¡®Sectaro-virus¡¯
Nuestros servicios p¨²blicos est¨¢n corro¨ªdos por el virus de la politizaci¨®n tanto por abajo como por arriba
Si no quieres caldo, toma dos tazas. Nada m¨¢s empezar el a?o de la vacuna, que ven¨ªa a salvarnos de los desastres del anterior, se nos han venido encima nuevas cat¨¢strofes fat¨ªdicas, del autogolpe fallido de Trump (no hay mal que por bien no venga) a la tormenta perfecta Filomena (puntualmente anunciada por la Aemet) y el clamoroso fracaso de nuestras administraciones p¨²blicas para enfrentarse a ella con una m¨ªnima profesionalidad. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando?
Es f¨¢cil echar la culpa a los funcionarios, como el zar anticovid culpa a los ciudadanos de la tercera ola viral por sus excesos navide?os. Pero si los t¨¦cnicos estatales han fallado contra Filomena, igual que lo hacen en las vacunas y contra la covid, no es por mediocridad o incompetencia sino porque est¨¢n bloqueados a causa de otra epidemia que nos afecta a todos, pero que ellos sufren con especial virulencia: una pandemia de sectaria politizaci¨®n que lo contamina todo y que va a m¨¢s porque no tiene cura ni tampoco vacuna. Es el sectaro-virus af¨ªn al coronavirus que se ha hecho end¨¦mico entre nosotros.
En efecto, el fracaso de la gesti¨®n de Filomena se debe al mismo mal que explica el fracaso en la contenci¨®n de la pandemia, pues no s¨®lo el sistema sanitario sino todos los dem¨¢s servicios p¨²blicos est¨¢n afectados por el spoil system que captura y coloniza todos los cargos gestores de las administraciones p¨²blicas. A diferencia del resto de Europa, donde los niveles directivos de los organismos p¨²blicos est¨¢n ocupados por t¨¦cnicos imparciales, aqu¨ª est¨¢n okupados por cargos de confianza sometidos a la disciplina de un partido: es decir, por comisarios pol¨ªticos que no piensan en c¨®mo servir con eficacia al inter¨¦s p¨²blico sino al inter¨¦s sectario de su partido.
En consecuencia, nuestros servicios p¨²blicos est¨¢n corro¨ªdos por el virus de la politizaci¨®n tanto por abajo como por arriba. Por abajo porque los recortes presupuestarios y las privatizaciones los han diezmado y externalizado, y ya no quedan barrenderos, basureros y jardineros como tampoco quedan celadores, enfermeros ni m¨¦dicas de familia. Y por arriba porque los responsables de gestionarlos y liderarlos los utilizan no para los fines que les son propios, que es resolver problemas sociales, sino con un triple objetivo partidista: constituir una reserva de cargos a distribuir como recompensa entre sus redes clientelares, usarlos de escaparte propagand¨ªstico en el marketing electoral (del efecto Guggenheim al efecto Hospital Zendal) y esgrimirlos como armas y escudos en la lucha pol¨ªtica por el poder.
A todo esto, el contagio del end¨¦mico sectaro-virus se multiplica en lugar de reducirse, al pasar del anterior bipartidismo al emergente multipartidismo, y del antiguo gobierno monocolor al nuevo gobierno de coalici¨®n bipartito. Y como no existe ninguna vacuna contra el sectarismo, habr¨¢ que esperar a que emerja espont¨¢neamente la inmunidad de reba?o cuando todos estemos ya infectados.
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