Malditas guerras de 2020
No es el alto el fuego, sino la paz ¡ªlos pactos, la reconciliaci¨®n y la recuperaci¨®n de la convivencia¡ª la ¨²nica que deja un legado de paz. Ojal¨¢ sea lo que nos traiga 2021
Ni un a?o sin guerra. No iba a ser una excepci¨®n 2020. Por desgracia, tampoco lo ser¨¢ 2021. Seguir¨¢n las guerras en curso, interminables algunas, como la de Afganist¨¢n, que ahora cumple 20 a?os, o la de Siria, que cumple 10. Y se a?adir¨¢n otras, como son las dos que han enfrentado este a?o a Armenia con Azerbaiy¨¢n y al Gobierno federal de Etiop¨ªa con la guerrilla local del Frente de Liberaci¨®n del Pueblo de Tigray.
Pasan los a?os, pero no pasan las guerras. Si acaso cambia la naturaleza de los conflictos. La ¨²ltima conocida solo ha sido declarada como tal en su discutible denominaci¨®n, una ciberguerra, que ha servido para calificar el ataque masivo de piratas inform¨¢ticos rusos a varios departamentos del Gobierno de Estados Unidos.
De momento es una descomunal operaci¨®n de espionaje. Espiar es esperar, seg¨²n escribi¨® John Le Carr¨¦ en La Casa Rusia. Habr¨¢ que esperar, por tanto, para saber si es una incipiente operaci¨®n b¨¦lica o solo parte de la revancha por la derrota de la Guerra Fr¨ªa, que Putin consider¨® la mayor cat¨¢strofe geopol¨ªtica del siglo XX. Cuatro a?os habr¨¢ durado la ofensiva rusa desde la victoria de Trump, que fue victoria de Putin, hasta la ciberbatalla con la que ha culminado su ca¨®tica presidencia.
Si es guerra y no met¨¢fora, solo est¨¢ en sus primeros compases, y puede durar tantos a?os como la Guerra Fr¨ªa. Enteramente metaf¨®rica, y excesiva, es la guerra declarada contra la pandemia. Si el combate hubiera llegado a exigir la militarizaci¨®n de la medicina y de la econom¨ªa y las restricciones de las libertades p¨²blicas, la met¨¢fora recuperar¨ªa un lugar siniestro entre las guerras de 2020. El peor efecto militar de la pandemia es que no haya servido para un alto el fuego universal en todas las otras guerras, tal como pidi¨® el secretario general de Naciones Unidas, Ant¨®nio Guterres.
Hay guerras, en cambio, que se acercan a la literalidad. Son las que mantiene el crimen organizado en Am¨¦rica Latina, el continente que concentra la mayor violencia del mundo sin necesidad de que nadie declare guerra alguna. Un 8% de la poblaci¨®n mundial concentra el 37% de las muertes violentas. Este 2020, M¨¦xico contar¨¢ hasta 20.000 v¨ªctimas mortales, resultado de atentados personales, matanzas masivas, enfrentamientos entre bandas o combates abiertos con la polic¨ªa o el ej¨¦rcito.
Las dos nuevas guerras de este a?o, en el C¨¢ucaso y en ?frica oriental, han sido breves, 43 d¨ªas la de Nagorno-Karabaj y 24 la de Tigray, con millares de bajas militares, pero tambi¨¦n civiles y brutales desplazamientos de poblaci¨®n. Hijas del vac¨ªo geopol¨ªtico, el inter¨¦s que han suscitado en el mundo ha sido limitado. El legado de una guerra es el regreso a la guerra, tal como ha sucedido en ambos casos. No es el alto el fuego, sino la paz ¡ªlos pactos, la reconciliaci¨®n y la recuperaci¨®n de la convivencia¡ª la ¨²nica que deja un legado de paz. Ojal¨¢ sea lo que nos traiga 2021.
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