No hubo m¨¢s remedio
Un a?o despu¨¦s de la investidura de S¨¢nchez, tenemos a Podemos como oposici¨®n de fachada, dada la inanidad del PP, en todo lo que catapulte su protagonismo. Dos Gobiernos en uno
Fueron las palabras pronunciadas por una amiga socialista cuando Pedro S¨¢nchez se convirti¨® hace un a?o en presidente, gracias al abrazo con Podemos. Estaba claro que al l¨ªder del PSOE le disgustaba Pablo Iglesias como compa?ero, y no solamente por su radicalismo, sino porque era consciente de que en el Gobierno jugar¨ªa ante todo sus propias bazas, sin importarle practicar una reiterada deslealtad. As¨ª hemos llegado hasta hoy, con Podemos como oposici¨®n de fachada, dada la inan...
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Fueron las palabras pronunciadas por una amiga socialista cuando Pedro S¨¢nchez se convirti¨® hace un a?o en presidente, gracias al abrazo con Podemos. Estaba claro que al l¨ªder del PSOE le disgustaba Pablo Iglesias como compa?ero, y no solamente por su radicalismo, sino porque era consciente de que en el Gobierno jugar¨ªa ante todo sus propias bazas, sin importarle practicar una reiterada deslealtad. As¨ª hemos llegado hasta hoy, con Podemos como oposici¨®n de fachada, dada la inanidad del PP, en todo lo que catapulte su protagonismo. Excepci¨®n por su eficacia: Yolanda D¨ªaz. Dos Gobiernos en uno.
?C¨®mo resta?ar esa fractura? El marketing dise?ado por Iv¨¢n Redondo proporciona la respuesta, muy acorde con la aspiraci¨®n constante de S¨¢nchez de presentarse como ¡°soc el millor¡±. En la marginaci¨®n del parlamentarismo por el folleto propagand¨ªstico ¡°Cumpliendo¡±, los contenidos se difuminan, igual que las discrepancias internas. Gracias al ¡°Gobierno progresista¡±, vamos hacia lo mejor en el peor de los mundos.
Al mismo tiempo, esa presi¨®n empuja al PSOE hacia la radicalizaci¨®n, obligado a pujar por la etiqueta de izquierdas. El PP colabora, convirti¨¦ndose en la coartada del manique¨ªsmo de Podemos, secundado por S¨¢nchez. Pero el ejemplo colaboracionista de Arrimadas prueba que tampoco sirve optar por la gobernabilidad, salvo para que Rufi¨¢n la sustituya y elimine en los Presupuestos. No espere Ciudadanos que S¨¢nchez les consulte sobre la maniobra de Ximo Puig con ERC hacia una confederaci¨®n como ordenamiento territorial tras el 14-F. Lo que resulte, misterio para S¨¢nchez.
Con el control de la imagen le basta. Poco importan el fiasco inicial ante la pandemia, el resbal¨®n de la ¡°nueva normalidad¡± y el puzzle de la gesti¨®n descoordinada por las autonom¨ªas. I?igo Urkullu o Ximo Puig eligieron el rigor, Ayuso el suicidio de que la vida siga igual. Para S¨¢nchez, perfecto. Potencia su doble imagen de esperanza, centrada ahora en las vacunas, y de tutela suave. Funciona: ah¨ª est¨¢ la popularidad de Illa.
La propaganda alcanza a nublar las realizaciones gubernamentales (eutanasia, salario vital m¨ªnimo, ERTE). Y deja crecer problemas como el de la monarqu¨ªa: medio Gobierno atac¨¢ndola y S¨¢nchez protector con reservas. Sin olvidar la irresponsabilidad institucional del rey honor¨ªfico ¡ª?desde cu¨¢ndo em¨¦rito?¡ª y la pasividad de Felipe VI; observable en su discurso, donde olvid¨® mencionar la necesidad de que sin excepci¨®n alguna todo el ej¨¦rcito asuma una mentalidad democr¨¢tica, cuando afloran viejas querencias.
En el pasado inmediato, un rey espa?ol no cur¨® escr¨®fulas como Carlos X de Francia, pero pudo protagonizar la corrupci¨®n econ¨®mica, amparar promociones, si me apuran rejuvenecimientos. Antes que una ley de la Corona, urge cubrir el hueco dejado por el art¨ªculo 64 entre la inviolabilidad por actos pol¨ªticos debidamente avalados y la plena responsabilidad para otras actuaciones del Monarca.