regres¨® al viejo h¨¢bito de hacer promesas de mano dura contra el r¨¦gimen, con el fin de cortejar el voto cubanoamericano en Florida. Esa regresi¨®n se reflej¨®, incluso, en los nexos con aliados tradicionales en Suram¨¦rica como Chile, Colombia o Panam¨¢, que han ido perdiendo contenido y ganando en desconfianza.
En sectores de las ¨¦lites econ¨®micas y pol¨ªticas latinoamericanas existe la imagen distorsionada de que a la regi¨®n le va mejor con administraciones republicanas. Esa percepci¨®n se afinca en lecturas estrictamente bilaterales del v¨ªnculo con EEUU que descuidan la perspectiva continental. Una revisi¨®n veloz del siglo XX arroja que las naciones latinoamericanas han avanzado m¨¢s en su integraci¨®n bajo Gobiernos dem¨®cratas que republicanos. As¨ª fue durante el New Deal de Franklin D. Roosevelt y Harry Truman, en la segunda mitad de los setenta con Jimmy Carter, en los noventa con Bill Clinton y en el periodo de Obama.
Un traspaso del Gobierno de Estados Unidos a dos pol¨ªticos profesionales, con una larga experiencia en relaciones internacionales, como Joe Biden y Kamala Harris, podr¨ªa restaurar el di¨¢logo diplom¨¢tico a nivel hemisf¨¦rico. Esa reconducci¨®n de los v¨ªnculos interamericanos en un momento tan cr¨ªtico como el de la pospandemia, deber¨ªa contribuir al fortalecimiento de los propios mecanismos diplom¨¢ticos latinoamericanos y caribe?os, tan deteriorados en los ¨²ltimos a?os.
Rafael Rojas es historiador.
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