Morir y vivir en paz
La ley de eutanasia aumenta la libertad agregada de la sociedad, pero dictar por ley una semana laboral de cuatro d¨ªas la recortar¨ªa
Espa?a es el pa¨ªs que se toma m¨¢s en serio la dignidad. No por casualidad nuestra aportaci¨®n m¨¢s reciente al l¨¦xico global ha sido la palabra indignados. Y lo vemos estos d¨ªas con dos debates tan opuestos en apariencia como similares en el fondo: sobre la muerte digna, con la aprobaci¨®n de la Ley de Regulaci¨®n de la Eutanasia, y sobre la vida digna, con la ...
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Espa?a es el pa¨ªs que se toma m¨¢s en serio la dignidad. No por casualidad nuestra aportaci¨®n m¨¢s reciente al l¨¦xico global ha sido la palabra indignados. Y lo vemos estos d¨ªas con dos debates tan opuestos en apariencia como similares en el fondo: sobre la muerte digna, con la aprobaci¨®n de la Ley de Regulaci¨®n de la Eutanasia, y sobre la vida digna, con la propuesta de reducir la semana laboral a 32 horas, porque, como se?al¨® I?igo Errej¨®n, ¡°la vida no puede ser s¨®lo ir de casa al trabajo y del trabajo a casa¡±.
Somos pioneros en legalizar la eutanasia y, teniendo en cuenta que hace dos suspiros hist¨®ricos est¨¢bamos en una dictadura nacional-cat¨®lica, la evoluci¨®n de Espa?a a la vanguardia progresista de la humanidad (divorcio, aborto, matrimonio gay, entre otros avances en poco m¨¢s de una generaci¨®n) es un milagro sociol¨®gico.
Bravo porque el progreso es bueno, pero legislar sobre el progreso no siempre lo es. Reconocer el derecho a una muerte digna es una medida liberal porque nos permite decidir sobre un aspecto crucial de la vida: c¨®mo terminarla. La ley de eutanasia aumenta la libertad agregada de la sociedad, pero dictar por ley una semana laboral de cuatro d¨ªas la recortar¨ªa, constri?endo todav¨ªa m¨¢s a nuestros maniatados empresarios y trabajadores.
Decidir el horario laboral ¨®ptimo desde el sill¨®n del Congreso es, am¨¦n de vanidoso (?qui¨¦n sabe mejor que yo si necesito 5, 4, o 3 d¨ªas a la semana para conciliar?), ineficaz. Como indica el economista Florentino Felgueroso, el fracaso franc¨¦s de aplicar por decreto la semana de 35 horas deber¨ªa ense?arnos que es mejor delegar los cambios sociales a los agentes implicados. Y es injusto, porque, como ocurre con la jornada continua en los colegios, sospechamos que s¨®lo unos grupos (como los funcionarios) acabar¨ªan trabajando 32 horas con el mismo sueldo.
A los espa?oles nos conviene reducir nuestra maratoniana jornada laboral, virando de una cultura del trabajo r¨ªgida y presencialista a una flexible y por objetivos. Y, como para cualquier reforma laboral, tenemos dos modelos en nuestro entorno: el horizontal (Pa¨ªses Bajos o n¨®rdicos), que conf¨ªa en los acuerdos entre patronal y sindicatos; y el vertical (sur de Europa), que impone por ley. Los unos tienen trabajos dignos; los otros, leyes de dignidad en el trabajo. Queremos morir en paz, pero antes trabajar en paz. @VictorLapuente